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Los Jonas viven dentro de ti.

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jueves, 20 de diciembre de 2012

Love You Out Loud (Cap 37) 2° Parte

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Si una pareja pasó por todas aquellas etapas complicadas y las superaron, están destinados a un futuro incierto, pero eso si, tomados de la mano.

Dream come true

(JOE)

Estaba en un apuro. No sabia que demonios hacer. Estaba muy ansioso por pedirle matrimonio a Alice, ser felices en nuestra casa, unas cuantas peleas, trabajo en equipo aderezado con hacerle el amor y claro, un montón de hijos.

Pero tenía miedo a decírselo. Jamás hemos hablado de hacer una vida juntos, ni siquiera en nuestras tiernas sesiones de pasión y amor conjunta. Ella no era de casarse joven, bueno, esa era mi impresión. Sabia que le gustaban mucho los niños, tanto como a mi, pero ¿Y si me equivoco?
Tumblr_mf20tc8eym1r4ysvdo1_500_largeEra la primera vez que sentía envidia por Kevin, porque Diana estaba convencida de lo que quería. Ambos se casarían y tendrían lo que todas las parejas anhelan.

            -Deberías preguntarle a Diana. Ella conoce más que a nadie a Alice – dijo mi hermano mayor en forma de consejo.
            -Es que no sé si ella ser burle de mi. Ya sabes de lo que pensaba del matrimonio hasta hace tiempo.
            -Lo sé viejo. Pero Di es tu mejor amiga y la mejor amiga de tu novia. Tal vez ella pueda darte la respuesta que tanto buscas.
Era cierto, y odiaba que Kev tuviera razón. Esto tendría que consultarlo con ella, que es la más apta para decirme lo que quiero o no quiero oír. Y solo de mi chica favorita podría tolerarlo.

---

(NARRADOR)

Al día siguiente.

Tumblr_merwrp0sxo1qmr2l1o1_500_largeEra casi medio día y el departamento de los Jonas estaba en silencio. Todos seguían dormidos después de la velada.
La puerta de una de las habitaciones se abre, es Joe que ya se había duchado. Fue a abrir la habitación continua  donde Alice, Jazmin y la tía Emi estaban en cama, excepto Diana.
La puerta del baño se abrió. Era ella ya duchada y con ropa casual.
            -¡Di! – susurró llamándola.
            -Joe ¿Qué pasa? ¿Estás bien? – imitó. Joe le pidió que se acercara para evitar despertar a las demás.
            -¿Quieres ir a desayunar? ¿Starbucks?
            -¡Claro! Pero ¿Y los demás?
            -No pequeña. Solamente tú y yo. Necesito que hablemos de forma seria.

(DIANA)

Cuando Joe me decía que teníamos que hablar de forma seria, era por que era cosa seria. Así que sin pensarlo más, fui a tomar mi chaqueta para salir e ir a desayunar solos. Tomó su camioneta y nos perdimos en “The Big Apple”.

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Restaurant

¡Hablo en serio! Estoy a punto de gritar, y no. ¡No estoy jugando!

            -Ni se te ocurra hacerlo – leyó mi mente mi mejor amigo.
            -¿Hablas en serio? – pregunté algo anonada por lo que me contaba. Efectivamente, me mostró aquel lindo anillo de compromiso que había comprado de L.A. antes de que llegáramos de la gira.
            -¿Por qué nadie me cree que quiero casarme?
            -Es que bueno… tú sabes que tú eres tú. El chico de las bromas y el que no se toma nada en serio. Y menos algo como esto, que son… palabras mayores.
Tumblr_mf36rew1t71qanljlo1_500_large            -¡Sé que puedo darle a Alice lo que ella quiere! Pero no estoy seguro de que ella quiera casarse conmigo.
Mi mejor amigo estaba en aprietos, pero lo que no sabia era de que no tenia por que estarlo.

Le tomé a mano.
            -¿No crees que estas precipitando al pensar todo esto? digo, no al pensar en casarse. Más bien en pensar que ella no aceptaría.
            -Di, sé que el casarse no es una prioridad para Alice, y tampoco lo era para mí. Pero ¿Por qué pierdo el tiempo dándole vueltas a lo que he pensado durante la gira?
>>Te lo juro que lo que más quiero es hacer una vida junto a ella, abrazarla mientras duermo y sentir su calor transmitiendo al mio, desayunar todos los días frente a ella, discutir acerca del tapiz que rodeará la sala de estar, celebrar la navidad a su lado y rodeado de nuestros hijos y que ella descubra la primera cana en mi cabello cuando lo acaricie.

Me dejó perpleja con aquel válido y sublime argumento, haciendo que me quedara con los ojos abiertos como platos.
            -¿Por qué te me quedas viendo de esa forma?- exigió una explicación. - ¿Qué acaso no me crees?
            -¡No es eso cariño! Es que jamás creí que escucharía esa clase de palabras de tu parte esa clase de palabras y pensamientos. Honestamente creí que todo esto era a base de sexo.
            -Debo admitirlo que hay una parte en eso, pero un matrimonio de eso, seria demasiado corto. Tiene que haber más que eso para que los dos se complementen.
            -¡Wow! No cabe duda que has cambiado – alcé el vaso con café – y jamás creí que diría esto, pero estoy feliz por que lo hayas hecho.
            -¿De verdad pequeña?
            -¡Claro que si! He da alivio pensar de que mi mejor amiga se casará con alguien que ve un gran futuro a su lado.
            -¡Ni sabemos si aceptará casarse conmigo! – su mirada se tornó triste.
            -Yo digo que deberías arriesgarte. Tú mismo lo dijiste alguna vez, “El que no arriesga, no gana”.
Mi mejor amigo sonrió al escuchar que su consejo había salido a flote.
            -¡Vamos Joseph! Siempre has sido el más valiente de los dos, así que hazme un favor. Deja tu estúpido miedo por un lado y piensa como le pedirás matrimonio a la mujer que amas.
            -Tendrás que ayudarme en esto. ¡No creo poder hacerlo solo!
            -¿Quién te dijo que te dejaría solo idiota? – sonrió aun más, tomando mi mano en señal de gratitud.

(NARRADOR)

Dos semanas después.
30 de septiembre

CAMERON, TEXAS.

Los campos estaban en diferentes tonalidades de verde, haciendo que hubiera un contraste excepcional, asimilado a un cuadro de Monet.
La pintura nueva ya estaba seca vistiendo las paredes de la granja más poderosa del condado, combinando con las flores realzaban aquella postal de antología.

El día llegó. La fecha que todo el mundo esperaba con ansias. Un acontecimiento que uniría de forma más directa a dos familias que siempre han estado juntas.
Montgomery Farm parecía otra. Ya pronto llegaría el otoño, pero aun quedaba la pizca de verano. Las lluvias habían perdonado el día para que la boda fuera perfecta, pero aun así, el perfeccionista del asesor de bodas pidió un toldo gigantesco y evitar contingencias.
Fuera de la casa, en el amplio jardín, ya estaban todos los invitados, que en su mayoría eran los trabajadores del rancho. Que decidieron cambiar los sombreros, los pantalones de mezclilla tierra en el rostro, por sus atuendos de gala.
Las sillas estaban acomodadas para que la ceremonia se celebrara al aire libre, excepto la fiesta que seria debajo de una carpa blanca. Las rosas blancas y rojas adornaban en exquisitos arreglos que armonizaban aquella imagen

En Casa Grande, las personas, los protagonistas estaban poniéndose acorde a la ocasión con cierto nerviosismo que era muy normal si vemos a que “altura de partido” estamos.

(JOE)

Todo listo para la boda de mi chica favorita y mi hermano mayor.
Estoy mirando por la ventana, tratando de acomodarme el puño de la camisa.
Mi cabello había quedado bien, así que ya estaba listo para la acción.
            -¿Qué tal me veo? - entró mi mamá con un espectacular vestido.
            -¡Hermosísima mamá! ¡Tan guapo como tu hijo consentido que soy!
            -¡Claro que no! - salió Nick del baño. - Yo soy el predilecto.
            -¡Eres un idiota! Yo soy su hijo más genial.
            -¿Quieres que lo resolvamos a almohadazos?
            -Ni se te ocurra.
            -No tengo nada que perder. Los rizos ya me los quité.
            -Si le pasa algo a mi cabello, eres hombre muerto. – decidí poner final a aquella discusión infantil – ¡Y aun sigo siendo el favorito!
            -Amo a mis hijos por igual, así que no empiecen a pelear.

En ese momento, Mark, Isaac y Andrew entraron a la habitación (era obvio que estarían en la boda de su mejor amiga).
            -La única forma de que pudiste arreglarte el cabello, fue cortando tu abundante melena – le dijo Andrew burlándose de Isaac, que ahora tenia el cabello corto.
            -¡Cierra la boca!
            -¡Velo por el lado positivo! – Intervino Mark – ahora te ves como persona decente.
Las risas sonaron por la habitación, haciendo que el chico afroamericano, agarrara a Mark y le raspara la cabeza con el puño.
            -¿Podrían comportarse? – dijo Dina, prácticamente agarrándolos por las orejas – parece que hay puros niños chiquitos en vez de veterinarios serios.


Después de que casi soy agredido con una almohada y del ataque de risa por ver a ese trio pelear, salí de la habitación en búsqueda de mi novia y de mi mejor amiga.
            -¿Se puede? - toqué la puerta.
            -¡No! ¡Nadie puede ver a la novia! - dijo Alice riéndose.
            -¡Tumbaré la puerta y bien sabes que soy capaz! - amenacé.
            -¡Vamos Alice! Él si puede verme. – alzó la voz mi mejor amiga.
La puerta se abrió, y lo primero que vi, fue a mi amada chica con un vestido en morado muy entallado.
            -¡Buenas tardes Miss Dawson! ¡Que hermosa se ve!
            -Y usted muy guapo Mrs. Jonas - sonrió ruborizada
            -No se besen - se escuchó la voz de mi mejor amiga- O le arruinarás el lipstick.
Volteé a verla y casi me voy de espaldas.
Estaba ahí, frente a varios espejos que mostraba por todos los ángulos su vestido de novia
Se veía tan diferente a como la he conocido. Parecía un verdadero ángel caído del cielo, pero era evidente que hoy no seria la excepción para molestarla.
            -¿Qué tanto me miras?
            -Que no te ves tan repugnante como creía.
            -¡Y tu pareces un pingüino decente!
            -Hey ¡Aquí yo soy el sexy! - respingué, haciendo que se riera.
            -Oh vamos. Soy tu mejor amiga y casi tu cuñada. ¿No me merezco aunque sea un halago?

(DIANA)

Ahí estaba mis dos mejores amigos en el mundo, mirándose como idiotas. Me daba tanto gusto saber que estaban muy enamorados. Pero esas "bellas" palabras por parte de Joe hacia mi persona ataviada de blanco no habían sido nada de mi agrado.
            -Te ves preciosísima pequeña. - dijo tomándome de la mano - No creí que vería así alguna vez. ¡Eres la novia mas bonita del planeta.
Bueno, esas si eran lindas palabras de su parte.
            -¿Quién lo diría? - la voz de Jazmín se escuchó por la habitación. Iba saliendo del baño con el mismo color de vestido que Alice- ¡Te veo decente en vivo y a todo color Joseph! Siempre te veía de traje en las alfombras rojas de los Grammy.
            -¡Wow! ¿Dónde quedó la “Cowgirl Barbie” que va a lado de su Ken rizado?
            -Te recuerdo que ya no tiene rizos el muy infeliz. – con rostro de molestia.
            -No deberías decirle nada. Sabes por que lo hizo.
            -Lo sé, y por eso lo amo más y más. – Nick lo hiso por causas benéficas, así que Jaz ahora estaba muy embobada con su hombre “sin cabello” ya que decía que se veía mas maduro.
            -¡Pues si no tienes sexo con ese hombre pronto, otra te lo va a ganar! – le dijo Alice por lo bajo.
            -No creo que aguantemos mucho mientras los dos estamos en New York – se sonrojó un poco de tan solo pensar en ello, pero era la verdad. Yo en lo personal le pedí que se cuidara para ella fuera la primera en dar un nieto a la familia Jonas y se me adelantara.

Tocaron la puerta. Mi madre entró a la habitación lista con su vestido de gala y peinado sofisticado. Pero al parecer, quería arruinar su maquillaje, pues al verme, algunas lágrimas se le escaparon.

            -¡Por favor mamá! ¡No ahora! – le dije.
            -¿Cómo no quieres que me ponga así? Si mi niña se ve preciosísima.
Mis hermanos entraron conjunto a ella. Se veían realmente apuestos.
            -¡Definitivamente eres la novia más bonita que he visto en toda mi corta vida! – me dijo Sam acercándose dándome un beso en la mejilla.
            -Pues yo diría que ya fuéramos saliendo de aquí, por que ha llegado la hora del show. – dijo Billy. Todos salimos de la habitación procurando cuidar que el vestido se viera perfecto para la hora de la ceremonia.
Los últimos en quedarnos antes de salir, éramos mi hermano mayor y yo.
            -¿Estas lista? – preguntó.
            -Más que lista. Estoy dispuesta a no caerme en el pasillo. – sonreí.
Lanzó un suspiro bastante profundo.
            -¿Qué pasa? – pregunté, haciendo que me mirara con ojos melancólicos.
            -Pensaba en lo nervioso que estaría mí nuestro padre si te pudiera entregar en el altar.
Por primera vez desde aquel sueño, sentí esa necesidad de sentirme en los brazos fuertes de mi padre, que estuviera aquí frente a mí, dándome palabras de aliento y sabias frases que solo él podría decirme. Pero al ver a mi hermano mayor que me miraba con aquellos ojos en color azul intenso, pude ver que a través de ellos, papá me miraba orgulloso al ver su pequeña se casaría con un buen hombre.
            -¡Yo sé que esta aquí con nosotros! – Respondí tomando su mejilla - ¡Esta orgulloso de los tres! De eso estoy segura.
Estreché su brazo con fuerza, causando que sonriera con cierta melancolía.

---

(KEVIN)

Había llegado el momento en que todo se definiría. Estoy en el altar donde me acompaña mi padre y estoy ante muchas personas. Pero eso no me ponía nervioso, el hecho de estar al frente, poco me importaba.
-¿Estas listo? - preguntó papá.
-Creo que desde hace mucho - sonreí.
Mamá estaba sentada a lado de Frankie, y de John Stamper que por primera vez en muy tiempo, sonreía de manera autentica. Tal vez no había superado el dolor enorme de haber perdido a su hijo, pero intentaba reponerse al ver que los que éramos como sus hijos, uniríamos nuestras vidas para siempre.

            -Quiero ver a un montón de niños corriendo detrás de mi – fue una de las cosas que me dijo antes de que nos acomodáramos en nuestros lugares antes de la ceremonia. De tan solo pensar en hijos, la sonrisa estúpida venia a mi rostro, haciéndome sentir increíblemente genial. Hijos míos y de Diana, los bebés más bellos del planeta. Y más si eran como su madre.

En ese momento, la laguna mental fue interrumpida y regresé de golpe a la realidad; la música inicial empezó a sonar.
Los invitados ya estaban con la expectativa, así que la mirada que estaba en mí, en automático se fue directamente a la parte de atrás donde comenzaba el pasillo. Los padrinos y madrinas respectivamente (Joe y Alice y, Nick y Jaz) vestidos de gala, anunciando que mi futura esposa venia detrás de ellos.
Sam pasó acompañado de mi tía Emilia que sonreía a más no poder, orgullosos de ser parte fundamental en esto.

En las sillas frente a mi, estaban ya los 3 veterinarios que sonreían esperando el momento cumbre para el enlace. Mark, Isaac y Andrew apoyando a su mejor amiga, olvidando que tenían trabajo en distintas partes de Texas con tal de estar en este día tan especial para su mejor amiga.
En ese momento, un hombre apareció, haciendo que los demás se hicieran a un lado para poderle ceder el lugar. Era Oliver que había llegado de Topeka vestido de gala. Me sonrió aprobando el momento, haciéndome sentir más tranquilidad.
Y atrás de aquellos personajes que no dejaban de ser importantes, la persona que más ansiaba ver en estos momentos cubierta del rostro, venia del brazo de mi mejor amigo y, su hermano mayor y caminaban hacia mí, haciendo que las lágrimas por poco quisieran caer sobre mis mejillas.

(DIANA)

Las miradas de todos los presentes estaban enfocadas en mí, la mujer que estaba ataviada en blanco por completo, que tenia miedo a caminar porque sentía que se caería de forma dramática.
Cuando ellos se sentaron en sus lugares, los niños de varios trabajadores comenzaron a tirar pétalos de flores en la alfombra que adornaba el pasillo.
El pasillo que me pareció largo, ahora estaba de tamaño normal. Podía ver cada rostro, cada sonrisa de cada persona que estaba ahí acompañándonos. Pero el que sobresalía de aquel paisaje lleno de miradas alegres y fijas, era el hombre de ojos verdes y rizos que ahora estaban bien peinados que en otra situación me hubieran causado risa. Pero jamás imaginé que mi futuro novio se viera aun más guapo de lo que me parecía.
La seguridad en mis pasos fue avanzado al momento de que poco a poco íbamos acercándonos hacia el altar, donde tío Paul y Kevin ya me esperaban

(NARRADOR)

La hermosa novia estaba a tres pasos de llegar a su destino acompañada de su hermano mayor, mientras que el orgulloso novio suspiraba aun más enamorado que nunca y seguro de lo que estaba a punto de hacer. Contraer matrimonio ante todo aquel pequeño pero valioso mar de gente que había visto su historia de forma más cercana que nadie.

            -¿No crees que se ve hermosa? – preguntó Joe que estaba a lado de él.
            -Un verdadero ángel caído del cielo. – dijo poco a poco para evitar llorar.
            -¿Quién entrega a esta mujer? – preguntó ceremonioso el pastor que era el mismo Paul Kevin, el patriarca de la familia Jonas.
            -Haciendo la función que debió hacer mi padre, lo hago yo – besó la mano de su hermanita y tomando la mano de Kev.
            -¡Espero que la hagas feliz! – dijo sonriendo.
            -Esa siempre ha sido mi meta – las manos de los novios fueron afectuosamente unidas con Billy que por poco las lagrimas se le escapan.
Kevin de forma delicada, le quita en velo que cubría el rostro de su chica, mostrándole la forma dedicada y sencilla que su novia estaba para aquel momento tan especial.
            -¡Te ves hermosa! – sonriente.
            -¡Y tu te ves guapísimo! – ambos personajes sonrieron, para después hacerle frente al que los uniría ante Dios. Todos los testigos miraban aquel momento tan especial, algo que seria digno de recordad por mucho tiempo.

---

Y después de “Yes, I Do”, la fiesta es inminente. Ahora los que ya por fin se han convertido en marido y mujer están en la mesa principal donde se daban besos tiernos y disfrutaban aquel momento tan especial con todos los invitados en aquella carpa blanca, rodeado de detalles finos, haciendo una atmosfera única.

            -¡Los muchachos están muy felices! - dijo Denise que estaba a lado de su esposo y de Emi que no podía creer que su única hija, ya fuera una mujer casada.
            -Lo sé Den. Nuestros pequeños han cumplido su sueño de estar juntos.
Emilia estaba muy feliz por que su hija que era parte de la familia Jonas de manera oficial, siendo ahora su nombre Diana Montgomery- Jonas, apellido largo.
            -Lo único que falta aquí es William – agregó algo melancólica - ¡Él estaría contento por ver de que las dos familias están más unidas que nunca.
-¿De que habla patrona?–  intervino  John bebiendo su copa de vino tinto - ¡Él esta aquí con nosotros a nuestro lado viendo todo lo que esta pasando!
Y por un segundo, mientras sonreía, de reojo, mirando a su lado derecho, vio que un hombre en una de las esquinas del lugar, se parecía en demasía a su difunto esposo. Esto la hiso parpadear infinidad de veces, pero esto solo causo que esa visión desapareciera. Por un segundo, no creyó en lo que había visto. Pero en ese instante, un cálido y delicioso viento la envolvió, haciendo que la sonrisa apareciera de la nada.
            -¡Ya entendí cariño! – sonrió con más fuerza.

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(KEVIN)

El lugar estaba más hermoso de lo que hubiéramos imaginado. Todos nuestros seres queridos nos acompañaban, haciendo que este momento fuera aun más sublime de lo que pareciera.
Ahora, ya era un hombre casado, responsable de un nuevo núcleo familiar que se formaría por completo al tener a nuestro primero hijo o hija. Pero creo que lo primero, será disfrutar nuestro matrimonio de forma plena, antes de que venga la descendencia.

Mi esposa (¿PUEDEN CREER COMO LE LLAMÉ?) estaba bebiendo agua a lado de Alice y Jaz que estaban radiantes. La sonrisa de Diana era única, y les digo por que era la primera vez que sonreía de esa forma.
            -¡Esta listo lo que pediste! – llegó Nick a lado de Joe, que por fin habían terminado un pequeño encargo para aderezar este momento.
            -Solo es cuestión que tú digas y se lleva a cabo tu gran hazaña hermanito.
            -No saben como se los agradezco. – Joe me pasó el micrófono para que yo hiciera la segunda parte de esto.

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(DIANA)

Mi esposo conversaba con sus hermanos, mientras yo platicaba con mis damas de honor. Era algo extraño ahora tener el apellido Jonas. Tal vez de tanto que lo había soñado, me parecía algo tan irreal.
            -¡La primera en llevar el apellido! – dijo Alice muy feliz por mi.
            -¡Quien sabe mujer! A lo mejor, tú eres la próxima.
Soltó una risa algo nerviosa
            -Pues tu mejor amigo se esta tardando. – bromeó disfrazando la realidad.
            -¡Pues a mi me falta todavía mi carrera que completar! – Agregó la más pequeña de las tres – pero tengo todas las intenciones de ser Jazmin Jonas.
            -¡Hasta queda con tu nombre!
Las tres reímos, pero el sonido de que golpeaban un micrófono, nos hiso guardar silencio.
            -¡Buenas tardes mis amigos! – eso fue lo consecutivo, y era a voz de Kevin, haciendo que todo el mundo dejara lo que estaba haciendo para ponerle atención.
            >>-No saben lo feliz que me hacen al compartir este momento – se acercó a mi, haciendo que el reflector nos iluminara a ambos – con nosotros que ahora estamos casados. – (Aplausos) – pero antes que nada, quisiera hacer algo que sé que es importante para alguien que desgraciadamente ya no está con nosotros, pero que sé de muy buena fuente, que era lo que más quería.

Sus palabras me confundieron un poco. Así que dejando el micrófono en manos de Joe (que apareció de la nada), me tomó de la mano y me llevó hacia el centro de la pista.
            -¿Qué haces? – pregunté cuando quedamos en medio de todos nuestros invitados.
            -¡Solo cumplo las palabras de un sabio! – sonrió.

A REPRODUCIRLA CHICAS MIENTRAS LEEN LO QUE PASA.

MAKING MEMORIES – KEITH URBAN.

¡POR DIOS! Es… es… es la canción favorita de papá. De aquel regalo de cumpleaños que me dio antes de morir.
            -¿Esto era lo que tu padre quería, verdad?
Ahora me vino todo a la memoria. Aquel recuerdo de cuando estuve en coma, cuando mi papá mencionó acerca de la promesa de Kev hacia un vals. ¡Ahora encajaba todo! Mi papá sabía que esto pasaría. Sabía que seria Mrs. Jonas algún día y ahora bailaba su canción favorita.

            -¿Pero cómo? – le pregunté mientras bailábamos.
            -¡Aquella noche en el tejado! Me dijiste que esa era la canción que tanto quería tu padre que bailaras el día de tu boda que porque representaba la historia entre tus él y tu madre. Y que le gustaría que tú mejoraras la versión en tu vida.
Me volví para verlo a los ojos, estaba realmente sorprendida por aquella declaración.
            -¿Cómo es posible que recuerdes eso? Si eso pasó hace ya un tiempo.
Sonrió y tomó mi mano para postrar sus labios en los nudillos.
            -Hay detalles que jamás podría olvidar, ni aunque quisiera obligarme. Te amo demasiado para olvidar lo que para ti es importante.

Las lágrimas corrían por mis mejillas. Me sentía como en una nube, donde solo estábamos él y yo bailando al compás de la guitarra acústica de Keith Urban.

(NARRADOR)

Era un momento tan especial que jamás los novios podrían borrarlo de su mente.
Se olvidaban por completo de que estaban rodeados de aquellos invitados que los miraban con ternura por el momento tal especial que estaban pasando los protagonistas.
Pero lo que nadie podría ver, era que el rostro de alguien entre ellos que también miraba la enternecedora escena, a aquel hombre alto vestido en traje blanco que tenia una copa de whisky la mano. Alguien que a pesar de estar entre un mar de gente, tenia una espectacular vista, haciendo que tuviera la sonrisa más llena de satisfacción de todo el mundo.

---

Era la hora de que los novios salieran al aeropuerto directo a su luna de miel. Ambos estaban en sus respectivas habitaciones donde se cambiarían de ropa para salir corriendo por las escaleras, al auto que los esperaba en la entrada de “Casa grande”.
Diana ya se arreglaba los pantalones de mezclilla y su camisa a cuadros cuando Emilia ya había tendido el vestido de novia en la cama.
            -¿Qué tal me veo? – preguntó Di arreglándose el cabello ya suelto y peinado de forma ondulada.
            -¡Lista y perfecta para tomar un vuelo nocturno! – sonrió su madre quitándole el ultimo rastro de labial descuidado de los labios con los dedos.
            -¡Bueno Mrs. Jonas – Montgomery! Ha llegado el momento en que te vayas con tu esposo. – dijo ella tratando de esconder su pesar.
            -Lo sé mami. Hoy comienza una nueva aventura para mí. Pero antes de irme…
Di caminó hasta su bolso del cual sacó un sobre en color amarillo, que a continuación, se lo dio a su madre.
            -¿Qué es esto? – preguntó al verlo sellado.
            - Es mi regalo para ti, y necesito que me prometas que lo verás ya cuando yo me haya ido.
            -¿De que hablas?
            -¡Hablo muy en serio! Lo verás cuando me allá ido y a solas. No quiero pasar una vergüenza con mis hermanos.

(EMILIA)

No entendía porque su empeño de que abriera el sobre hasta que ella se fuera. No sabia por que razón me decía esto, pero no tuve opción.
Había llegado la hora. Los novios partirían hacia el aeropuerto en camino a su luna de miel donde estarían casi un mes lejos de casa. Según eso, se irían a las playas de México y tal vez a Europa. No teníamos ciencia cierta donde lo pasarían, pero estaba segura de que luego Di nos diría.

Bajé por la escalera de servicio para poder quedar al final de la escalera a lado de mis otros dos hijos y así despedir a Di antes de irse.
Finalmente, los dos novios aparecieron, bajando rápidamente por ellas para después encontrarse con nosotros y despedirse.
            -¡Te llamo cuando llegue mami! – y en ese instante, vi a mi pequeñita, a mi nena de cabello quebradizo, extremadamente traviesa que me abrazaba las piernas cuando tenía miedo… Ella estaba frente a mis ojos.
            -¡Esta bien corazón! – la voz se me quebró.
Me dio un fuerte abrazo, y me dijo al oído con una inquebrantable seguridad.
            -¡No te preocupes por mi!

Una tranquilidad inexplicable llenó mi cuerpo; y díganme loca o como quieran, pero cuando vi a Kev que tomaba la mano de mi hija para salir corriendo hacia el coche, me sentí tan serena.

            -¡Cuida de ella! – le dijo Oliver a Kev que lo abrazaba de forma afectuosa, olvidando aquel pasado en el que competían por la misma chica.
            -¡Sabes que lo haré con todo el gusto del mundo!
Los otros chicos abrazaban a mi niña, dándole los mejores deseos,  haciendo a entender que su lazo de amistad era aun más fuerte de lo imaginado.

El auto arranco, llevándose a mi única y pequeña hija, pero sabia que ella estaría bien. Pero aun así, tenia la curiosidad de saber que había en el sobre.
Así que después de deslindarme un poco de los invitados, subí a la habitación para saber que demonios era aquello que Diana me había entregado.
Era un álbum de fotos y un disco.
Sacó una nota que venia: Mami
Por el hecho de que sea una mujer casada, no significa que me perderás. No te preocupes por mí. Siempre estaré cuando me necesites.
Tu mija
Diana

REPRODUZCANLO CHICAS, LES VA A ENCANTAR ESTE VIDEO, VEANLO TODO.


(NARRADOR)

AIRPARK
Diana bajaba del auto con una gran sonrisa, sabiendo que su madre estaría tranquila con aquel “pequeño detalle”.

            -¡Eres una genio! – Le decía mientras le ayudaba a bajar del auto – te apuesto que adorará el enorme regalo que le hiciste.
            -Solo es una pequeña parte de lo que ella me ha dado. Ella debe de saber que jamás la dejaría.
            -¡Eso nunca! – le besó la frente.
En ese momento.
            -¿Ya viste? – dijo Kevin maravillado mirando hacia e cielo de la madrugada.
Ella alzó la mirada y vio aquel paisaje estrellado, pero entre aquellas pequeñas y tenues luces, una de ellas en el cielo sobresalía. Una estrella que brillaba con intensidad extraordinaria.
Diana en ese momento sonrió, por que recordó aquellas palabras de su padre
“No importa donde esté yo. Recuerda que cada vez que mires al cielo nocturno y veas la estrella más brillante…. ¡Seré yo sonriendo saludándote!
            -Hola papi – susurró, lo suficiente bajo para que Kevin no escuchara.
            -¡Es hora de irnos! – subían las escalinatas del jet, pero antes de entrar, ella volvió a ver hacia el cielo donde estaba aquella estrella, para después mirar hacia la pista, al lado del auto, donde vio a un hombre en sombrero que los miraba con una sonrisa. Y cuando parpadeo, ya no vio nada.
            -¡Creo que papá esta aquí! – le comenté a Kev esperando que no me juzgara de loca.
            -¡Eso también lo creo! Tú padre jamás te dejaría en un día tan especial – sonrió.

En cuestión de minutos, el jet comenzó a moverse, dándonos a conocer que en cuestión de unas cuantas horas estaríamos en nuestro destino. No sabía donde demonios me llevaría, pero ya de la mano de mi esposo, poco me importaba el destino. Lo único que me importaba era que iba a su lado.

(NARRADOR)

            -¡Puedo estar tranquilo! – dijo aquel hombre en la pista viendo como el avión poco a poco despegaba. Su sonrisa era evidente acompañada de suspiros de satisfacción y melancolía a la vez.
Los ojos azules no podrían marcar lágrimas, pero era evidente que aquel momento le causaba tantas ganas de llorar. William Montgomery estaba presente; tal vez no en cuerpo, pero como lo había dicho John Stamper:
“¡Él esta aquí con nosotros a nuestro lado viendo todo lo que esta pasando!” y era más que cierto. Pues su blanca sonrisa, reflejaba toda aquella satisfacción que podría sentir. Ver a su única y pequeña hija, en brazos de un buen hombre que estaría con ella, hasta el final de su existencia.

Ahora el hombre camina en aquella pista medio iluminada con las manos dentro de los bolsillos de la chaqueta, pero cuando se mete entre los jets que se encuentran ahí en el otro extremo, su figura ya no aparece. Al parecer se ha ido, pero tiene seguro que volverá.

---

Pasaron unas cuantas horas para que la sorpresa de Kevin fuera dada a conocer a su esposa, pero en definitiva ella estaría satisfecha y feliz por el lugar tan bello al que habían llegado.

(KEVIN)

Nuestro destino, todo el tiempo fue sorpresa. Según eso iríamos a alguna playa, pero ella no tenia idea a donde la llevaría.
Cuando me di cuenta, estábamos en Maui, Hawai. Todo el tiempo creyó que iríamos a México, pero no fue así.
            -¡Esto es increíble! – dijo con una sonrisa resplandeciente en su rostro.
-Siempre quise traerte a este lugar - dije sonriente.
Las maletas ya las había llevado un botones, así que caminaban por el pequeño sendero de piedras que estaba frente a ellos.

(NARRADOR)

            -¿Qué planeas Jonas? – preguntaba Di ansiosa por que veía a su esposo algo emocionado.
            -Te encantará. De esto estoy 100% seguro.
No tuvo que esperar mucho tiempo, por que en menos de 10 segundos, llegamos a una pequeña cabaña que estaba no muy lejos del hotel en si. Era un lugar muy exclusivo donde ningún paparazzi se acercaría.
Trató de contener la sorpresa al ver el lugar, pero era imposible que lo hiciera, porque hasta yo que había planeado todo, estaba muy sorprendido y complacido. Simplemente sonrió y estrechó mi mano con más fuerza, haciendo que camináramos más a prisa.
Y cuanto llegamos casi al porche de la cabaña, me tomó en sus brazos, cargándome como una típica parea de recién casados.
-¿Qué pretendes? - pregunté entre risas.
-¡Que Mrs. Jonas entre a su espacio como merece! – debo admitir que eso se oía genial.
Al cruzar la puerta, me encontré con una atmosfera romántica y llena de vida. Las luces cálidas y los aromas exóticos eran los protagonistas.
Sala – comedor en colores cálidos, cocina moderna y todas las comodidades de una casa en forma. Finalmente mis pies estuvieron en el suelo.

Me quedé maravillada, un lugar sacado de un sueño que jamás tuve. Era demasiado hermoso para creerlo. Velas olor a coco eran la única luz que había en aquel momento. Ese lugar tenía un calor de hogar en demasía. Como si hubiera llegado a casa.

            -¿Qué opinas? – preguntó Kevin abrazándome por la cintura - ¿Te gusta?
Solo pude asentir con la cabeza.
            -¡Excelente! Pero aun falta más. – tomó mi mano y me llevó al interior de aquella “cabaña” por así decirlo.
Nos encontramos con una puerta frente a nosotros, así que con cierto temblor en sus manos, tomó la perilla y la abrió, mostrándome la recamara principal. Era aun más genial que en mis sueños.

(KEVIN)

Había quedado tal como yo quería. El lugar perfecto para nuestra luna de miel. Pasaríamos unas cuantas semanas aquí, así que quería que todo estuviera perfecto para que mi esposa estuviera cómoda. Además, tenia que ver cierto toque sensual y romántico para nuestra primera noche juntos como marido y mujer.

            -¡Es perfecto! – escupió. No podía articular bien las palabras por la sorpresa que se había llevado desde nuestra llegada a Maui. Se alejó de mi abrazo para poder acercarse a la cama y admirarla. Se sentó en ella para ver que tan cómoda estaba.
            -¡Esta blanca y suave como una nube! – Dio brinquitos - ¡Aquí dormiremos como bebés! – después de eso, se puso de pie y se acercó a mi. (Diana ya no traía sus tacones)
            -¿De verdad te gusta?
            -Mejor te lo explico con acciones. – alzó la ceja, tocando mis brazos con sus dedos.
-¿Cómo que clase de acciones Mrs. Jonas? – pregunté siguiéndole el juego. A continuación pasó sus brazos alrededor de mi cuello, se puso de puntillas y me dio un tierno y sugerente beso que no dude en corresponder, haciendo que me desarmara por completo y comenzara a perder el control. Mis manos acariciaban su cintura con toda la insinuación y ternura del mundo.
            -¡Seré tuya hasta que deje de respirar Jonas! – me dijo entre besos haciendo que mi cordura ser fuera al diablo. La alcé del suelo, haciendo que sus piernas quedaran alrededor de mi cintura mientras la llevaba hasta el acolchado.

(DIANA)

Había demasiada ternura en sus caricias. Aun más de las que hubo en nuestros encuentros prematrimoniales. Era como si me hubiera reservado algo que solo me mostraría en la noche de boda. Sus caricias eran más tiernas y delicadas, haciendo que el desvestirnos fuera un verdadero arte. Besaba mis hombros con sensualidad y paseaba sus dedos por la columna vertebral, haciendo que me estremeciera de manera impresionante.
            -¡Eres tan bella que no puedo creer que al fin eres completamente mía! – me dijo al oído con posesión.
            -No empieces con tus “celitos” – sonreí – Que a pesar de que ya soy tu esposa, no haré lo que todo lo que tú digas.
            -¡Esa es la Diana que amo! La que no se deja manipular por nadie.
            -¿Por qué no te callas y me sigues besando? – le dije con autoridad juguetona.
            -¡Como usted mande! – y atacó mi cuello con sus poderosos y ardientes besos, tirándome por completo al acolchado quedado arriba de mi.

(KEVIN)

Era tan perfecta, tan bella, tan… Mía.
Mis manos delineaban las curvas de su perfecto cuerpo con algunos detalles menores que la hacían perfecta para mí. Amaba que sus manos pasearan por mi cabello y espalda, haciéndome sentir suyo y de nadie más.
Lo único que seria en este momento era hacerla mía, de forma diferente. Que supiera que siempre estaré con ella hasta el final de nuestros días. Que cada beso y caricia son solamente para ella, y que solo amaré a otra chica  más. A la que en un futuro me diga “papá”.

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(NARRADOR)

El atardecer en Maui se hace presente. Son las 4 de la tarde para ser exactos. Los surfistas aprovechan las olas gigantescas para dominarlas que de tal manera se sientan los reyes de mar.
La playa esta concurrida por aquellas chicas guapas en bikini que quieren quitar su piel pálida y pigmentarla de trigueña gracias al sol.
Una cabaña en medio de la zona más exclusiva del hotel más prestigioso de Maui estaba en quietud. Pero esperen, una cortina es corrida, mostrando parte de la habitación principal.

Unos pies descalzos con un francés reciente caminan de un lado a otro con cierto cuidado. Las manos aparecen en la escena, recogiendo una camisa blanca del suelo para después colocarla alrededor de un cuerpo esbelto.; una camisa varonil en curvas femeninas. Ella sale de la habitación, procurando no soltar algún suspiro que despierte al hombre de espalda desnuda que descansa boca – abajo, abrazando la almohada. La chica no lo quiere despertar.
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Unos momentos más tarde, aquel hombre comienza a buscar algo en la cama y no lo encuentra. Sus manos recorren su alrededor y solo encuentra una cama vacía. Los pocos rizos se alzan mostrando al adormilando Kevin Jonas que abre los ojos con sorpresa al verse solo en aquella revuelta cama blanca. Por un momento se asusta al verse como prostituta después del servicio. Estaba a punto de refunfuñar, pero el aroma de café recién hecho y sonidos en la cocina, se guardó los comentarios de reclamo. Fue directamente a su maleta y tomó un pantalón de mezclilla y una camisa de cuello V.
El sol iluminaba aquella cabaña en su totalidad. Los sonidos de cuchillo contra una tabla de madera eran más fuertes cada vez que se acercaba. Lo hiso de forma sigilosa para saber que era lo que pasaba en la cocina.

Un marco de concreto en forma de “desayunador” te tapaba la vista completa, pero creyó soñar al ver a Diana, a su esposa con el cabello peinado en cola de caballo, y ataviada en su camisa de botones en la cocina, haciendo labores de ama de casa. Partía la fruta de forma rápida y sin ningún problema, revisaba que el pan francés no se quemara. La cafetera ya estaba vaciando el café recién hecho, haciendo que el ambiente se tornara a un calor de hogar aun más intenso.
Kevin no hiso ningún sonido, solo se dedicaba a admirar la belleza de su Diana que no se había percatado de que alguien la observaba.
Se acercó poco a poco, hasta que se libró de dicha estructura de la cocina, y se dio cuenta que ella solo llevaba la camisa blanca. No llevaba pantalón, así que llevaba las bronceadas, fuertes y torneadas piernas que la caracterizaban.
Como ya llevaba su celular, buscó en el reproductor de música una canción que quedaba perfecta para ese momento.
(DIANA)

No faltaba mucho para que Kev se levantara, pues el olor de la comida ya se estaba haciendo presente.
Había dormido excelente, mejor que nunca en mi vida. Estar envuelta entre sus brazos y haber tenido la experiencia de ser su mujer pero ahora como legítimamente su esposa, me había hecho sentir la mujer más realizada del planeta.

Me había levantado por que necesitaba comer algo, además, quería sorprender a mi marido. Anteriormente intentó hacerme el desayuno cuando estábamos en Austin, pero creo que ahora es un excelente momento para que yo le correspondiera el detalle.
Como aun no había tomado una ducha como es debido, opté por ponerme la camisa de Kevin que cubría todo mi torso hasta las rodillas, así que estaba muy cómoda en aquella linda cocina hawaiana.

Cuando de repente:
A reproducirla mientras leen.
YOU GOOD LOOK IN MY SHIRT
Keith Urban

Kevin en jeans, camisa blanca y con el celular en la mano, aparece en la cocina bailando como idiota, mientras canta abrazándome.
            -¿Qué pasa contigo? – le dije muriéndome de risa.
            -¡Es que jamás me imaginé semejante sorpresa! ¡Ve nada más! – Me tomó de la mano y me dio una vuelta – ¡Qué hermosa mujer tengo por esposa!
Esas palabras me hacían sonrojar de manera impresionante. Bueno, he de decir que si, lo hice por causar sensación, pero no creí que fuera a tal grado.
Mientras yo intentaba proseguir mi labor, Kevin no dejaba de cantarme al oído y tratar de seducirme, que claro esta no pasaba desapercibidas. Pero era obvio que alguno de los dos tenía que guardar compostura.

(KEVIN)

Era imposible no notar la belleza de Diana. Seria demasiado ciego y un completo idiota que lo dejara así porque sí. Pero cuando creí que podría salirme con la mía, ella simplemente se alejó alzando la ceja.
            -¿Acaso solo quieres estar todo el santo día en la cama sin comer absolutamente nada?
            -¡No me molestaría! – me dijo en tono picaresco. Eso era obvio que hiso sonrojar. Pero por que en realidad a mi tampoco me molestaría estar entre sus brazos en aquella cómoda y extensa cama están enredada en las sabanas mientras hacemos el amor una y otra vez. Pero, hablando en serio, tenía mucha hambre, y era vital recuperar fuerzas.
            -¡Tranquilo vaquero! Tenemos que comer; además, no pretendo estar en la cama todo el día. Maui es un lugar hermoso que me encantaría conocer. – claro, haciendo esto para esconder mis ganas de tirarlo a la cama.

            -¡Esta bien! – Dijo con desgana, después de terminar de poner la mesa – pero exijo que las noches sean exclusivas para mí.
            -¡Que llorón! – dejé su platón de pan francés sobre la mesa, mientras le robaba un rico beso rápido.

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El desayuno – comida fue extrañamente divertida. Ya era un desayuno para dos; no había nadie que nos molestara, solo éramos él y yo en aquella hermosa cabaña en Hawaii. Yo había presumido una vez más de mí desarrollada forma de cocinar, y mi esposo estaba feliz por que el sueño machista se había cumplido. Su mujer en paños menores, había cocinado exclusivamente para él.
Claro que me ayudó a recoger todo después de comer. Lavando los trastes, secándolos y guardándolos. Era todo un espectáculo verlo frente a mi, con aquellos detalles tan sencillos, pero significativos.
Cuando terminaos de hacer las labores, decidimos irnos a la sala por lo menos a mirar unos cuantos minutos la TV.
            -¿Dónde viviremos cuando regresemos? – pregunté.  – por que lo más probable, es que estaremos todo el tiempo viajando por lo de la banda.  Lo más probable es que rentemos una casa de New Jersey ¿No? – suspiré. En ese momento, Kevin se levanta de su asiento y camina hacia la habitación. Se escucha que pelea con el cierre de la maleta mientras y yo no sé que pasa.
De repente, sale de la habitación, escondiendo algo detrás de su espalda.
            -¿Ahora qué Jonas? – dije algo curiosa. Se sienta a lado de mí y me entrega un rollo de papel.
            -No pretendo que mi esposa viva en casas rentadas.
Sin entender, desenrollé el papel, y pude ver un par de planos. Rápidamente quise saber de que se trataba, y cuando vi “Our house – Cameron, Texas” no podía creerlo.
Rápidamente Kevin quitó todas las cosas que había en la mesa de centro y quitándome los planos de las manos, los puso para que lo pudiéramos ver a detalle.
            -Pude encontrar al dueño de las tierras que están detrás de “Montgomery Farm” y después de casi rogarle de rodillas, me vendió 3 hectáreas.  Tal vez sea algo pequeño a comparación al rancho al que estas acostumbrada, pero ahí tendremos una casa hermosa.

(KEVIN)

Claro que Di se había sorprendido por aquella peculiar sorpresa. Era obvio que ya estando casados, no viviríamos con nuestros padres, así que moviendo a todo el estado, conseguí el teléfono del dueño de las tierras que esta detrás del rancho de sus padres, y lo convencí para que me vendiera unos cuantas hectáreas para construir nuestro nuevo hogar.

            -¡No lo puedo creer! – escupió. No dejaba de analizarlo. Había de todo marcado en el plano. Un enorme jardín, cochera amplia, sala, comedor, despacho, una cocina enorme, sala de juegos, cuarto de huéspedes, baño… después miró el de la planta alta donde estaba la recamara principal, varias habitaciones, ático, etc. Pero había uno que se quedó paralizada al verlo.
            -¿Baby’s room? – preguntó mirándome.
            -¿Qué? – Rápidamente respondí - ¿Acaso no formaremos una familia? Y que yo recuerde, quieres una enorme.
Era obvio que ya también eso estaba estipulado. Era necesario que hubiera un cuarto para nuestro primer hijo o hija. Era lo que mas quería a parte de pasar mi vida entera a su lado.
            -¿Un bebé?
            -Es obvio que será después de que hayamos hecho muchas cosas. Es obvio que aun te quiero para mi sola. – le quise dar un beso, pero ella simplemente dirigió la mirada a los planos.
            -¿No te gustó la idea? – duró unos segundos en silencio, para después mirarme.
            -¿Cómo no gustarme algo que queremos tanto? Y tienes razón, disfrútame todo lo que puedas, por que si no, los 4 niños serán mi centro de atención.
Ella alejó los planos y me dio un beso.
            -¡No sabes lo feliz que me has hecho! ¡Tendremos un hogar!
            -Esto y más te mereces mi vida.
Entonces nuestro beso se torno más y más ardiente, que por unos segundos me alejé.
            -¿Qué no querías salir conocer Maui?
            -Te dije que me disfrutaras lo más que pudieras ¿No? – habló seriamente divertida.
Ni loco que iba a negarme. Así que la alfombra seria testigo de un nuevo arranque de locura, así que sin dudarlo la tomé entre mis brazos para besarla y hacerla nuevamente mía.
            -¡Te amo! – le decía entre besos.
            -No creo que me ames más de lo que yo te amo a ti.
            -¡Solo hay una forma de averiguarlo! – dije quitándole mi camisa de botones en un solo movimiento, besando toda su estructura.

Pensar que mi vida seria exclusivamente para ella y nuestros hijos era excitante. Que tal vez no seriamos el matrimonio perfecto, y que tal vez nos pelearíamos mucho… pero el chiste es que estaría con ella. Que las canas que veré de cerca y que no dudará en teñirlas serán las de ella.
Mi musa, mi inspiración; mi razón de vivir y de escribir. La mujer con la que quiero amanecer el resto de mis días y decirle un “te amo” de distintas maneras. ¡Diana Laura Montgomery – Jonas es la mujer de mi vida!

Siempre hemos sido uno; un corazón dividido en dos que late al mismo tiempo.


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(NARRADOR)

Logan Jonas - Montgomery
Varios años después.

AUSTIN, TEXAS.

Hospital.
Las lluvias habían sido intensas, y aquella mañana – tarde  del 26 de octubre había sido realmente gris. Los reporteros ya hacían fuera del hospital esperando a quien había ingresado.
Había movilización en una de las habitaciones donde se encontraba una mujer a punto de dar a luz.
-¿Dónde está Logan? – preguntó la mujer tratando de contener las contracciones sin éxito alguno.
-Se quedó en casa con Dina – le decía su madre tomándola de la mano.
Diana preguntaba por su primogénito de 3 años. Este no era su primer embarazo, pero había sido el más doloroso en cuestión parto.
Entró Billy a la habitación conjunto a Sam que estaba muy nervioso.
-¿Y Kevin? ¿Ya contestó la llamada? – le preguntó a Sam.
-¡No! –respondió algo alterado. – Parece que la recepción esta fallando.
-¡Claro! ¿Pero como se le ocurre irse a Dallas? – molesto Billy.
-¡No empieces a decir tonterías! – reprendió John Stamper que también estaba presente.

Las contracciones se volvieron más intensas, haciendo que el grito fuera realmente fuerte, llamando la atención de la doctora en turno.

-¡Ya tiene 8 cm de dilatación! – Exclamó - ¡Ha llegado la hora de ir a sala de parto!
-¡Pero aún no llega mi esposo! – no pudo terminar la frase cuando otra contracción más dolorosa casi la parte de dolor.
-Lo lamento Diana, pero no podemos esperar. ¡El bebé debe de nacer ahora!  - llamó a todo el equipo para que ayudaran a llevarla.

Pasaron menos de 2 minutos cuando Di estaba salía de la habitación en camilla, mientras Emilia y Billy caminaban para llegar al elevador.
-¡Voy a matarlo! – exclamó por lo bajo.
-¡No matarás al padre de mis hijos!
Y en ese momento, el elevador se abrió y el primero en darse a la vista, era un hombre mojado de pies a cabeza por la lluvia.
-¡KEVIN! – gritó Diana con alivio.
Se sorprendió por verla ante él ya lista para ir a sala de partos. No dudó en ponerse a lado y darle un beso en los labios.
            -¿Dónde estabas? – preguntó Billy suspirando de alivio, pero con molestia.
            -El trafico esta de mierda y tuvimos que llegar corriendo.
Joe, Alice y Nick también venían. Solo que ellos no estaban tan mojados con Kev.
Todos se dirigieron a sala de espera, mientras Diana entraba para dar a luz conjunto a su esposo que llevaba el celular para grabar el momento.

Los doctores la rodeaban para evitar algún problema con el parto.
            -¡Tu puedes mi amor! – decía Kev tratando de tomarle su mano, pero sin dejar de prestar atención al parto de su hijo.
            -Esto es mas doloroso de lo que recuerdo. – y retumbó un desgarrador grito de dolor.
            -¡Esta a punto de nacer! – expresó el médico.
Diana quería que todo esto terminara y poder estrechar a su hijo en sus brazos.  El dolor era muy intenso, pero no estaba dispuesta a renunciar, además, no había opción.
Cuando creyó que ya no podría más, lanzó lo último de sus fuerzas, hasta que finalmente, el llanto del recién llegado al mundo retumbó por las paredes de la sala de partos.

            -¡Mi amor! – no paraba de decir el orgulloso padre al ver que un pequeño bulto rosado era revisado por las enfermeras antes de ponerlo sobre el regazo de su progenitora.
            -¡Es una niña! – se dirigió el doctor satisfecho hacia los padres de la criatura.
            -¡Una nena! – Di soltó las lagrimas de alegría.
            -¡Una hermosa niña sin dudar! – dijo la enfermera que se acercó para entregársela.
Diana y Kevin no podían creerlo. La pequeña seguía llorando, pero comenzó a disminuir cuando sintió el calor maternal.
            -¡Es preciosa! – dijo Di acariciando el cabello mojado de la niña.
            -¿Preciosa? ¡Es perfecta! – se pavoneó Kevin al ver a su princesa aún más de cerca. - ¿Cómo la llamaremos?
            -No lo sé. Tendremos que pensarlo bien.
Pero en ese momento, la niña hiso un movimiento anormal para un niño que recién llega al mundo. Abrió los ojos mucho, y se quedó mirando fijamente a su madre por 3 segundos, los que bastaron para que ella se diera cuenta y mirara que la niña tenia algo que jamás creyó.
            -¡La niña tiene los ojos azules! – dijo.
            -¿De que hablas?
            -La niña tiene ojos azules como los de mí…
Y de repente, recordó en que fecha se encontraban en esos momentos.
            -¡26 de octubre! ¡Hoy es el cumpleaños de papá! – ambos se miraron, para después voltear a ver a la pequeña que bostezaba exigiendo dormir.
Si recordaran alguna vez, William anhelaba que alguna niñita tuviera sus ojos, y bueno, por la genética y por el destino, la recién nacida había heredado los ojos de su abuelo materno, algo que a Diana la volvía loca de felicidad.
            -¡Se llamara Grace! – Sentenció – Como la mamá de mi padre. – Grace Elise.
            -¡No pudiste haberle dado un nombre mejor! – dijo Kevin, abrazando a las mujeres que más amaba.

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2 años después.

Montgomery Farm.

El llanto de un niño suena en aquel lugar que jamás esta quieto.
            -¿Qué pasa? – entró alterada Emilia a la cocina ya que venia de las caballerizas.
            -¡No pasa nada patrona! – Le decía John que venia detrás de ella- ¡Solo que Dorian esta algo inquieto por qué no llega su papá!
            -¿Y Alice aun no regresa? – preguntó cargando al pequeño de cabello castaño y ojos claro que tan solo tenía 1 año.
            -No, porque tuvo que estar en un parto. Una de las vacas ya estaba a punto de estallar hace unas horas. Pero este jovencito despertó – refiriéndose al niñito que estaba muy inquieto – siendo que debería haberse despertado dentro de 1 hora.
            -¡Mami, papi! – no dejaba de decir la niña llorando.
            -¡No llores mi vida! – Le decía dulcemente Emilia – ¡Aquí está tu Grandma Emi! ¡No llores mi amor!
Hacia todo por para que el pequeño dejara de llorar. La única forma de hacerlo, fue que John comenzara a cargarla y hacerla reír. Así poco a poco fue olvidando del porque lloraba.

Una camioneta se estaciona frente al porche Casa Grande. Los primeros en bajar eran 2 niños con uniformes escolares que corrían con tal de ganar a llegar a la puerta.
            -¡MARTIN! ¡NO SEAS TRAMPOSO!
            -¿TRAMPA? ¡TÚ ERES EL LENTO! – expresó el niño de tez morena clara,  rizado de ojos café  corría con ventaja llegaron al porche al mismo tiempo, pero comenzaron a querer jalar la puerta, pero por lo mismo que no se dejaban, era imposible abrirla.
            -¿Podrían llegar con tranquilidad por primera vez a casa? – el hombre que se había bajado de la camioneta detrás de ellos los reprendía.
            -¡Papi, Martin es un tramposo! ¡Esta igual que el tío Joe! – seguía diciendo en niño rubio de ojos verdes.
            -¡Claro que no Logan! El hecho de sea más rápido que tú es otra cosa.
            -¡Ya basta niños! – Abrió la puerta Emilia - ¿Por qué pelean tanto? ¿Qué no pueden llegar a casa felices por que verán a su abuela? – los niños no la dejaron responder y abrazaron a Emilia con cariño.
            -¿Todo bien Kevin? – preguntó.
            -Estos niños son un real dolor de cabeza cuando están juntos. Me recuerdan a Di y a Joe de niños. Todos unos insoportables a sus escasos 4 años y medio. – suspiró.
            -Sabes que son primos y que será así el resto de sus vidas. – trató de tranquilizarlo.
            -¿Y Diana?
            -Se fue al consultorio, y se llevó a Grace. ¿Por qué no vas?
            -¡Es exactamente lo que voy a hacer!

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Montgomery Little Hospital

-¿Lista? – preguntó Alice que se quitaba la bata blanca y la ponía en una de las sillas.
Una niña de dos años con el cabello castaño, rizado. Alza la mirada y nos encontramos con los ojos idénticos a William Montgomery. Azul profundo que solo lo habían heredado Billy y Sam.
Diana salió con su bata blanca que estaba siendo desabotonada y poderla dejar antes de irse a casa. Alice carga a la pequeña que exige con las manitas y leves quejidos que sea alzada en brazos.
            -Tengo los pies hinchados – dijo Di quitándose la bata y dejando ver un pronunciado vientre de no más de 6 meses.
            -Lo que me pregunto es ¿Quién te manda a embarazarte por tercera vez?
            -¿Ya vas a empezar? Que yo sepa también estas embarazada, y peor que yo. ¡Tú tendrás mellizos!
Alice se sonrojó y se llevó las manos al vientre que solo expresaban 4 meses.
-¿Qué quieres que te diga? ¡Joe no me deja en paz!
-¡Claro! Échale la culpa a Joe por embarazarte, al cabo que él te obligó a hacer todas las posiciones del kamasutra. – se burló.
-¿Obligarme? ¡Claro que no! Si es un master a la hora de… - Diana interrumpió con cara de asco.
-¿Podrías callarte? No quiero saber más detalles de los que ya sé.

En ese momento, la puerta del lugar se abrió, haciendo que sonara la pequeña campana, captando la atención de las tres mujeres.
            -¡Papi! – Alice la bajó al suelo, y la niña corrió  hacia la puerta, buscando refugiarse en los brazos del recién llegado.
            -¿Cómo esta mi princesa? – Kevin recibió a la pequeña con un fuerte abrazo, alzándola del suelo.
La niña como aun no sabia hablar de forma correcta, comenzó a balbucear, haciendo que su padre se sintiera contento por que lo hiciera. Eran palabras sin ningún sentido para él, pero lo motivaban a sonreír.
Bajó a la niña, para después abrazar a la mujer que los miraba con ternura, y claro, saludar al pequeño ser que había en su vientre.
            -¿Cómo esta la mujer más hermosa de todo Texas?

(KEVIN)

Estaban las mujeres más importantes de mi vida al cruzar la puerta. Mi Grace salió a recibirme, mientras su madre nos miraba. Y cuando dejé a mi niña en el suelo, alzo la mirada para ver a mi hermosa esposa con su vientre abultado, donde alberga a nuestro tercer hijo.
            -¡Esta siendo abrazada por el hombre más hermoso de Wyckoff! – y me dio un beso como solo ella podría dármelo.
            -¿Podrían dejar de hacer escenas de este tipo delante de mi y de Grace? No soportamos ver esto.
En ese momento, llegó Joe el cual sin preguntar nada, abrazó a Alice por la cintura y le clavó sus labios en los de ella.
            -¡Y luego dices que nosotros! – se burló Di, pero a Alice le importó poco.

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Regresamos a casa, donde Billy ya regresaba del despacho, y que la pequeña Grace no dudó en correr a recibir a su tío favorito.
Martin y Logan corrieron hacia nosotros, con el fin de tumbar a sus respectivos padres. Martin era muy parecido a mi y Nick cuando éramos niños, los ojos como los de papá y los rizos de mi mamá, pero con todo el carácter de su padre (Joe).
Logan tenia las facciones de Diana, con los ojos café como los de la abuela Emilia, pero el cabello rizado como yo.
Dorian, el hijo más pequeño de Joe y Alice, era idéntico a ella gracias a Dios, y ciertos rasgos de mi madre. Creo que ella podría ser el más tranquilo de los Jonas siguiendo a Nick.
Mi hermano menor apenas se había ido a su luna de miel con Jazmin. Di y yo les regalamos un viaje a las Islas Malvinas para que se divirtieran y se lo pasaran de lo lindo, y estaba seguro que pronto tendría sobrinos de parte de él. Tenia esas ganas de ser padre desde que nació Logan y no se iba a quedar con las ganas de tener una familia de 4, aunque no sabe que es difícil criar a 2 y próximamente, tres.

            -¿Entonces qué Di? ¿Qué te parece si vamos a hacerle la broma a John para alegrarle el día? – Joe ya estaba pensando hacer maldades a pesar de ya ser un padre de familia.
            -¡Claro que no Joe! Tenemos hijos que tienen que respetar a Stamper, y si ven que nosotros hacemos eso, ellos nos imitaran.
            -¡Ay Di! Tuviste que madurar. – gruñó.
            -¿Qué querías? – recibió el abrazo de Logan que corrió hacia ella – Mis hijos me han cambiado.
Sonrió mirándome, haciendo sentir parte de esto.
-¡Me mandó mensaje Sam! - dijo Billy sin dejar de cargar a Grace - Dijo que llega mañana en el vuelo matutino conjunto a Bree.
Ella era la prometida de Sam, una chica muy linda que conoció durante la universidad.
-¡Genial! ¡Llegará el tío Sam! - fue el grito de Logan. Adoraba a su tío tanto como al tío Joe.
Tía Emilia sonrió feliz.
-Eso significa que mañana habrá festín, y será mejor que vayamos viendo que platillos preparamos para mañana.
-Todo lo que cocina, se traga. - dijo Joe, haciendo que soltáramos la carcajada, pero Di le dio un buen golpe en la cabeza.
-Deja de decir tonterías en contra de mi hermano menor.
-No te hago algo por que si no, mi sobrino pagará las consecuencias, pero ya verás; me vengaré.
Se dedicó a acariciar su vientre donde ya hacia nuestro hijo.

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(DIANA)

Era hora de regresar a casa. Ya habíamos cenado en casa de mamá, ahora era momento de volver a la nuestra. Estaba pasando el lago, precisamente frente a él. Kevin se había dedicado casi medio año después de que regresamos de Maui a construir la casa donde ahora vivimos.

Mamá insistió que quería que Logan y Grace se quedaran a dormir en Casa Grande, mientras nosotros aprovecharíamos una noche libre.
Llegamos a casa, pero nos quedamos en el jardín un rato, admirando nuestro árbol, un árbol joven que tenia la misma edad de que nosotros nos habíamos casado. Les explico la razón.
Mamá nos confesó en este árbol,  papá y ella habían plantado uno el día de su boda y curiosamente es el mismo árbol donde esta sitiada la casa donde juagamos todos nosotros cuando éramos niños, nuestra casa del árbol que por el simple hecho de que era el comienzo de algo nuevo, y por lo consiguiente, una nueva familia.
Nosotros (Kevin y yo) habíamos plantando uno cuando llegamos de la luna de miel en este que ahora era nuestro enorme jardín. Había crecido con satisfacción, aunque a veces ha sido amenazada por plagas, que para nosotros simulan a ciertos problemas que hemos tenido como en todo matrimonio.

Estábamos sentados en nuestros respectivos camastros, viendo como el sol se ponía en el horizonte. Mi vientre era acariciado por sus fuertes manos, mientras cantaba una canción de cuna para que el bebé descansara.
            -¿Qué tan feliz eres Kev? – pregunté.
            -¿A que te refieres? – dejo su pose cómoda (recostado) para sentarse y mirarme. Yo seguí en la misma posición.
            -Me refiero que si eres feliz con lo que tienes ahora mismo, o si le hace falta algo más. ¡Es bueno hacer un análisis de lo que tenemos!
Tomó mi mano y la llevó a sus labios, besándola con ternura.
            -¡Tengo más de lo que pudiera pedir! – Buscó la forma de ponerme de pie, para míranos fijamente a los ojos – Estoy en la tierra que más adoro, tengo una bella casa que prácticamente he construido con mis manos. Soy padre de 3 hermosos hijos y tengo a la mujer más bella del mundo como esposa. ¿Me preguntas que tan feliz soy? Creo que ningún hombre se siente tan pleno como yo en estos momentos.
Mi corazón se volvió loco con el peso de sus palabras. A pesar de tan solo tener 8 años de matrimonio, el tiempo que había pasado con Kev se había ido de prisa. Era un padre excelente que para todo me ayudó, desde cambiar un pañal, hasta levantarse en la madrugada para darle de comer a los bebés. Y no se diga como esposo; el mejor que pudiera encontrar.

(KEVIN)
Nuestra vida era simple.
Giras, viajes, fans, hoteles, música. Todo eso en ciertas temporadas se han vuelto: Escuela, consultorio, vida normal. Tiempo de calidad con nuestra familia.

            -¡No sabes cuanto te amo! – Dijo acariciándome cabello – No cometí ningún error al esperarte.
Respondí de forma inmediata.
            -Y yo tal vez haya cometido los peores errores, pero fui bendecido cuando me perdonaste y decidiste continuar junto a mí un camino diferente y asombroso. Y por eso te amo, más de lo que podría imaginar. ¡Te amo en voz alta para siempre!

Diana se refugió en mi pecho, mientras yo la rodeé con mis brazos.
            -¿Y esto será para siempre? ¿Nos volveremos viejos juntos, y veremos a nuestros nietos crecer?
            -¡Eso me suena la aventura más grandiosa que pudiera existir!
Ella sonrió, haciendo que yo me doblegara un poco y llevara mis labios a los suyos, mientras éramos rodeados de lo que habíamos logrado juntos. Mi paraíso personal, mi hogar, mi familia, mi esposa. Todo eso ahora era mi mi mundo. ¡Algo que jamás podría cambiar!

FIN

Hemos llegado al final de esta novela que en lo personal me encantó. Muchas gracias por su paciencia ya que este semestre ha sido uno de los más pesados que he tenido.
Les agradezco a cada una su fidelidad y por permitir que mis escritos estén en su pantalla.

Las veo en la siguiente historia, para que pasen la voz, para que seamos más.

MUCHAS GRACIAS POR TODO.

UN BESO A TOD@S.
GRACIAS TRIPULACIÓN. TOD@S SOMOS #ARENITACREW

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