Recuerda
comentar y dar RT --->
Si una pareja pasó por todas aquellas etapas
complicadas y las superaron, están destinados a un futuro incierto, pero eso
si, tomados de la mano.
Dream come true
(JOE)
Estaba en un apuro. No
sabia que demonios hacer. Estaba muy ansioso por pedirle matrimonio a Alice,
ser felices en nuestra casa, unas cuantas peleas, trabajo en equipo aderezado
con hacerle el amor y claro, un montón de hijos.
Pero tenía miedo a
decírselo. Jamás hemos hablado de hacer una vida juntos, ni siquiera en nuestras
tiernas sesiones de pasión y amor conjunta. Ella no era de casarse joven,
bueno, esa era mi impresión. Sabia que le gustaban mucho los niños, tanto como
a mi, pero ¿Y si me equivoco?
Era la primera vez que
sentía envidia por Kevin, porque Diana estaba convencida de lo que quería.
Ambos se casarían y tendrían lo que todas las parejas anhelan.
-Deberías preguntarle a Diana. Ella conoce más que a
nadie a Alice – dijo mi hermano mayor en forma de consejo.
-Es que no sé si ella ser burle de mi. Ya sabes de lo que
pensaba del matrimonio hasta hace tiempo.
-Lo sé viejo. Pero Di es tu mejor amiga y la mejor amiga
de tu novia. Tal vez ella pueda darte la respuesta que tanto buscas.
Era cierto, y odiaba que
Kev tuviera razón. Esto tendría que consultarlo con ella, que es la más apta
para decirme lo que quiero o no quiero oír. Y solo de mi chica favorita podría
tolerarlo.
---
(NARRADOR)
Al día siguiente.
Era casi medio día y el
departamento de los Jonas estaba en silencio. Todos seguían dormidos después de
la velada.
La puerta de una de las
habitaciones se abre, es Joe que ya se había duchado. Fue a abrir la habitación
continua donde Alice, Jazmin y la tía
Emi estaban en cama, excepto Diana.
La puerta del baño se
abrió. Era ella ya duchada y con ropa casual.
-¡Di! – susurró llamándola.
-Joe ¿Qué pasa? ¿Estás bien? – imitó. Joe le pidió que se
acercara para evitar despertar a las demás.
-¿Quieres ir a desayunar? ¿Starbucks?
-¡Claro! Pero ¿Y los demás?
-No pequeña. Solamente tú y yo. Necesito que hablemos de
forma seria.
(DIANA)
Cuando Joe me decía que
teníamos que hablar de forma seria, era por que era cosa seria. Así que sin
pensarlo más, fui a tomar mi chaqueta para salir e ir a desayunar solos. Tomó
su camioneta y nos perdimos en “The Big Apple”.
---
Restaurant
¡Hablo en serio! Estoy a
punto de gritar, y no. ¡No estoy jugando!
-Ni se te ocurra hacerlo – leyó mi mente mi mejor amigo.
-¿Hablas en serio? – pregunté algo anonada por lo que me
contaba. Efectivamente, me mostró aquel lindo anillo de compromiso que había
comprado de L.A. antes de que llegáramos de la gira.
-¿Por qué nadie me cree que quiero casarme?
-Es que bueno… tú sabes que tú eres tú. El chico de las
bromas y el que no se toma nada en serio. Y menos algo como esto, que son…
palabras mayores.
-¡Sé que puedo darle a Alice lo que ella quiere! Pero no
estoy seguro de que ella quiera casarse conmigo.
Mi mejor amigo estaba en
aprietos, pero lo que no sabia era de que no tenia por que estarlo.
Le tomé a mano.
-¿No crees que estas precipitando al pensar todo esto?
digo, no al pensar en casarse. Más bien en pensar que ella no aceptaría.
-Di, sé que el casarse no es una prioridad para Alice, y
tampoco lo era para mí. Pero ¿Por qué pierdo el tiempo dándole vueltas a lo que
he pensado durante la gira?
>>Te lo juro que lo
que más quiero es hacer una vida junto a ella, abrazarla mientras duermo y
sentir su calor transmitiendo al mio, desayunar todos los días frente a ella,
discutir acerca del tapiz que rodeará la sala de estar, celebrar la navidad a
su lado y rodeado de nuestros hijos y que ella descubra la primera cana en mi
cabello cuando lo acaricie.
Me dejó perpleja con
aquel válido y sublime argumento, haciendo que me quedara con los ojos abiertos
como platos.
-¿Por qué te me quedas viendo de esa forma?- exigió una
explicación. - ¿Qué acaso no me crees?
-¡No es eso cariño! Es que jamás creí que escucharía esa
clase de palabras de tu parte esa clase de palabras y pensamientos.
Honestamente creí que todo esto era a base de sexo.
-Debo admitirlo que hay una parte en eso, pero un
matrimonio de eso, seria demasiado corto. Tiene que haber más que eso para que
los dos se complementen.
-¡Wow! No cabe duda que has cambiado – alcé el vaso con
café – y jamás creí que diría esto, pero estoy feliz por que lo hayas hecho.
-¿De verdad pequeña?
-¡Claro que si! He da alivio pensar de que mi mejor amiga
se casará con alguien que ve un gran futuro a su lado.
-¡Ni sabemos si aceptará casarse conmigo! – su mirada se
tornó triste.
-Yo digo que deberías arriesgarte. Tú mismo lo dijiste
alguna vez, “El que no arriesga, no gana”.
Mi mejor amigo sonrió al
escuchar que su consejo había salido a flote.
-¡Vamos Joseph! Siempre has sido el más valiente de los
dos, así que hazme un favor. Deja tu estúpido miedo por un lado y piensa como
le pedirás matrimonio a la mujer que amas.
-Tendrás que ayudarme en esto. ¡No creo poder hacerlo
solo!
-¿Quién te dijo que te dejaría solo idiota? – sonrió aun
más, tomando mi mano en señal de gratitud.
(NARRADOR)
Dos semanas después.
30 de septiembre
CAMERON, TEXAS.
Los campos estaban en
diferentes tonalidades de verde, haciendo que hubiera un contraste excepcional,
asimilado a un cuadro de Monet.
La pintura nueva ya
estaba seca vistiendo las paredes de la granja más poderosa del condado,
combinando con las flores realzaban aquella postal de antología.
El día llegó. La fecha
que todo el mundo esperaba con ansias. Un acontecimiento que uniría de forma
más directa a dos familias que siempre han estado juntas.
Montgomery Farm parecía
otra. Ya pronto llegaría el otoño, pero aun quedaba la pizca de verano. Las
lluvias habían perdonado el día para que la boda fuera perfecta, pero aun así,
el perfeccionista del asesor de bodas pidió un toldo gigantesco y evitar
contingencias.
Fuera de la casa, en el
amplio jardín, ya estaban todos los invitados, que en su mayoría eran los
trabajadores del rancho. Que decidieron cambiar los sombreros, los pantalones
de mezclilla tierra en el rostro, por sus atuendos de gala.
Las sillas estaban
acomodadas para que la ceremonia se celebrara al aire libre, excepto la fiesta
que seria debajo de una carpa blanca. Las rosas blancas y rojas adornaban en
exquisitos arreglos que armonizaban aquella imagen
En Casa Grande, las
personas, los protagonistas estaban poniéndose acorde a la ocasión con cierto
nerviosismo que era muy normal si vemos a que “altura de partido” estamos.
Todo listo para la boda
de mi chica favorita y mi hermano mayor.
Estoy mirando por la
ventana, tratando de acomodarme el puño de la camisa.
Mi cabello había quedado
bien, así que ya estaba listo para la acción.
-¿Qué tal me veo? - entró mi mamá con un espectacular vestido.
-¡Hermosísima mamá! ¡Tan guapo como tu hijo consentido
que soy!
-¡Eres un idiota! Yo soy su hijo más genial.
-¿Quieres que lo resolvamos a almohadazos?
-Ni se te ocurra.
-No tengo nada que perder. Los rizos ya me los quité.
-Si le pasa algo a mi cabello, eres hombre muerto. –
decidí poner final a aquella discusión infantil – ¡Y aun sigo siendo el
favorito!
-Amo a mis hijos por igual, así que no empiecen a pelear.
En ese momento, Mark,
Isaac y Andrew entraron a la habitación (era obvio que estarían en la boda de
su mejor amiga).
-La única forma de que pudiste arreglarte el cabello, fue
cortando tu abundante melena – le dijo Andrew burlándose de Isaac, que ahora
tenia el cabello corto.
-¡Velo por el lado positivo! – Intervino Mark – ahora te
ves como persona decente.
Las risas sonaron por la
habitación, haciendo que el chico afroamericano, agarrara a Mark y le raspara
la cabeza con el puño.
-¿Podrían comportarse? – dijo Dina, prácticamente
agarrándolos por las orejas – parece que hay puros niños chiquitos en vez de
veterinarios serios.
Después de que casi soy
agredido con una almohada y del ataque de risa por ver a ese trio pelear, salí
de la habitación en búsqueda de mi novia y de mi mejor amiga.
-¿Se puede? - toqué la puerta.
-¡No! ¡Nadie puede ver a la novia! - dijo Alice riéndose.
-¡Tumbaré la puerta y bien sabes que soy capaz! - amenacé.
-¡Vamos Alice! Él si puede verme. – alzó la voz mi mejor
amiga.
La puerta se abrió, y lo
primero que vi, fue a mi amada chica con un vestido en morado muy entallado.
-¡Buenas tardes Miss Dawson! ¡Que hermosa se ve!
-Y usted muy guapo Mrs. Jonas - sonrió ruborizada
-No se besen - se escuchó la voz de mi mejor amiga- O le
arruinarás el lipstick.
Estaba ahí, frente a
varios espejos que mostraba por todos los ángulos su vestido de novia
Se veía tan diferente a
como la he conocido. Parecía un verdadero ángel caído del cielo, pero era
evidente que hoy no seria la excepción para molestarla.
-¿Qué tanto me miras?
-Que no te ves tan repugnante como creía.
-¡Y tu pareces un pingüino decente!
-Hey ¡Aquí yo soy el sexy! - respingué, haciendo que se
riera.
-Oh vamos. Soy tu mejor amiga y casi tu cuñada. ¿No me
merezco aunque sea un halago?
(DIANA)
Ahí estaba mis dos
mejores amigos en el mundo, mirándose como idiotas. Me daba tanto gusto saber
que estaban muy enamorados. Pero esas "bellas" palabras por parte de
Joe hacia mi persona ataviada de blanco no habían sido nada de mi agrado.
-Te ves preciosísima pequeña. - dijo tomándome de la mano
- No creí que vería así alguna vez. ¡Eres la novia mas bonita del planeta.
Bueno, esas si eran
lindas palabras de su parte.
-¿Quién lo diría? - la voz de Jazmín se escuchó por la
habitación. Iba saliendo del baño con el mismo color de vestido que Alice- ¡Te
veo decente en vivo y a todo color Joseph! Siempre te veía de traje en las
alfombras rojas de los Grammy.
-¡Wow! ¿Dónde quedó la “Cowgirl Barbie” que va a lado de
su Ken rizado?
-Te recuerdo que ya no tiene rizos el muy infeliz. – con
rostro de molestia.
-No deberías decirle nada. Sabes por que lo hizo.
-Lo sé, y por eso lo amo más y más. – Nick lo hiso por
causas benéficas, así que Jaz ahora estaba muy embobada con su hombre “sin
cabello” ya que decía que se veía mas maduro.
-¡Pues si no tienes sexo con ese hombre pronto, otra te
lo va a ganar! – le dijo Alice por lo bajo.
-No creo que aguantemos mucho mientras los dos estamos en
New York – se sonrojó un poco de tan solo pensar en ello, pero era la verdad. Yo
en lo personal le pedí que se cuidara para ella fuera la primera en dar un
nieto a la familia Jonas y se me adelantara.
Tocaron la puerta. Mi
madre entró a la habitación lista con su vestido de gala y peinado sofisticado.
Pero al parecer, quería arruinar su maquillaje, pues al verme, algunas lágrimas
se le escaparon.
-¿Cómo no quieres que me ponga así? Si mi niña se ve
preciosísima.
Mis hermanos entraron
conjunto a ella. Se veían realmente apuestos.
-¡Definitivamente eres la novia más bonita que he visto
en toda mi corta vida! – me dijo Sam acercándose dándome un beso en la mejilla.
-Pues yo diría que ya fuéramos saliendo de aquí, por que
ha llegado la hora del show. – dijo Billy. Todos salimos de la habitación
procurando cuidar que el vestido se viera perfecto para la hora de la
ceremonia.
Los últimos en quedarnos
antes de salir, éramos mi hermano mayor y yo.
-¿Estas lista? – preguntó.
Lanzó un suspiro bastante
profundo.
-¿Qué pasa? – pregunté, haciendo que me mirara con ojos
melancólicos.
-Pensaba en lo nervioso que estaría mí nuestro padre si
te pudiera entregar en el altar.
Por primera vez desde aquel
sueño, sentí esa necesidad de sentirme en los brazos fuertes de mi padre, que
estuviera aquí frente a mí, dándome palabras de aliento y sabias frases que
solo él podría decirme. Pero al ver a mi hermano mayor que me miraba con
aquellos ojos en color azul intenso, pude ver que a través de ellos, papá me
miraba orgulloso al ver su pequeña se casaría con un buen hombre.
-¡Yo sé que esta aquí con nosotros! – Respondí tomando su
mejilla - ¡Esta orgulloso de los tres! De eso estoy segura.
Estreché su brazo con
fuerza, causando que sonriera con cierta melancolía.
---
(KEVIN)
Había llegado el momento
en que todo se definiría. Estoy en el altar donde me acompaña mi padre y estoy
ante muchas personas. Pero eso no me ponía nervioso, el hecho de estar al
frente, poco me importaba.
-Creo que desde hace
mucho - sonreí.
Mamá estaba sentada a
lado de Frankie, y de John Stamper que por primera vez en muy tiempo, sonreía
de manera autentica. Tal vez no había superado el dolor enorme de haber perdido
a su hijo, pero intentaba reponerse al ver que los que éramos como sus hijos,
uniríamos nuestras vidas para siempre.
-Quiero ver a un montón de niños corriendo detrás de mi –
fue una de las cosas que me dijo antes de que nos acomodáramos en nuestros
lugares antes de la ceremonia. De tan solo pensar en hijos, la sonrisa estúpida
venia a mi rostro, haciéndome sentir increíblemente genial. Hijos míos y de
Diana, los bebés más bellos del planeta. Y más si eran como su madre.
En ese momento, la laguna
mental fue interrumpida y regresé de golpe a la realidad; la música inicial
empezó a sonar.
Los invitados ya estaban
con la expectativa, así que la mirada que estaba en mí, en automático se fue
directamente a la parte de atrás donde comenzaba el pasillo. Los padrinos y
madrinas respectivamente (Joe y Alice y, Nick y Jaz) vestidos de gala,
anunciando que mi futura esposa venia detrás de ellos.
Sam pasó acompañado de mi
tía Emilia que sonreía a más no poder, orgullosos de ser parte fundamental en
esto.
En las sillas frente a
mi, estaban ya los 3 veterinarios que sonreían esperando el momento cumbre para
el enlace. Mark, Isaac y Andrew apoyando a su mejor amiga, olvidando que tenían
trabajo en distintas partes de Texas con tal de estar en este día tan especial
para su mejor amiga.
En ese momento, un hombre
apareció, haciendo que los demás se hicieran a un lado para poderle ceder el
lugar. Era Oliver que había llegado de Topeka vestido de gala. Me sonrió
aprobando el momento, haciéndome sentir más tranquilidad.
Y atrás de aquellos
personajes que no dejaban de ser importantes, la persona que más ansiaba ver en
estos momentos cubierta del rostro, venia del brazo de mi mejor amigo y, su
hermano mayor y caminaban hacia mí, haciendo que las lágrimas por poco
quisieran caer sobre mis mejillas.
(DIANA)
Las miradas de todos los
presentes estaban enfocadas en mí, la mujer que estaba ataviada en blanco por
completo, que tenia miedo a caminar porque sentía que se caería de forma
dramática.
Cuando ellos se sentaron
en sus lugares, los niños de varios trabajadores comenzaron a tirar pétalos de
flores en la alfombra que adornaba el pasillo.
El pasillo que me pareció
largo, ahora estaba de tamaño normal. Podía ver cada rostro, cada sonrisa de
cada persona que estaba ahí acompañándonos. Pero el que sobresalía de aquel
paisaje lleno de miradas alegres y fijas, era el hombre de ojos verdes y rizos
que ahora estaban bien peinados que en otra situación me hubieran causado risa.
Pero jamás imaginé que mi futuro novio se viera aun más guapo de lo que me
parecía.
La seguridad en mis pasos
fue avanzado al momento de que poco a poco íbamos acercándonos hacia el altar,
donde tío Paul y Kevin ya me esperaban
(NARRADOR)
La hermosa novia estaba a
tres pasos de llegar a su destino acompañada de su hermano mayor, mientras que
el orgulloso novio suspiraba aun más enamorado que nunca y seguro de lo que
estaba a punto de hacer. Contraer matrimonio ante todo aquel pequeño pero valioso
mar de gente que había visto su historia de forma más cercana que nadie.
-¿No crees que se ve hermosa? – preguntó Joe que estaba a
lado de él.
-Un verdadero ángel caído del cielo. – dijo poco a poco
para evitar llorar.
-¿Quién entrega a esta mujer? – preguntó ceremonioso el
pastor que era el mismo Paul Kevin, el patriarca de la familia Jonas.
-Haciendo la función que debió hacer mi padre, lo hago yo
– besó la mano de su hermanita y tomando la mano de Kev.
-Esa siempre ha sido mi meta – las manos de los novios
fueron afectuosamente unidas con Billy que por poco las lagrimas se le escapan.
Kevin de forma delicada,
le quita en velo que cubría el rostro de su chica, mostrándole la forma
dedicada y sencilla que su novia estaba para aquel momento tan especial.
-¡Te ves hermosa! – sonriente.
-¡Y tu te ves guapísimo! – ambos personajes sonrieron,
para después hacerle frente al que los uniría ante Dios. Todos los testigos
miraban aquel momento tan especial, algo que seria digno de recordad por mucho
tiempo.
---
Y después de “Yes, I Do”,
la fiesta es inminente. Ahora los que ya por fin se han convertido en marido y
mujer están en la mesa principal donde se daban besos tiernos y disfrutaban
aquel momento tan especial con todos los invitados en aquella carpa blanca,
rodeado de detalles finos, haciendo una atmosfera única.
-¡Los muchachos están muy felices! - dijo Denise que
estaba a lado de su esposo y de Emi que no podía creer que su única hija, ya
fuera una mujer casada.
-Lo sé Den. Nuestros pequeños han cumplido su sueño de
estar juntos.
Emilia estaba muy feliz
por que su hija que era parte de la familia Jonas de manera oficial, siendo
ahora su nombre Diana Montgomery- Jonas, apellido largo.
-Lo único que falta aquí es William – agregó algo melancólica
- ¡Él estaría contento por ver de que las dos familias están más unidas que
nunca.
-¿De que habla patrona?– intervino
John bebiendo su copa de vino tinto - ¡Él esta aquí con nosotros a
nuestro lado viendo todo lo que esta pasando!
Y por un segundo,
mientras sonreía, de reojo, mirando a su lado derecho, vio que un hombre en una
de las esquinas del lugar, se parecía en demasía a su difunto esposo. Esto la
hiso parpadear infinidad de veces, pero esto solo causo que esa visión
desapareciera. Por un segundo, no creyó en lo que había visto. Pero en ese
instante, un cálido y delicioso viento la envolvió, haciendo que la sonrisa
apareciera de la nada.
-¡Ya entendí cariño! – sonrió con más fuerza.
---
(KEVIN)
El lugar estaba más
hermoso de lo que hubiéramos imaginado. Todos nuestros seres queridos nos
acompañaban, haciendo que este momento fuera aun más sublime de lo que
pareciera.
Ahora, ya era un hombre
casado, responsable de un nuevo núcleo familiar que se formaría por completo al
tener a nuestro primero hijo o hija. Pero creo que lo primero, será disfrutar
nuestro matrimonio de forma plena, antes de que venga la descendencia.
Mi esposa (¿PUEDEN CREER
COMO LE LLAMÉ?) estaba bebiendo agua a lado de Alice y Jaz que estaban
radiantes. La sonrisa de Diana era única, y les digo por que era la primera vez
que sonreía de esa forma.
-¡Esta listo lo que pediste! – llegó Nick a lado de Joe,
que por fin habían terminado un pequeño encargo para aderezar este momento.
-Solo es cuestión que tú digas y se lleva a cabo tu gran
hazaña hermanito.
-No saben como se los agradezco. – Joe me pasó el
micrófono para que yo hiciera la segunda parte de esto.
---
(DIANA)
Mi esposo conversaba con
sus hermanos, mientras yo platicaba con mis damas de honor. Era algo extraño
ahora tener el apellido Jonas. Tal vez de tanto que lo había soñado, me parecía
algo tan irreal.
-¡La primera en llevar el apellido! – dijo Alice muy feliz
por mi.
-¡Quien sabe mujer! A lo mejor, tú eres la próxima.
Soltó una risa algo
nerviosa
-Pues tu mejor amigo se esta tardando. – bromeó
disfrazando la realidad.
-¡Pues a mi me falta todavía mi carrera que completar! – Agregó
la más pequeña de las tres – pero tengo todas las intenciones de ser Jazmin
Jonas.
-¡Hasta queda con tu nombre!
Las tres reímos, pero el
sonido de que golpeaban un micrófono, nos hiso guardar silencio.
-¡Buenas tardes mis amigos! – eso fue lo consecutivo, y
era a voz de Kevin, haciendo que todo el mundo dejara lo que estaba haciendo
para ponerle atención.
>>-No saben lo feliz que me hacen al compartir este
momento – se acercó a mi, haciendo que el reflector nos iluminara a ambos – con
nosotros que ahora estamos casados. – (Aplausos) – pero antes que nada,
quisiera hacer algo que sé que es importante para alguien que desgraciadamente
ya no está con nosotros, pero que sé de muy buena fuente, que era lo que más
quería.
Sus palabras me
confundieron un poco. Así que dejando el micrófono en manos de Joe (que
apareció de la nada), me tomó de la mano y me llevó hacia el centro de la
pista.
-¿Qué haces? – pregunté cuando quedamos en medio de todos
nuestros invitados.
-¡Solo cumplo las palabras de un sabio! – sonrió.
A REPRODUCIRLA CHICAS MIENTRAS LEEN LO QUE PASA.
MAKING MEMORIES – KEITH URBAN.
¡POR
DIOS! Es… es… es la canción favorita de papá.
De aquel regalo de cumpleaños que me dio antes de morir.
-¿Esto era lo que tu padre quería, verdad?
Ahora me vino todo a la
memoria. Aquel recuerdo de cuando estuve en coma, cuando mi papá mencionó
acerca de la promesa de Kev hacia un vals. ¡Ahora encajaba todo! Mi papá sabía
que esto pasaría. Sabía que seria Mrs. Jonas algún día y ahora bailaba su canción
favorita.
-¿Pero cómo? – le pregunté mientras bailábamos.
-¡Aquella noche en el tejado! Me dijiste que esa era la
canción que tanto quería tu padre que bailaras el día de tu boda que porque
representaba la historia entre tus él y tu madre. Y que le gustaría que tú
mejoraras la versión en tu vida.
Me volví para verlo a los
ojos, estaba realmente sorprendida por aquella declaración.
-¿Cómo es posible que recuerdes eso? Si eso pasó hace ya
un tiempo.
Sonrió y tomó mi mano
para postrar sus labios en los nudillos.
-Hay detalles que jamás podría olvidar, ni aunque
quisiera obligarme. Te amo demasiado para olvidar lo que para ti es importante.
Las lágrimas corrían por
mis mejillas. Me sentía como en una nube, donde solo estábamos él y yo bailando
al compás de la guitarra acústica de Keith Urban.
Era un momento tan
especial que jamás los novios podrían borrarlo de su mente.
Se olvidaban por completo
de que estaban rodeados de aquellos invitados que los miraban con ternura por
el momento tal especial que estaban pasando los protagonistas.
Pero lo que nadie podría
ver, era que el rostro de alguien entre ellos que también miraba la
enternecedora escena, a aquel hombre alto vestido en traje blanco que tenia una
copa de whisky la mano. Alguien que a pesar de estar entre un mar de gente,
tenia una espectacular vista, haciendo que tuviera la sonrisa más llena de
satisfacción de todo el mundo.
---
Era la hora de que los
novios salieran al aeropuerto directo a su luna de miel. Ambos estaban en sus
respectivas habitaciones donde se cambiarían de ropa para salir corriendo por
las escaleras, al auto que los esperaba en la entrada de “Casa grande”.
Diana ya se arreglaba los
pantalones de mezclilla y su camisa a cuadros cuando Emilia ya había tendido el
vestido de novia en la cama.
-¿Qué tal me veo? – preguntó Di arreglándose el cabello
ya suelto y peinado de forma ondulada.
-¡Lista y perfecta para tomar un vuelo nocturno! – sonrió
su madre quitándole el ultimo rastro de labial descuidado de los labios con los
dedos.
-¡Bueno Mrs. Jonas – Montgomery! Ha llegado el momento en
que te vayas con tu esposo. – dijo ella tratando de esconder su pesar.
-Lo sé mami. Hoy comienza una nueva aventura para mí. Pero
antes de irme…
Di caminó hasta su bolso
del cual sacó un sobre en color amarillo, que a continuación, se lo dio a su
madre.
-¿Qué es esto? – preguntó al verlo sellado.
- Es mi regalo para ti, y necesito que me prometas que lo
verás ya cuando yo me haya ido.
-¿De que hablas?
-¡Hablo muy en serio! Lo verás cuando me allá ido y a
solas. No quiero pasar una vergüenza con mis hermanos.
(EMILIA)
No entendía porque su
empeño de que abriera el sobre hasta que ella se fuera. No sabia por que razón
me decía esto, pero no tuve opción.
Había llegado la hora.
Los novios partirían hacia el aeropuerto en camino a su luna de miel donde
estarían casi un mes lejos de casa. Según eso, se irían a las playas de México
y tal vez a Europa. No teníamos ciencia cierta donde lo pasarían, pero estaba
segura de que luego Di nos diría.
Bajé por la escalera de
servicio para poder quedar al final de la escalera a lado de mis otros dos hijos
y así despedir a Di antes de irse.
Finalmente, los dos
novios aparecieron, bajando rápidamente por ellas para después encontrarse con
nosotros y despedirse.
-¡Te llamo cuando llegue mami! – y en ese instante, vi a
mi pequeñita, a mi nena de cabello quebradizo, extremadamente traviesa que me
abrazaba las piernas cuando tenía miedo… Ella estaba frente a mis ojos.
-¡Esta bien corazón! – la voz se me quebró.
Me dio un fuerte abrazo,
y me dijo al oído con una inquebrantable seguridad.
-¡No te preocupes por mi!
Una tranquilidad
inexplicable llenó mi cuerpo; y díganme loca o como quieran, pero cuando vi a
Kev que tomaba la mano de mi hija para salir corriendo hacia el coche, me sentí
tan serena.
-¡Cuida de ella! – le dijo Oliver a Kev que lo abrazaba
de forma afectuosa, olvidando aquel pasado en el que competían por la misma
chica.
-¡Sabes que lo haré con todo el gusto del mundo!
Los otros chicos
abrazaban a mi niña, dándole los mejores deseos, haciendo a entender que su lazo de amistad
era aun más fuerte de lo imaginado.
El auto arranco,
llevándose a mi única y pequeña hija, pero sabia que ella estaría bien. Pero
aun así, tenia la curiosidad de saber que había en el sobre.
Así que después de
deslindarme un poco de los invitados, subí a la habitación para saber que
demonios era aquello que Diana me había entregado.
Era un álbum de fotos y
un disco.
Sacó una nota que venia: Mami
Por el hecho de que sea una mujer casada, no significa
que me perderás. No te preocupes por mí. Siempre estaré cuando me necesites.
Tu mija
Diana
REPRODUZCANLO CHICAS, LES VA A ENCANTAR ESTE VIDEO,
VEANLO TODO.
(NARRADOR)
AIRPARK
Diana bajaba del auto con
una gran sonrisa, sabiendo que su madre estaría tranquila con aquel “pequeño
detalle”.
-¡Eres una genio! – Le decía mientras le ayudaba a bajar
del auto – te apuesto que adorará el enorme regalo que le hiciste.
-Solo es una pequeña parte de lo que ella me ha dado.
Ella debe de saber que jamás la dejaría.
-¡Eso nunca! – le besó la frente.
En ese momento.
-¿Ya viste? – dijo Kevin maravillado mirando hacia e
cielo de la madrugada.
Ella alzó la mirada y vio
aquel paisaje estrellado, pero entre aquellas pequeñas y tenues luces, una de
ellas en el cielo sobresalía. Una estrella que brillaba con intensidad
extraordinaria.
Diana en ese momento
sonrió, por que recordó aquellas palabras de su padre
“No importa donde esté yo. Recuerda que cada vez que
mires al cielo nocturno y veas la estrella más brillante…. ¡Seré yo sonriendo
saludándote!
-Hola papi – susurró, lo suficiente bajo para que Kevin
no escuchara.
-¡Es hora de irnos! – subían las escalinatas del jet,
pero antes de entrar, ella volvió a ver hacia el cielo donde estaba aquella
estrella, para después mirar hacia la pista, al lado del auto, donde vio a un
hombre en sombrero que los miraba con una sonrisa. Y cuando parpadeo, ya no vio
nada.
-¡Creo que papá esta aquí! – le comenté a Kev esperando
que no me juzgara de loca.
-¡Eso también lo creo! Tú padre jamás te dejaría en un
día tan especial – sonrió.
En cuestión de minutos,
el jet comenzó a moverse, dándonos a conocer que en cuestión de unas cuantas
horas estaríamos en nuestro destino. No sabía donde demonios me llevaría, pero
ya de la mano de mi esposo, poco me importaba el destino. Lo único que me
importaba era que iba a su lado.
(NARRADOR)
-¡Puedo estar tranquilo! – dijo aquel hombre en la pista viendo
como el avión poco a poco despegaba. Su sonrisa era evidente acompañada de
suspiros de satisfacción y melancolía a la vez.
Los ojos azules no podrían
marcar lágrimas, pero era evidente que aquel momento le causaba tantas ganas de
llorar. William Montgomery estaba presente; tal vez no en cuerpo, pero como lo
había dicho John Stamper:
“¡Él esta aquí con
nosotros a nuestro lado viendo todo lo que esta pasando!” y era más que cierto.
Pues su blanca sonrisa, reflejaba toda aquella satisfacción que podría sentir.
Ver a su única y pequeña hija, en brazos de un buen hombre que estaría con
ella, hasta el final de su existencia.
Ahora el hombre camina en
aquella pista medio iluminada con las manos dentro de los bolsillos de la
chaqueta, pero cuando se mete entre los jets que se encuentran ahí en el otro
extremo, su figura ya no aparece. Al parecer se ha ido, pero tiene seguro que
volverá.
---
Pasaron unas cuantas
horas para que la sorpresa de Kevin fuera dada a conocer a su esposa, pero en
definitiva ella estaría satisfecha y feliz por el lugar tan bello al que habían
llegado.
(KEVIN)
Nuestro destino, todo el
tiempo fue sorpresa. Según eso iríamos a alguna playa, pero ella no tenia idea
a donde la llevaría.
Cuando me di cuenta, estábamos
en Maui, Hawai. Todo el tiempo creyó que iríamos a México, pero no fue así.
-¡Esto es increíble! – dijo con una sonrisa
resplandeciente en su rostro.
-Siempre quise traerte a
este lugar - dije sonriente.
Las maletas ya las había
llevado un botones, así que caminaban por el pequeño sendero de piedras que
estaba frente a ellos.
(NARRADOR)
-¿Qué planeas Jonas? – preguntaba Di ansiosa por que veía
a su esposo algo emocionado.
-Te encantará. De esto estoy 100% seguro.
No tuvo que esperar mucho
tiempo, por que en menos de 10 segundos, llegamos a una pequeña cabaña que
estaba no muy lejos del hotel en si. Era un lugar muy exclusivo donde ningún
paparazzi se acercaría.
Trató de contener la
sorpresa al ver el lugar, pero era imposible que lo hiciera, porque hasta yo
que había planeado todo, estaba muy sorprendido y complacido. Simplemente
sonrió y estrechó mi mano con más fuerza, haciendo que camináramos más a prisa.
Y cuanto llegamos casi al
porche de la cabaña, me tomó en sus brazos, cargándome como una típica parea de
recién casados.
-¿Qué pretendes? -
pregunté entre risas.
-¡Que Mrs. Jonas entre a
su espacio como merece! – debo admitir que eso se oía genial.
Al cruzar la puerta, me
encontré con una atmosfera romántica y llena de vida. Las luces cálidas y los
aromas exóticos eran los protagonistas.
Sala – comedor en colores
cálidos, cocina moderna y todas las comodidades de una casa en forma. Finalmente
mis pies estuvieron en el suelo.
Me quedé maravillada, un
lugar sacado de un sueño que jamás tuve. Era demasiado hermoso para creerlo.
Velas olor a coco eran la única luz que había en aquel momento. Ese lugar tenía
un calor de hogar en demasía. Como si hubiera llegado a casa.
-¿Qué opinas? – preguntó Kevin abrazándome por la cintura
- ¿Te gusta?
Solo pude asentir con la
cabeza.
-¡Excelente! Pero aun falta más. – tomó mi mano y me
llevó al interior de aquella “cabaña” por así decirlo.
Nos encontramos con una
puerta frente a nosotros, así que con cierto temblor en sus manos, tomó la
perilla y la abrió, mostrándome la recamara principal. Era aun más genial que
en mis sueños.
(KEVIN)
Había quedado tal como yo
quería. El lugar perfecto para nuestra luna de miel. Pasaríamos unas cuantas
semanas aquí, así que quería que todo estuviera perfecto para que mi esposa
estuviera cómoda. Además, tenia que ver cierto toque sensual y romántico para
nuestra primera noche juntos como marido y mujer.
-¡Es perfecto! – escupió. No podía articular bien las
palabras por la sorpresa que se había llevado desde nuestra llegada a Maui. Se
alejó de mi abrazo para poder acercarse a la cama y admirarla. Se sentó en ella
para ver que tan cómoda estaba.
-¡Esta blanca y suave como una nube! – Dio brinquitos -
¡Aquí dormiremos como bebés! – después de eso, se puso de pie y se acercó a mi.
(Diana ya no traía sus tacones)
-¿De verdad te gusta?
-Mejor te lo explico con acciones. – alzó la ceja,
tocando mis brazos con sus dedos.
-¿Cómo que clase de
acciones Mrs. Jonas? – pregunté siguiéndole el juego. A continuación pasó sus
brazos alrededor de mi cuello, se puso de puntillas y me dio un tierno y
sugerente beso que no dude en corresponder, haciendo que me desarmara por
completo y comenzara a perder el control. Mis manos acariciaban su cintura con
toda la insinuación y ternura del mundo.
-¡Seré tuya hasta que deje de respirar Jonas! – me dijo
entre besos haciendo que mi cordura ser fuera al diablo. La alcé del suelo,
haciendo que sus piernas quedaran alrededor de mi cintura mientras la llevaba
hasta el acolchado.
(DIANA)
Había demasiada ternura
en sus caricias. Aun más de las que hubo en nuestros encuentros
prematrimoniales. Era como si me hubiera reservado algo que solo me mostraría
en la noche de boda. Sus caricias eran más tiernas y delicadas, haciendo que el
desvestirnos fuera un verdadero arte. Besaba mis hombros con sensualidad y
paseaba sus dedos por la columna vertebral, haciendo que me estremeciera de
manera impresionante.
-¡Eres tan bella que no puedo creer que al fin eres
completamente mía! – me dijo al oído con posesión.
-No empieces con tus “celitos” – sonreí – Que a pesar de
que ya soy tu esposa, no haré lo que todo lo que tú digas.
-¡Esa es la Diana que amo! La que no se deja manipular
por nadie.
-¿Por qué no te callas y me sigues besando? – le dije con
autoridad juguetona.
-¡Como usted mande! – y atacó mi cuello con sus poderosos
y ardientes besos, tirándome por completo al acolchado quedado arriba de mi.
(KEVIN)
Era tan perfecta, tan
bella, tan… Mía.
Mis manos delineaban las
curvas de su perfecto cuerpo con algunos detalles menores que la hacían
perfecta para mí. Amaba que sus manos pasearan por mi cabello y espalda,
haciéndome sentir suyo y de nadie más.
Lo único que seria en
este momento era hacerla mía, de forma diferente. Que supiera que siempre
estaré con ella hasta el final de nuestros días. Que cada beso y caricia son
solamente para ella, y que solo amaré a otra chica más. A la que en un futuro me diga “papá”.
---
(NARRADOR)
El atardecer en Maui se
hace presente. Son las 4 de la tarde para ser exactos. Los surfistas aprovechan
las olas gigantescas para dominarlas que de tal manera se sientan los reyes de
mar.
La playa esta concurrida
por aquellas chicas guapas en bikini que quieren quitar su piel pálida y
pigmentarla de trigueña gracias al sol.
Una cabaña en medio de la
zona más exclusiva del hotel más prestigioso de Maui estaba en quietud. Pero
esperen, una cortina es corrida, mostrando parte de la habitación principal.
Unos pies descalzos con
un francés reciente caminan de un lado a otro con cierto cuidado. Las manos
aparecen en la escena, recogiendo una camisa blanca del suelo para después
colocarla alrededor de un cuerpo esbelto.; una camisa varonil en curvas
femeninas. Ella sale de la habitación, procurando no soltar algún suspiro que
despierte al hombre de espalda desnuda que descansa boca – abajo, abrazando la
almohada. La chica no lo quiere despertar.
---
Unos momentos más tarde,
aquel hombre comienza a buscar algo en la cama y no lo encuentra. Sus manos
recorren su alrededor y solo encuentra una cama vacía. Los pocos rizos se alzan
mostrando al adormilando Kevin Jonas que abre los ojos con sorpresa al verse
solo en aquella revuelta cama blanca. Por un momento se asusta al verse como
prostituta después del servicio. Estaba a punto de refunfuñar, pero el aroma de
café recién hecho y sonidos en la cocina, se guardó los comentarios de reclamo.
Fue directamente a su maleta y tomó un pantalón de mezclilla y una camisa de
cuello V.
El sol iluminaba aquella
cabaña en su totalidad. Los sonidos de cuchillo contra una tabla de madera eran
más fuertes cada vez que se acercaba. Lo hiso de forma sigilosa para saber que
era lo que pasaba en la cocina.
Un marco de concreto en
forma de “desayunador” te tapaba la vista completa, pero creyó soñar al ver a
Diana, a su esposa con el cabello peinado en cola de caballo, y ataviada en su
camisa de botones en la cocina, haciendo labores de ama de casa. Partía la
fruta de forma rápida y sin ningún problema, revisaba que el pan francés no se
quemara. La cafetera ya estaba vaciando el café recién hecho, haciendo que el
ambiente se tornara a un calor de hogar aun más intenso.
Kevin no hiso ningún
sonido, solo se dedicaba a admirar la belleza de su Diana que no se había
percatado de que alguien la observaba.
Se acercó poco a poco,
hasta que se libró de dicha estructura de la cocina, y se dio cuenta que ella
solo llevaba la camisa blanca. No llevaba pantalón, así que llevaba las
bronceadas, fuertes y torneadas piernas que la caracterizaban.
Como ya llevaba su
celular, buscó en el reproductor de música una canción que quedaba perfecta
para ese momento.
(DIANA)
No faltaba mucho para que
Kev se levantara, pues el olor de la comida ya se estaba haciendo presente.
Había dormido excelente,
mejor que nunca en mi vida. Estar envuelta entre sus brazos y haber tenido la
experiencia de ser su mujer pero ahora como legítimamente su esposa, me había
hecho sentir la mujer más realizada del planeta.
Me había levantado por
que necesitaba comer algo, además, quería sorprender a mi marido. Anteriormente
intentó hacerme el desayuno cuando estábamos en Austin, pero creo que ahora es
un excelente momento para que yo le correspondiera el detalle.
Como aun no había tomado
una ducha como es debido, opté por ponerme la camisa de Kevin que cubría todo
mi torso hasta las rodillas, así que estaba muy cómoda en aquella linda cocina
hawaiana.
Cuando de repente:
A reproducirla mientras
leen.
YOU GOOD LOOK IN MY SHIRT
Keith Urban
Kevin en jeans, camisa
blanca y con el celular en la mano, aparece en la cocina bailando como idiota,
mientras canta abrazándome.
-¿Qué pasa contigo? – le dije muriéndome de risa.
-¡Es que jamás me imaginé semejante sorpresa! ¡Ve nada
más! – Me tomó de la mano y me dio una vuelta – ¡Qué hermosa mujer tengo por
esposa!
Esas palabras me hacían
sonrojar de manera impresionante. Bueno, he de decir que si, lo hice por causar
sensación, pero no creí que fuera a tal grado.
Mientras yo intentaba
proseguir mi labor, Kevin no dejaba de cantarme al oído y tratar de seducirme,
que claro esta no pasaba desapercibidas. Pero era obvio que alguno de los dos tenía
que guardar compostura.
(KEVIN)
Era imposible no notar la
belleza de Diana. Seria demasiado ciego y un completo idiota que lo dejara así porque
sí. Pero cuando creí que podría salirme con la mía, ella simplemente se alejó alzando
la ceja.
-¿Acaso solo quieres estar todo el santo día en la cama
sin comer absolutamente nada?
-¡No me molestaría! – me dijo en tono picaresco. Eso era
obvio que hiso sonrojar. Pero por que en realidad a mi tampoco me molestaría
estar entre sus brazos en aquella cómoda y extensa cama están enredada en las
sabanas mientras hacemos el amor una y otra vez. Pero, hablando en serio, tenía
mucha hambre, y era vital recuperar fuerzas.
-¡Tranquilo vaquero! Tenemos que comer; además, no
pretendo estar en la cama todo el día. Maui es un lugar hermoso que me
encantaría conocer. – claro, haciendo esto para esconder mis ganas de tirarlo a
la cama.
-¡Esta bien! – Dijo con desgana, después de terminar de
poner la mesa – pero exijo que las noches sean exclusivas para mí.
-¡Que llorón! – dejé su platón de pan francés sobre la
mesa, mientras le robaba un rico beso rápido.
---
El desayuno – comida fue
extrañamente divertida. Ya era un desayuno para dos; no había nadie que nos
molestara, solo éramos él y yo en aquella hermosa cabaña en Hawaii. Yo había
presumido una vez más de mí desarrollada forma de cocinar, y mi esposo estaba
feliz por que el sueño machista se había cumplido. Su mujer en paños menores,
había cocinado exclusivamente para él.
Claro que me ayudó a
recoger todo después de comer. Lavando los trastes, secándolos y guardándolos.
Era todo un espectáculo verlo frente a mi, con aquellos detalles tan sencillos,
pero significativos.
Cuando terminaos de hacer
las labores, decidimos irnos a la sala por lo menos a mirar unos cuantos
minutos la TV.
-¿Dónde viviremos cuando regresemos? – pregunté. – por que lo más probable, es que estaremos
todo el tiempo viajando por lo de la banda.
Lo más probable es que rentemos una casa de New Jersey ¿No? – suspiré.
En ese momento, Kevin se levanta de su asiento y camina hacia la habitación. Se
escucha que pelea con el cierre de la maleta mientras y yo no sé que pasa.
De repente, sale de la
habitación, escondiendo algo detrás de su espalda.
-¿Ahora qué Jonas? – dije algo curiosa. Se sienta a lado
de mí y me entrega un rollo de papel.
-No pretendo que mi esposa viva en casas rentadas.
Sin entender, desenrollé
el papel, y pude ver un par de planos. Rápidamente quise saber de que se
trataba, y cuando vi “Our house – Cameron, Texas” no podía creerlo.
Rápidamente Kevin quitó
todas las cosas que había en la mesa de centro y quitándome los planos de las
manos, los puso para que lo pudiéramos ver a detalle.
-Pude encontrar al dueño de las tierras que están detrás
de “Montgomery Farm” y después de casi rogarle de rodillas, me vendió 3
hectáreas. Tal vez sea algo pequeño a
comparación al rancho al que estas acostumbrada, pero ahí tendremos una casa
hermosa.
(KEVIN)
Claro que Di se había
sorprendido por aquella peculiar sorpresa. Era obvio que ya estando casados, no
viviríamos con nuestros padres, así que moviendo a todo el estado, conseguí el
teléfono del dueño de las tierras que esta detrás del rancho de sus padres, y
lo convencí para que me vendiera unos cuantas hectáreas para construir nuestro
nuevo hogar.
-¡No lo puedo creer! – escupió. No dejaba de analizarlo. Había
de todo marcado en el plano. Un enorme jardín, cochera amplia, sala, comedor,
despacho, una cocina enorme, sala de juegos, cuarto de huéspedes, baño… después
miró el de la planta alta donde estaba la recamara principal, varias
habitaciones, ático, etc. Pero había uno que se quedó paralizada al verlo.
-¿Baby’s room? – preguntó mirándome.
-¿Qué? – Rápidamente respondí - ¿Acaso no formaremos una
familia? Y que yo recuerde, quieres una enorme.
Era obvio que ya también
eso estaba estipulado. Era necesario que hubiera un cuarto para nuestro primer
hijo o hija. Era lo que mas quería a parte de pasar mi vida entera a su lado.
-¿Un bebé?
-Es obvio que será después de que hayamos hecho muchas
cosas. Es obvio que aun te quiero para mi sola. – le quise dar un beso, pero
ella simplemente dirigió la mirada a los planos.
-¿No te gustó la idea? – duró unos segundos en silencio,
para después mirarme.
-¿Cómo no gustarme algo que queremos tanto? Y tienes
razón, disfrútame todo lo que puedas, por que si no, los 4 niños serán mi
centro de atención.
Ella alejó los planos y
me dio un beso.
-¡No sabes lo feliz que me has hecho! ¡Tendremos un
hogar!
-Esto y más te mereces mi vida.
Entonces nuestro beso se
torno más y más ardiente, que por unos segundos me alejé.
-¿Qué no querías salir conocer Maui?
Ni loco que iba a
negarme. Así que la alfombra seria testigo de un nuevo arranque de locura, así
que sin dudarlo la tomé entre mis brazos para besarla y hacerla nuevamente mía.
-¡Te amo! – le decía entre besos.
-No creo que me ames más de lo que yo te amo a ti.
-¡Solo hay una forma de averiguarlo! – dije quitándole mi
camisa de botones en un solo movimiento, besando toda su estructura.
Pensar que mi vida seria
exclusivamente para ella y nuestros hijos era excitante. Que tal vez no seriamos
el matrimonio perfecto, y que tal vez nos pelearíamos mucho… pero el chiste es
que estaría con ella. Que las canas que veré de cerca y que no dudará en
teñirlas serán las de ella.
Mi musa, mi inspiración;
mi razón de vivir y de escribir. La mujer con la que quiero amanecer el resto
de mis días y decirle un “te amo” de distintas maneras. ¡Diana Laura Montgomery
– Jonas es la mujer de mi vida!
Siempre hemos sido uno;
un corazón dividido en dos que late al mismo tiempo.
---
(NARRADOR)
AUSTIN, TEXAS.
Hospital.
Las lluvias habían sido
intensas, y aquella mañana – tarde del 26
de octubre había sido realmente gris. Los reporteros ya hacían fuera del
hospital esperando a quien había ingresado.
Había movilización en una
de las habitaciones donde se encontraba una mujer a punto de dar a luz.
-¿Dónde está Logan? –
preguntó la mujer tratando de contener las contracciones sin éxito alguno.
-Se quedó en casa con
Dina – le decía su madre tomándola de la mano.
Diana preguntaba por su
primogénito de 3 años. Este no era su primer embarazo, pero había sido el más
doloroso en cuestión parto.
Entró Billy a la
habitación conjunto a Sam que estaba muy nervioso.
-¿Y Kevin? ¿Ya contestó
la llamada? – le preguntó a Sam.
-¡No! –respondió algo
alterado. – Parece que la recepción esta fallando.
-¡Claro! ¿Pero como se le
ocurre irse a Dallas? – molesto Billy.
-¡No empieces a decir
tonterías! – reprendió John Stamper que también estaba presente.
Las contracciones se
volvieron más intensas, haciendo que el grito fuera realmente fuerte, llamando
la atención de la doctora en turno.
-¡Ya tiene 8 cm de
dilatación! – Exclamó - ¡Ha llegado la hora de ir a sala de parto!
-¡Pero aún no llega mi
esposo! – no pudo terminar la frase cuando otra contracción más dolorosa casi
la parte de dolor.
-Lo lamento Diana, pero
no podemos esperar. ¡El bebé debe de nacer ahora! - llamó a todo el equipo para que ayudaran a
llevarla.
Pasaron menos de 2
minutos cuando Di estaba salía de la habitación en camilla, mientras Emilia y
Billy caminaban para llegar al elevador.
-¡Voy a matarlo! –
exclamó por lo bajo.
-¡No matarás al padre de
mis hijos!
Y en ese momento, el
elevador se abrió y el primero en darse a la vista, era un hombre mojado de
pies a cabeza por la lluvia.
-¡KEVIN! – gritó Diana
con alivio.
Se sorprendió por verla
ante él ya lista para ir a sala de partos. No dudó en ponerse a lado y darle un
beso en los labios.
-¿Dónde estabas? – preguntó Billy suspirando de alivio,
pero con molestia.
-El trafico esta de mierda y tuvimos que llegar
corriendo.
Joe, Alice y Nick también
venían. Solo que ellos no estaban tan mojados con Kev.
Todos se dirigieron a
sala de espera, mientras Diana entraba para dar a luz conjunto a su esposo que
llevaba el celular para grabar el momento.
Los doctores la rodeaban
para evitar algún problema con el parto.
-¡Tu puedes mi amor! – decía Kev tratando de tomarle su
mano, pero sin dejar de prestar atención al parto de su hijo.
-Esto es mas doloroso de lo que recuerdo. – y retumbó un
desgarrador grito de dolor.
-¡Esta a punto de nacer! – expresó el médico.
Diana quería que todo
esto terminara y poder estrechar a su hijo en sus brazos. El dolor era muy intenso, pero no estaba
dispuesta a renunciar, además, no había opción.
Cuando creyó que ya no
podría más, lanzó lo último de sus fuerzas, hasta que finalmente, el llanto del
recién llegado al mundo retumbó por las paredes de la sala de partos.
-¡Mi amor! – no paraba de decir el orgulloso padre al ver
que un pequeño bulto rosado era revisado por las enfermeras antes de ponerlo
sobre el regazo de su progenitora.
-¡Es una niña! – se dirigió el doctor satisfecho hacia
los padres de la criatura.
-¡Una nena! – Di soltó las lagrimas de alegría.
Diana y Kevin no podían
creerlo. La pequeña seguía llorando, pero comenzó a disminuir cuando sintió el
calor maternal.
-¡Es preciosa! – dijo Di acariciando el cabello mojado de
la niña.
-¿Preciosa? ¡Es perfecta! – se pavoneó Kevin al ver a su princesa
aún más de cerca. - ¿Cómo la llamaremos?
-No lo sé. Tendremos que pensarlo bien.
Pero en ese momento, la
niña hiso un movimiento anormal para un niño que recién llega al mundo. Abrió
los ojos mucho, y se quedó mirando fijamente a su madre por 3 segundos, los que
bastaron para que ella se diera cuenta y mirara que la niña tenia algo que
jamás creyó.
-¡La niña tiene los ojos azules! – dijo.
-¿De que hablas?
-La niña tiene ojos azules como los de mí…
Y de repente, recordó en
que fecha se encontraban en esos momentos.
-¡26 de octubre! ¡Hoy es el cumpleaños de papá! – ambos
se miraron, para después voltear a ver a la pequeña que bostezaba exigiendo
dormir.
Si recordaran alguna vez,
William anhelaba que alguna niñita tuviera sus ojos, y bueno, por la genética y
por el destino, la recién nacida había heredado los ojos de su abuelo materno,
algo que a Diana la volvía loca de felicidad.
-¡Se llamara Grace! – Sentenció – Como la mamá de mi
padre. – Grace Elise.
-¡No pudiste haberle dado un nombre mejor! – dijo Kevin,
abrazando a las mujeres que más amaba.
---
2 años después.
Montgomery Farm.
El llanto de un niño
suena en aquel lugar que jamás esta quieto.
-¿Qué pasa? – entró alterada Emilia a la cocina ya que
venia de las caballerizas.
-¡No pasa nada patrona! – Le decía John que venia detrás
de ella- ¡Solo que Dorian esta algo inquieto por qué no llega su papá!
-¿Y Alice aun no regresa? – preguntó cargando al pequeño
de cabello castaño y ojos claro que tan solo tenía 1 año.
-No, porque tuvo que estar en un parto. Una de las vacas
ya estaba a punto de estallar hace unas horas. Pero este jovencito despertó – refiriéndose
al niñito que estaba muy inquieto – siendo que debería haberse despertado
dentro de 1 hora.
-¡Mami, papi! – no dejaba de decir la niña llorando.
-¡No llores mi vida! – Le decía dulcemente Emilia – ¡Aquí
está tu Grandma Emi! ¡No llores mi amor!
Hacia todo por para que
el pequeño dejara de llorar. La única forma de hacerlo, fue que John comenzara
a cargarla y hacerla reír. Así poco a poco fue olvidando del porque lloraba.
Una camioneta se
estaciona frente al porche Casa Grande. Los primeros en bajar eran 2 niños con
uniformes escolares que corrían con tal de ganar a llegar a la puerta.
-¡MARTIN! ¡NO SEAS TRAMPOSO!
-¿TRAMPA? ¡TÚ ERES EL LENTO! – expresó el niño de tez
morena clara, rizado de ojos café corría con ventaja llegaron al porche al
mismo tiempo, pero comenzaron a querer jalar la puerta, pero por lo mismo que
no se dejaban, era imposible abrirla.
-¿Podrían llegar con tranquilidad por primera vez a casa?
– el hombre que se había bajado de la camioneta detrás de ellos los reprendía.
-¡Papi, Martin es un tramposo! ¡Esta igual que el tío
Joe! – seguía diciendo en niño rubio de ojos verdes.
-¡Claro que no Logan! El hecho de sea más rápido que tú
es otra cosa.
-¡Ya basta niños! – Abrió la puerta Emilia - ¿Por qué
pelean tanto? ¿Qué no pueden llegar a casa felices por que verán a su abuela? –
los niños no la dejaron responder y abrazaron a Emilia con cariño.
-¿Todo bien Kevin? – preguntó.
-Estos niños son un real dolor de cabeza cuando están
juntos. Me recuerdan a Di y a Joe de niños. Todos unos insoportables a sus
escasos 4 años y medio. – suspiró.
-Sabes que son primos y que será así el resto de sus
vidas. – trató de tranquilizarlo.
-¿Y Diana?
-Se fue al consultorio, y se llevó a Grace. ¿Por qué no
vas?
-¡Es exactamente lo que voy a hacer!
---
Montgomery Little
Hospital
-¿Lista? – preguntó Alice
que se quitaba la bata blanca y la ponía en una de las sillas.
Una niña de dos años con
el cabello castaño, rizado. Alza la mirada y nos encontramos con los ojos
idénticos a William Montgomery. Azul profundo que solo lo habían heredado Billy
y Sam.
Diana salió con su bata
blanca que estaba siendo desabotonada y poderla dejar antes de irse a casa.
Alice carga a la pequeña que exige con las manitas y leves quejidos que sea
alzada en brazos.
-Tengo los pies hinchados – dijo Di quitándose la bata y
dejando ver un pronunciado vientre de no más de 6 meses.
-Lo que me pregunto es ¿Quién te manda a embarazarte por
tercera vez?
Alice se sonrojó y se
llevó las manos al vientre que solo expresaban 4 meses.
-¿Qué quieres que te
diga? ¡Joe no me deja en paz!
-¡Claro! Échale la culpa
a Joe por embarazarte, al cabo que él te obligó a hacer todas las posiciones
del kamasutra. – se burló.
-¿Obligarme? ¡Claro que
no! Si es un master a la hora de… - Diana interrumpió con cara de asco.
-¿Podrías callarte? No
quiero saber más detalles de los que ya sé.
En ese momento, la puerta
del lugar se abrió, haciendo que sonara la pequeña campana, captando la
atención de las tres mujeres.
-¡Papi! – Alice la bajó al suelo, y la niña corrió hacia la puerta, buscando refugiarse en los
brazos del recién llegado.
-¿Cómo esta mi princesa? – Kevin recibió a la pequeña con
un fuerte abrazo, alzándola del suelo.
La niña como aun no sabia
hablar de forma correcta, comenzó a balbucear, haciendo que su padre se
sintiera contento por que lo hiciera. Eran palabras sin ningún sentido para él,
pero lo motivaban a sonreír.
Bajó a la niña, para después
abrazar a la mujer que los miraba con ternura, y claro, saludar al pequeño ser
que había en su vientre.
-¿Cómo esta la mujer más hermosa de todo Texas?
(KEVIN)
Estaban las mujeres más
importantes de mi vida al cruzar la puerta. Mi Grace salió a recibirme,
mientras su madre nos miraba. Y cuando dejé a mi niña en el suelo, alzo la
mirada para ver a mi hermosa esposa con su vientre abultado, donde alberga a
nuestro tercer hijo.
-¡Esta siendo abrazada por el hombre más hermoso de
Wyckoff! – y me dio un beso como solo ella podría dármelo.
-¿Podrían dejar de hacer escenas de este tipo delante de
mi y de Grace? No soportamos ver esto.
En ese momento, llegó Joe
el cual sin preguntar nada, abrazó a Alice por la cintura y le clavó sus labios
en los de ella.
-¡Y luego dices que nosotros! – se burló Di, pero a Alice
le importó poco.
---
Regresamos a casa, donde
Billy ya regresaba del despacho, y que la pequeña Grace no dudó en correr a
recibir a su tío favorito.
Martin y Logan corrieron
hacia nosotros, con el fin de tumbar a sus respectivos padres. Martin era muy
parecido a mi y Nick cuando éramos niños, los ojos como los de papá y los rizos
de mi mamá, pero con todo el carácter de su padre (Joe).
Logan tenia las facciones
de Diana, con los ojos café como los de la abuela Emilia, pero el cabello
rizado como yo.
Dorian, el hijo más
pequeño de Joe y Alice, era idéntico a ella gracias a Dios, y ciertos rasgos de
mi madre. Creo que ella podría ser el más tranquilo de los Jonas siguiendo a
Nick.
Mi hermano menor apenas
se había ido a su luna de miel con Jazmin. Di y yo les regalamos un viaje a las
Islas Malvinas para que se divirtieran y se lo pasaran de lo lindo, y estaba
seguro que pronto tendría sobrinos de parte de él. Tenia esas ganas de ser
padre desde que nació Logan y no se iba a quedar con las ganas de tener una familia
de 4, aunque no sabe que es difícil criar a 2 y próximamente, tres.
-¿Entonces qué Di? ¿Qué te parece si vamos a hacerle la
broma a John para alegrarle el día? – Joe ya estaba pensando hacer maldades a
pesar de ya ser un padre de familia.
-¡Claro que no Joe! Tenemos hijos que tienen que respetar
a Stamper, y si ven que nosotros hacemos eso, ellos nos imitaran.
-¡Ay Di! Tuviste que madurar. – gruñó.
-¿Qué querías? – recibió el abrazo de Logan que corrió
hacia ella – Mis hijos me han cambiado.
Sonrió mirándome,
haciendo sentir parte de esto.
-¡Me mandó mensaje Sam! -
dijo Billy sin dejar de cargar a Grace - Dijo que llega mañana en el vuelo
matutino conjunto a Bree.
Ella era la prometida de
Sam, una chica muy linda que conoció durante la universidad.
-¡Genial! ¡Llegará el tío
Sam! - fue el grito de Logan. Adoraba a su tío tanto como al tío Joe.
-Eso significa que mañana
habrá festín, y será mejor que vayamos viendo que platillos preparamos para
mañana.
-Todo lo que cocina, se
traga. - dijo Joe, haciendo que soltáramos la carcajada, pero Di le dio un buen
golpe en la cabeza.
-Deja de decir tonterías
en contra de mi hermano menor.
-No te hago algo por que
si no, mi sobrino pagará las consecuencias, pero ya verás; me vengaré.
Se dedicó a acariciar su
vientre donde ya hacia nuestro hijo.
---
(DIANA)
Era hora de regresar a
casa. Ya habíamos cenado en casa de mamá, ahora era momento de volver a la
nuestra. Estaba pasando el lago, precisamente frente a él. Kevin se había
dedicado casi medio año después de que regresamos de Maui a construir la casa
donde ahora vivimos.
Mamá insistió que quería
que Logan y Grace se quedaran a dormir en Casa Grande, mientras nosotros
aprovecharíamos una noche libre.
Llegamos a casa, pero nos
quedamos en el jardín un rato, admirando nuestro árbol, un árbol joven que
tenia la misma edad de que nosotros nos habíamos casado. Les explico la razón.
Mamá nos confesó en este
árbol, papá y ella habían plantado uno
el día de su boda y curiosamente es el mismo árbol donde esta sitiada la casa
donde juagamos todos nosotros cuando éramos niños, nuestra casa del árbol que
por el simple hecho de que era el comienzo de algo nuevo, y por lo
consiguiente, una nueva familia.
Nosotros (Kevin y yo)
habíamos plantando uno cuando llegamos de la luna de miel en este que ahora era
nuestro enorme jardín. Había crecido con satisfacción, aunque a veces ha sido
amenazada por plagas, que para nosotros simulan a ciertos problemas que hemos
tenido como en todo matrimonio.
Estábamos sentados en nuestros
respectivos camastros, viendo como el sol se ponía en el horizonte. Mi vientre
era acariciado por sus fuertes manos, mientras cantaba una canción de cuna para
que el bebé descansara.
-¿Qué tan feliz eres Kev? – pregunté.
-¿A que te refieres? – dejo su pose cómoda (recostado)
para sentarse y mirarme. Yo seguí en la misma posición.
-Me refiero que si eres feliz con lo que tienes ahora
mismo, o si le hace falta algo más. ¡Es bueno hacer un análisis de lo que
tenemos!
Tomó mi mano y la llevó a
sus labios, besándola con ternura.
-¡Tengo más de lo que pudiera pedir! – Buscó la forma de
ponerme de pie, para míranos fijamente a los ojos – Estoy en la tierra que más
adoro, tengo una bella casa que prácticamente he construido con mis manos. Soy
padre de 3 hermosos hijos y tengo a la mujer más bella del mundo como esposa.
¿Me preguntas que tan feliz soy? Creo que ningún hombre se siente tan pleno
como yo en estos momentos.
Mi corazón se volvió loco
con el peso de sus palabras. A pesar de tan solo tener 8 años de matrimonio, el
tiempo que había pasado con Kev se había ido de prisa. Era un padre excelente
que para todo me ayudó, desde cambiar un pañal, hasta levantarse en la madrugada
para darle de comer a los bebés. Y no se diga como esposo; el mejor que pudiera
encontrar.
(KEVIN)
Nuestra vida era simple.
Giras, viajes, fans,
hoteles, música. Todo eso en ciertas temporadas se han vuelto: Escuela,
consultorio, vida normal. Tiempo de calidad con nuestra familia.
-¡No sabes cuanto te amo! – Dijo acariciándome cabello –
No cometí ningún error al esperarte.
Respondí de forma
inmediata.
-Y yo tal vez haya cometido los peores errores, pero fui
bendecido cuando me perdonaste y decidiste continuar junto a mí un camino
diferente y asombroso. Y por eso te amo, más de lo que podría imaginar. ¡Te amo
en voz alta para siempre!
Diana se refugió en mi
pecho, mientras yo la rodeé con mis brazos.
-¿Y esto será para siempre? ¿Nos volveremos viejos
juntos, y veremos a nuestros nietos crecer?
-¡Eso me suena la aventura más grandiosa que pudiera
existir!
Ella sonrió, haciendo que
yo me doblegara un poco y llevara mis labios a los suyos, mientras éramos
rodeados de lo que habíamos logrado juntos. Mi paraíso personal, mi hogar, mi
familia, mi esposa. Todo eso ahora era mi mi mundo. ¡Algo que jamás podría
cambiar!
FIN
Hemos llegado al final de esta novela que en lo
personal me encantó. Muchas gracias por su paciencia ya que este semestre ha
sido uno de los más pesados que he tenido.
Les agradezco a cada una su fidelidad y por permitir
que mis escritos estén en su pantalla.
¿Y ADIVINEN QUÉ?
¡¡¡SORPRESA!!!
Nick Jonas en "Every Little Thing She Does is Magic" - Nuevo proyecto
Nick Jonas en "Every Little Thing She Does is Magic" - Nuevo proyecto
Las veo en la siguiente
historia, para que pasen la voz, para que seamos más.
MUCHAS GRACIAS POR TODO.