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Los Jonas viven dentro de ti.

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lunes, 2 de julio de 2012

Love You Out Loud (Cap 25)

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En todo momento, son necesarias las medidas aclaratorias, antes de que todo se vaya al carajo.

Cartas sobre la mesa.

(BRAD)

Tengo ganas de matar a alguien. ¿Cómo era posible que Diana todavía pensara en estar con ese imbécil después de semejante berrinche que le armó tanto con Oliver como cuando yo la estaba halagando? ¿Cómo era posible que esto no pasara de un enojo?
 
La única forma de que este pleito durara era que Oliver estuviera en su posición de indignación, por lo tanto más peleas, por lo tanto, Diana estaría a solas por el  rancho. Esto lo aprovecharía en todo momento. Solo que tendría que cuidarme de Joe Jonas. Ese bastardo solo andaba cuidándola. Ni siquiera Billy era así con ella cuando estaba en la propiedad.

Había dejado a Diana y a sus amigos en casa de Jazmin, pero yo venía hirviendo en coraje después de aquella charla que tuve con ella.
O era demasiado buena para perdonar, o de plano era muy tonta. No lo sabía, pero aun así, no dejaba de desearla.

Cada noche me volvía loco. Soñaba que se escabullía de su casa para terminar aquí en el cuarto, que se me abalanzaba dándome candentes besos en todo el rostro. Su cuerpo perfecto, sus ojos color marrón mirando los míos con lujuria y amor. Pidiendo de mil formas que la hiciera mía, besando su cuerpo y tomándola una y otra vez, haciéndola gritar como loca. Que yo era su hombre, su macho y que ella era mía, mi hembra.

Y cuando despertaba, estaba solo en mi cama, sin su cuerpo cubierto por las sabanas, abrazando mi torso. ¡NADA! No quería que fuera un sueño, de verdad quería poseerla, hacerla mía todas las noches; despertar a su lado el resto de mi vida.
Tal vez sonaba como una locura, una gran locura. Pero pedía con todo mí ser que fuera realidad.

Tenía que hacer algo, ella tenía que estar en mis brazos. Si era necesario sacar a alguien de la  partida, lo haría. Si tenía que matar, lo haría.

(NARRADOR)

            -¡Perdón! No quería ser impertinente. – Se dirigió el veterinario con educación.
            -¡Estas en la cocina de los que nos alojan! Tienes todo el derecho de venir – exclamo secamente el chico rizado.

Ambos tenían moretes en el rostro, pero solo a Oliver se le notaban mucho más que a Kev.
Sanlonga fue directamente al refrigerador para tomar la jarra de agua y servirse en un vaso.
 
            -¿Gustas? – preguntó.
            -¡No gracias! – Alzó la mano mostrando la “Corona” (cerveza) – tengo bebida.

El silencio era el apoderado del momento.

(OLIVER)

Esto si era extraño. Por alguna razón lo veía deprimido y con un ánimo muy bajo, y no era para menos. Se había peleado con Diana por culpa de Brad; creo que yo estaría peor. Pero bueno, lo estaba sobrellevando con una cerveza.

            -¿Sabes? Te debo una disculpa – dijo de la nada. Eso si se me hiso raro.
            -¿Por qué? – respondí rápidamente.
            -No debí pelearme contigo. Diana se la pasó llorando toda la noche por que estabas lastimado.
            -¡No! Es que yo tuve la culpa, tampoco debí decirle groserías y cosas que no merecía. Creo que reaccionaste como cualquiera lo haría.
            -¡En eso estamos de acuerdo! – alzó la cerveza como si brindara. Ambos sonreímos.

            -Solo te quiero pedir un favor – exclamé - ¡No quiero que hagas sufrir a Diana! Porque no sabes dónde te metes – amenacé.
            -Lo sé. Pero creo que ahora lo que menos quiere, es verme. Me porté como un idiota.
Kevin se levantó, abrió el refrigerador y tomó una cerveza, la destapó y me la dio.

Me sentí aun más culpable. En realidad él era la mejor opción para mi Di. Estaba a punto de decir algo sobre Brad, pero en ese momento, escuchamos voces que provenían desde el jardín.

La puerta de la cocina se abrió y entraron Di, Alice y Joe sonrientes con bolsas de compras. Pero al momento de que los tres nos vieron a los dos sentados en la barra bebiendo cerveza, la sonrisa que se le había dibujado en aquella salida, desapareció.

            -¡Con permiso! – dijo ella acelerando el paso.
Todos nos quedamos callados, pero Kevin se puso de pie, con el fin de perseguirla, pero algo lo detuvo.

            -¡Habla con ella! – alentó Joe.
            -¿Qué no acabas de ver cómo nos mandó al carajo?
            -¡Oh vamos! – Respingó Alice - ¡Tienes que enfrentarte a ella! tarde o temprano lo harás, y es mejor temprano.

Pero tomé la iniciativa, me levanté del lugar y estaba dispuesto a salir de la cocina.
            -¿A dónde vas? – escuché detrás de mí que dijo Alice.
            -A hacer lo correcto – y salí de ahí.

(DIANA)

Efectivamente, casi me da un ataque cuando los vi juntos en la cocina tomando cerveza, como si fueran grandes amigos o no sé qué mierda.
 
Simplemente decidí irme a la habitación para poder estar un momento a solas.

Pero era obvio que no podría estarlo.
Detrás de mí se abrió la puerta y se cerró. Era Oliver que tenía heridas y moretes por toda la cara.

            -¿Me haces el favor de salirte de mi cuarto? – le dije con tono molesto.
            -¡Tenemos que hablar! – dijo en tono suplicante.
            -¿De qué? ¿De la forma como llegaste a irrumpir mi casa como todo un salvaje? ¿De qué ahora estas tomando cerveza tranquilamente con el otro tipo? Ah no, ¡Ya sé! ¡Quieres hablar de cómo te faltó poco para que me dijeras que dijeras “puta” frente a toda mi familia!

La cara de Oliver me decía todo. Lo estaba atacando de forma realmente dolorosa para él. Sabía que todo lo que había dicho, algún día se arrepentiría porque él no es rencoroso; pero aun así, todas aquellas palabras no se me olvidarían en un buen tiempo.

            -¡Quiero pedirte disculpas! Ayer dije cosas que no debí y no son verdad.
            -¡CLARO QUE SON VERDAD! ¿CÓMO NO RECLAMAR A LA PERSONA QUE TE LASTIMÓ? – le dije ya con las lagrimas en mis ojos.
            -Pero yo me dejé llevar. ¡No debí haberme aferrado!
            -¿POR QUÉ TE QUIERES HACER EL HERÓE? AHORA ME SALES QUE TE REMUERDE LA CONCIENCIA DE TODO LO QUE ME DIJISTE ¿QUÉ NO FUISTE CLARO?
            -¡BASTA! – Gritó - ¡Por favor! ¡Perdóname! Ya no me meteré en tu relación con Kevin – exclamó.
            -¿Qué? – abrí los ojos como platos.

Caí sentada de la impresión en mi cama, mientras él tomó la silla de mi escritorio y se sentó frente a mí, tomándome de las manos.

            -¡Fui totalmente egoísta! Según yo, pensaba que no estarías mejor si no era conmigo. Prácticamente quería obligarte a quererme tanto como yo a ti.
            -Yo tuve la culpa por darte esperanzas. No era mi intensión jugar con tus sentimientos.
            -Creo que ninguno queríamos lastimarnos. Los dos estábamos equivocados. Pero debo de admitir que siento celos por Kev. Él tiene tu corazón.
            -En el corazón donde tú también estas, pero solo como mi amigo – le dije tomándolo de la mejilla.
            -Lo sé, y tendré que enseñarme a vivir con ello – agachó su cabeza, pero rápido la alcé haciendo que me viera fijamente a los ojos.
            -¡No sabes que no daría por corresponder el amor tan lindo que me ofreces! De verdad.
            -Yo lo sé pequeña – se levanta y me da un beso en la frente - ¡Solo hazme un favor!

            -¿Qué necesitas?
            -¡Ya no estés enojada con Kevin! Esta muy desanimado.
            -¿Ahora eres su abogado? – alcé la ceja.
            -No, pero yo tampoco soportaría mucho tiempo que estuvieras enojada conmigo. – y salió de la habitación. Oliver Sanlonga me había impresionado. ¡Vaya forma de retirarse de la guerra! No sabía si confiar en él. Pero ¿Por qué mentirme? ¡No! Es demasiado puro para mentirme.

Me senté en mi cama con las lágrimas a todo lo que daban. Oliver me dejaba ir.

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(BRAD)

            -¡Tenemos que sacar a los hermanitos Jonas de la jugada! – animaba a mis camaradas.
            -¿Qué? ¿Acaso ese Sanlonga no fue suficiente para correrlos? – se rió el bastardo de Arthur.
            -Y supongo que a ti no te importará que el Nicholas esté detrás de tu hembra – alcé la ceja, y claro se molestó, tomando una cerveza de forma tempestiva y beberla hasta el fondo. – Necesitamos hacer algo drástico.
            -En caso de querer matarlos, sería imposible. Tendríamos a la misma “Interpol” buscándonos – dijo Roberto – Si quieren eso, ni de broma entro.
            -¡CON UN SUSTO BASTA! – Gritó Arthur furioso – A este “ricitos” ya lo tengo bien marcado y mas con esto.
           
Era obvio que todos los Jonas eran una piedra en el zapato para mí, y estaba dispuesto a hacer lo que sea con tal de que alejaran de Montgomery Farm lo más pronto posible.

            -Todos los “famosos” tienen puntos débiles, tenemos que encontrar los suyos.  – recomendó Roberto pensado de forma fría y sin meter sentimientos como Arthur o yo.
            -¿Cómo qué? ¿Secuestros a sus familiares para que paguen suculentas recompensas?
            -¡No secuestraré a nadie! A menos que sea a Diana para hacerla mía todo el día.
            -¡Me das asco!
            -No seas mojigato Arthur. He visto como vez a Jazmin. Tu sí quieres tirártela todo el día.
            -¡Esta bien rica! ¿Qué quieres que te diga?

Por un momento, me quedé pensando. En lo que había dicho Roberto estaba la clave para librarnos de la familia Jonas. Pensé y pensé.

            -¿Qué es lo más valioso para todas aquellas personas que trabajan en el medio del espectáculo? – dije en voz alta.
            -¡No verse más gays en las fotos que publican de ellos los paparazzi! – bromeó Arthur.

Pensé por un segundo aquella estupidez. Hasta que chasqueé.

            -¡ESO ES!

Comencé a buscar en la computadora.
            -¿Qué pasa? – interrogó Roberto.

No contesté hasta que encontré lo que buscaba y se los mostré.
            -¿Qué más valioso que la privacidad para los famosos? – vieron las fotos de los hermanos Jonas con sus ex parejas tomadas por los paparazzi. El verdadero dolor de cabeza para ellos. Esto hiso que mis amigos sonrieran de manera satisfactoria.

Si yo no podía alejar a los Jonas de aquí, tal vez un poco de intervención a su vida privada lo haga.

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(NICK)

Diana me salvó la existencia prestándome su auto. Mi Challenger lo tenía en Dallas, pero sabía que Di no me negaría su auto, y mucho menos en una de las citas más importantes de mi vida.
Jaz realmente se veía preciosa. Jamás había visto a una chica tan bella como ella, ni siquiera mis ex novias. Ok, ellas eran bellas, pero Jazmin… ¡Era otro mundo! Un toque “country” con algo de urbano. Aquí tienen que ver Alice, Joe y Di que le ayudaron con el outfit como los amigos fanáticos en la moda (más bien, obsesionados). Pero aun tenía este toque de Jaz, su toque personal.

Si no fuera que tenía estar atento al camino, la miraría todo el tiempo. Mientras íbamos escuchando música, ella iba mirando por la ventana y cantado las canciones de la radio en voz baja, moviendo sus exquisitos labios.

            -¿Dónde quieres ir? – pregunté cuando íbamos entrando a Austin.
            -¡Quiero comer algo! – Dijo ella volviendo hacia mi - ¿No tienes hambre?
            -Si y ¿Cómo que se te antoja? ¿Ensalada o una pizza?
            -¡Obvio que la pizza! Las ensaladas solo son la entrada – sonrió.
            -¡Excelente respuesta! Qué bueno que no eres de esas chicas que cuentan las calorías.
            -Si lo hiciera, no viviría con mi abuela. ¿No crees?

Y tenía razón. Los frijoles que la abuela Soledad, los hacía con grasa de cerdo, algo lleno de colesterol, pero extremadamente deliciosos.
            -Con el hambre que tengo… creo que me comería todo un buffet. – eso me gustaba de ella, que no temía decir lo que sentía y pensaba.

Terminamos en un restaurant de comida italiana donde conversamos de muchas cosas.
Inclusive de ex novios.
 
            -Solo he tenido 3 novios, pero en sí, no he durado mucho con ellos.
            -¿Por qué? – pregunté con curiosidad.
            -Digamos que no les agrada que yo no ceda en ciertas cosas. – miraba su pizza con mucho pesar – Como cuando estaba en la escuela antes de regresar a Cameron, tenía un novio el cual creía que era el amor de mi vida – aquí es donde entro en celos – Pero al paso de la relación había ciertas cosas que no me gustaron. Como poner el sexo como prioridad.
            -¿Qué? – cerré mi puño por inercia.
            -Decía que yo a mi edad ya debería saber que era hacerlo. ¡Ya sabes! Una mentalidad brutal e idiota.-¡Qué bueno que lo dejaste! – sonreí con malicia.
            -No iba a estar con alguien que solo quisiera tenerme como juguete. Además, por su propio bien debía estar lejos de mí. Mi padre cuando se enteró de todo, no faltó mucho para matarlo.

Ambos reímos.

(JAZ)

No me incomodaba hablar de estos temas con Nick, porque le tenía una confianza demasiado enferma. Además, sabía que él jamás diría algo a otras personas. De hecho, era la primera vez que hablaba de este tema con alguien que no fuera de mi familia.

Se veía tan hermoso y sensual. No cavia duda de que el niño con el que yo jugué en aquellos campos abiertos, se había convertido en un hombre, con una madurez barbará.

Mis pensamientos fueron interrumpidos después de darle un bocado a mi comida.
En ese momento, el restaurant se paralizó, la música de violines comenzó a sonar. Nos volvimos a una mesa que estaba al lado de nosotros, y vimos a una pareja de novios. El chico se puso de pie y clavó la rodilla en el suelo, sacando de la bolsa de su saco una pequeña cajita de raso.

            -¡Lillian! Tu sabes de antemano que eres el amor de mi vida – todo el lugar estaba embobado, incluidos nosotros – Y quisiera despertar todo los días a tu lado, formar una familia, envejecer. – la chica estaba que n ose la creía y tenia lagrimas en los ojos, pero estalló cuando el chico abrió la caja – Lillian Diaz ¿quisieras ser mi esposa?
            -¡Claro que sí! – rápidamente contestó. El chico muy emocionado le puso rápidamente el anillo, se puso de pie y la besó con locura, mientras todos los presentes aplaudimos por la emoción, inclusive se me salieron las lagrimas por lo mismo.

La chica estaba tan radiante, y claro que el chico también. ¿Cómo no estarlo si pasarían juntos el uno con el otro el resto de su vida?

 (NICK)

Después de aquella escena en el restaurant y de degustar esa exquisita comida, caminábamos del brazo e íbamos conversando.
Comimos helado al llegar a un parque, recordamos nuestras travesuras de pequeños, ya que nos reflejábamos en los niños que jugaban por todo el parque. Mirábamos y nos queríamos poner en los zapatos de los niños una vez más.
Era tan divertido recordar.

No sé por qué, pero desde que vi a aquel chico pedirme matrimonio me quedó una pregunta en la punta de la lengua. Era algo que en realidad no sabía porque tenía esa zozobra de sacarme de la duda.

(JAZ)

Miraba al cielo mientras le daba un bocado a mi helado. Cuando de repente…

            -¿Quisieras casarte algún día? – esa pregunta llegó sin aviso a mis oídos. Volteó y veo a Nick mirándome fijamente.
            -¿Qué preguntas haces Nicholas? – respondí.
Parque en Austin, Texas. 
            -Es que recordé cuando éramos niños. Una vez que fuimos al ático de Casa Grande solos tu y yo por qué Sam nos buscaba. – como en retrospectiva, recordé aquel momento. Sam nos buscaba porque estábamos jugando “escondidillas”. Terminamos en aquel ático donde en un enorme baúl, no encontramos un vestido de novia viejo y un esmoquin. Eran de Mr. & Mrs. Montgomery.

             -¿Aquel día que te pusiste el moño y el saco negro polvoriento?
            -Sin olvidar que te quisiste poner el vestido y los tacones que te quedaban enormes. – contraatacó.
Ambos reímos.
            -¡Contesta mi pregunta! – insistió.
            -No lo sé Nick. Soy muy joven para pensar en semejante tontería. – le dije bromeando.
            -¿No me digas que no sueñas con casarte, tener hijos y una linda casa? – me dijo convencido que de que yo quería algo así.
            -¡Digamos que soy más compleja!

(NICK)

Parecía que la palabra “matrimonio” la ponía a la defensiva. Y creo que a todos nos pone así, pero de todos modos quería saber que pensaba al respecto. Se puso de pie y frente a mí.

            -Mi esposo debería de tomar en cuenta que no quiero cualquier casa. Quiero un lugar espacioso donde yo pueda sembrar mis propias flores. Donde por lo menos, un par de caballos, unos cuantos pollos y conejos puedan correr con libertad.
            -¿Y para que quieres tanto espacio para ti y tu esposo? – alcé la ceja.
            -¿Dónde crees que dejaré a mis 5 hijos correr? – Eso me llamó la atención – Es obvio que necesitaran espacio para correr y hacer travesuras.
            -¿Te gustan las familias grandes?
            -¡Hey! Soy hija única. ¿Cómo no quieres que quiera una familia grande?

Sonrió de forma especial. Era una vida tan interesante lo que ella quería, algo similar a lo que yo esperaba.

            -¿Y tu Jonas? ¿Quieres casarte y formar una familia? Porque a lo que he leído en las revistas, entre tú y Joe esta por la disputa de haber quien se casa al final.

Ella se sentó esperando una respuesta. Ahora yo fui que él me puse de pie.

            -Yo quiero una casa donde pueda ser feliz a lado de la mujer de mi vida, y tal vez con 4 hijos.
            -¿También quieres familia grande? – preguntó.
            -Creo que también has leído en las revistas que me han gustado las familias grandes.
            -Ni que fuera una loca fan que estaba al pendiente de lo que hacían. – sonrió.
            -Yo creo que siempre has estado loca por mi – bromeé y acerqué mi rostro al suyo.
            -¡Pues yo creo que la que tiene un fan soy yo! – siguió el juego.
            -Aquí el cantante soy yo – alcé la ceja.

Me empujó un poco para ponerse de pie.
            -¡Un ególatra cantante que aun duerme con un Teddy Bear!
Abrí la boca.
            -¡No te metas con Teddy!
            -¡Demasiado tarde! Lo hice.
            -¡YA LO VERÁS!

(NARRADOR)

Jazmin corrió para poder escapar de Nick que divertido la perseguía después de haber dicho lo de su oso de peluche.
Parecían dos niños chiquitos persiguiéndose. Jaz era rápida a punto de vista de Nick, pero no era imposible alcanzarla.

Sus risas podrían escucharse por todo el parque, pero creo que no era lo suficiente para poder llamar la atención de varias parejas que estaban en su asunto.
Hasta que finalmente Nick la alcanzó y la tomó por la cintura.

            -¡NO NICHOLAS! – suplicaba. Terminaron en el suelo, el encima de ella incitándola a reírse con las cosquillas que le propiciaba.
Llegó un punto de que las cosquillas desaparecieron y las caricias de cabello de parte del chico rizado.
            -¿Sabes? Nunca te dije que cuando éramos niños, me gustaba verte los ojos.
Ella se sonrojó.
            -¿Y qué opinas ahora de ellos? – preguntó curiosa.
            -¡Que aun sigue siendo los ojos más lindos que he visto en mi vida! – ella se sintió morir al escuchar esas palabras.
La nariz de Nick se postró en la suya por un momento, después se alejó y se puso de pie, confundiéndola, porque creyó que la besaría. La ayudó a levantarse pegándola a su cuerpo.
           
            -¿Te gustan los besos robados? – preguntó.
            -¿De qué hablas? – no pudo hablar más, Nick la besó de forma tierna. Se puso de puntillas tomándolo del rostro para poderle corresponder de mejor manera aquel exquisito beso. Este la alzó de suelo tomándola de la cintura y gracias a la fuerza de Nick, ya no hubo necesidad de que ella se pusiera de puntillas para quedar a la altura de él, ya que este estaba haciendo el trabajo.

Aquel lindo beso quedaba impregnado en la memoria de ambos que gozaban cada segundo de ese preciso momento. El atardecer de Austin iluminaba sus rostros mezclados con el rubor de sus mejillas.

Pero no contaban de que gracias a un sucio soplón, todos aquellos momentos eran captados por personas ajenas a la situación.

---

(JOHN STAMPER)

Era obvio lo que Rodriguez y Sanders me dirían, pero quería que no fuera verdad .
            -¿Estás diciendo que mi hijo está loco?

-De verdad que queríamos decirte antes que a nadie. No sabíamos si decirle a los patrones, pero tú eres de más confianza y sabrá hacer lo correcto con esta información.

No lo podía creer. ¡Mi hijo era el culpable del sufrimiento de la pequeña Di!
No me imaginaba que mi hijo, mi niño fuera un desgraciado, que jugara de esa forma para ganarse de cualquier manera el amor de alguien que sé perfectamente que jamás seria correspondido.

            -¿No me están mintiendo? – pedía a gritos que lo hicieran.
            -¡Por favor Stamper! – Dijo Rodriguez - ¿Cómo crees que te mentiríamos de algo tan delicado? Somos tus amigos y jamás seriamos capaces de mentirte.
            -Es que, quisiera que fuera mentira, pero conozco a mi hijo y sé que es capaz de eso y más.
            -¡Tienes que hacer algo! Puede hacer más daño y lo peor de todo es que Miss Diana no tiene la culpa de nada. ¡La conocemos desde niña y siempre ha sido linda con nosotros al igual que su madre! – El viejo Sanders bebió de un solo golpe su copa de tequila - ¡William Montgomery nos dio de comer!

En ese momento, me vino el recuerdo de como conocí al que sería el mayor terrateniente de Texas.

(FLASHBACK)

Recuerdo que yo era un chico apenas, había conocido a Eleonor, y me había casado por que se había embarazado. Aun así, estaba enamorado de ella por ser una mujer excepcional.
Había poco trabajo en Cameron, así que me la pasaba haciendo trabajos de mecánica, carpintería, y demás… pero no bastaba, y menos por qué Eleonor se enfermó en los últimos meses del embarazo.

Un día, caminaba por la carretera camino a casa. Me habían despedido por qué me había peleado con el hijo del patrón por estar de agresivo y prepotente con uno de los trabajadores.
En ese momento, me encontré con un hombre intentando arreglar una vieja Dodge que al parecer, lo había dejado en medio de la nada.

            -¿Necesitas ayuda? – pregunté. El hombre se volvió hacia mí, y me mostro, el rostro. Era de mi edad más o menos.
            -Soy un asco arreglando autos, y creo que esta chatarra se decidió dejarme.
            -No deberías hablar así de los clásicos – advertí – si les encuentras el modo, pueden ser grandes amigos.

Me pasó las herramientas, y entre estos dos extraños, comenzamos a arreglar el auto, hasta que después de unos cuantos ajustes, arrancó.

            -¡Muchas gracias amigo! – Dijo él y extendió su mano – Soy William Montgomery y supongo que tú has de ser John Stamper.
Alcé la ceja confundida.
            -¿Cómo lo sabes?
            -Por qué me han pasado el reporte de la granja de los Lewis que no contrate a un hombre joven y que sabe arreglar autos porque era causal de problemas.
Claro, el hombre era dueño de una de las parcelas más grandes no muy lejos de aquí.
            -Supongo que ya me están haciendo propaganda.
            -Y no te imaginas de que clase. – Bajé la mirada – Pero lo hiciste por una buena causa, ya que mis fuentes me han dicho que causante “problemas” por ayudar a un camarada y eso es admirable.
            -¡Creo que todos debemos de ser tratados con dignidad! – le dije justificándome.
            -Ya lo creo. Sé que tienes una esposa enferma con un hijo en el vientre. Tal vez no pueda ofrecerte mucho, pero podría darte empleo en mi pequeño rancho. Eres bueno con las maquinas, así que podrías ser de utilidad.
            -¿De verdad quiere contratar a alguien que tal vez cause problemas? – pregunté algo extrañado.
            -¡Lo importante es trabajar con honor, y que cuando un amigo te necesita, haces lo que sea con tal de ayudar! – sonrió.

Él me ayudó en todo lo que necesité, desde las medicinas, el parto… se convirtió en mi patrón, yo me volví su mano derecha y nos hicimos los mejores amigos.

(FIN DEL FLASHBACK)

Por esa razón le era fiel a los Montgomery, ya que ellos habían sido mi familia. No me explico como ahora Brad quería destrozar a alguien que era parte de ella. ¡No! Esto era más que serio, tal vez mi hijo en realidad se había enamorado de ella, pero a la negativa de parte de Diana y al amor incondicional que le tiene a Kev, mi hijo no quería perder. Tenía que hacer algo, pero ¿Acaso sería capaz de entregar a mi propia sangre?

            -¿Por qué Brad es así? – Preguntó Rodriguez – Tú y tu esposa siempre fueron personas de bien. No me explico porque tú hijo no es de la misma forma.
            -Desgraciadamente, la genética es muy poderosa. – dije lamentándome, recordado al padre de Eleonor que había sido una de mis peores pesadillas.
Pero esa, es otra historia.

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(DIANA)

Oliver salió de mi habitación llorando, y yo no ya no quería saber nada del tema.
Yo sabía que por nada del mundo dejaría a Kev. Era el amor de mi vida, y el único con el que podría estar.

Me sentía rara, pero a la vez relajada por que en sí, Oliver estaba resignado a ser solo amigos, y me había pedido que no estuviera enojada con Kevin.

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Desperté… me había quedado dormida. Eran las 9:30 de la noche. No se escuchaba ningún sonido ni nada por el estilo.

Abrí la puerta y la casa estaba en penumbras. Cuando iba bajando las escaleras, noté que mi madre, los tíos Jonas, Billy,  junto con John (Stamper) iban subiendo a una camioneta. A lo que pude notar, iban muy elegantes.
Bajé rápidamente y fui directamente a una pizarra que teníamos en el comedor (para poner recados o algo por el estilo) y decía en letras rojas con pintarrón: Iremos a la cena de caridad a las afueras de Cameron. Hay de cenar en el refrigerador. Xoxo

Claro, la cena de caridad. Se supone que yo tenía que ir pero al parecer todos se percataron de que estaba dormida y decidieron irse.  Además, no tenía ganas de ir por el ánimo de perros que traigo. Después, a lado de ese mensaje, había otro, más pequeño, pero con letras negras, así que lo leí.
Estaremos en la taberna. Llegaremos tarde, pero llegaremos. Andrew, Oliver, Mark e Isaac.

Estos tipos buscaban cualquier momento para irse a beber. Seguí en penumbras, porque no tenía humor para prender la luz. En fin, yo solo tomaría algo de la nevera y me iría a mi habitación a deprimir una vez más.

Cuanto ya entro a la cocina, volteo hacia la ventana y veo que Alice y Joe están en el jardín a lado de la piscina recostados mirando las estrellas.

Honestamente, no creí que la  pareja que llegaría a ya casi dos meses. Estaba feliz por ellos y podría notar que se querían mucho, y que esto era de verdad. Que Joe por fin había encontrado a alguien que lo domara (Y gracias a Dios le daba por qué hubiera pasado esto).
Quería que Joe encontrara el amor por fin y estuviera quieto en cuestión de mujeres. Porque honestamente no quería que tuviera “líos de faldas” una vez más.

No quería irrumpir aquel momento que tenían, así que mejor solo tomé la rebanada de pastel que quedaba en el refractario, y como no se dieron cuenta de que estaba en la cocina por qué no prendí la luz.

De repente escuché ruidos. Volteé con un cuchillo en mano por si había peligro, pero noté que no era tal cosa. Era Kev que estaba recargado en el pilar mirándome.

            -Perdón, ¡No era mi intención asustarte! – Dijo con voz apagada – solo vine por algo de comer.

No me miraba, solo se dedicó a abrir la nevera y agarrar lo necesario para hacer un sándwich.
Yo no sabía qué hacer. Tenía muchas ganas de avanzarme y besarlo como loca, hasta quedarme sin respiración.

Ahora más que nunca me fijaba en toda su estructura. Su cabello color ocre y rizado, algo que adoraba acariciar cada vez que la acostaba en mis piernas. Su espalda ancha marcada por el GYM, esos brazos que a pesar de no estar muy marcados, eran fuertes y precisos; pero creo que lo sobresaliente de esto, era que tenía un trasero colosal. ¿Cómo era posible que yo estuviera enojada con este monumental hombre? Que a pesar de todo, me quiere y que se pone celoso porque teme a perderme.

Preparó su comida en menos de 2 minutos, guardó todo, tomó una soda y salió de la cocina con su comida en mano sin decir ni una sola palabra. Sabia cual era la táctica.
Kev sabía que si yo estaba enojada, que lo más pertinente era ni siquiera dirigirme la palabra.

Escuché que la puerta de su habitación había sido cerrada. Por un segundo, pensé lo que iba a ser.

Tome mi comida y subí, pero creo que ya mi destino, no sería precisamente mi cuarto.

(KEVIN)

Me dolió mucho no dirigirle la palabra en ese momento, así que solo preparé mi sándwich y subí a mi habitación con el fin de ver una película o algo por el estilo.

Mi cuerpo pedía tenerla entre mis brazos y besarla sin control, pero ¿Cómo lo iba a hacer si ella estaba muy molesta conmigo? Lo único bueno de este día, creo que fue que Oliver decidió llevar la fiesta en paz.

Tocaron a la puerta de la misma forma que la toca Joe, seguro venia por una frazada. Así que puse la comida en la mesa de noche a lado de mi cama y abrí la puerta, encontrándome con una pequeña, extraña y maravillosa sorpresa.

            -¿Puedo pasar? – preguntó Diana con su pedazo de pastel en la mano y mirándome a los ojos con un signo de tristeza. ¿Cómo negarme ante esos lindos ojos?
            -¡Claro! – respondí. Ella entró mientras yo cerré la puerta.
            -¿Qué estás viendo? – preguntó sentándose en la cama de Joe con las piernas extendidas y recargada en la cabecera de la misma de forma despreocupada.
            -A penas iba a ver que había en la TV – respondí mientras ella se llevaba un bocado del pastel de chocolate.

Me senté en mi cama con la facha de que pondría a buscar que ver, pero en realidad me sentía intrigado por su presencia. ¿Por qué había venido? ¿Por qué me trata como si no hubiera pasado nada? ahí estaba ella, en la cama de mi hermano menor, comiendo paste de chocolate. Con ganas de saltarle encima y besarla.

La aventura por los canales terminó en MTV, estábamos viendo videos y comiendo. Le di un mordisco a mi comida, imaginando que eran sus labios. ¡Esto era una tortura para mí!

(DIANA)

Ahí estábamos, en la misma habitación. El reloj marcaba las 10:03 p.m. sabía que los demás subirían como eso de 15 o 20 minutos.

Dejé el pastel en la cama y me puse de pie. Le quité la soda y el sándwich de ambas manos a Kevin…

            -¡Hey! – Se quejó mirándome sin saber que pasaba – me subí en sus piernas y le cerré la boca con un beso en los labios. No lo  resistí más, tenía que hacerlo.

(KEVIN)

Ya había tragado el bocado para cuando sentí que se subía a mis piernas y me besaba con una desesperación y una necesidad increíble.

            -¡Perdón! – Me decía entre besos - ¡Perdóname por haber sido irracional contigo!
            -Tú no tienes por qué pedirme perdón – paramos por un segundo, y la miré directamente a los ojos - ¡Yo fui el idiota que se puso celoso de alguien que jamás en la vida te fijarías! ¡Perdóname! – su nariz y la mia estaban juntas, sus manos en mi cuello, mientras las mías en su cintura.
            -De algo si estoy segura. ¡No te cambiaria por nadie en el mundo! Ni siquiera por un Jonas! – exclamó.
            -Pero soy un Jonas – alcé la ceja.
            -Mucho mejor para mi – sonrió. Me mató con eso, así que decidí besarla. Era tan exquisito sentirla de esta forma. Parecía que nos estábamos besando como si el mismo mundo se fuera acabar en ese momento.

(DIANA)

¡Por Dios! Sus besos me estaban matando de tal manera que pedía que no lo dejara de hacer. Poco a poco hice que se fuera acostando en la cama y yo quedar encima de él. Aun no estaba consciente de lo que estaba haciendo, pero lo único que sabía es que no quería parar.

Kevin se dio vuelta y quedó encima de mí, besándome de forma tan ilegal que derretía. Sus besos fueron bajando por mis mejilla, oreja, cuello… ¡Por favor!

(KEVIN)

Sentí sus manos desabrochar mi camisa mientras la mía levantaba un poco la suya. Me mordía los labios de forma tan excitante y sin cesura. No podía parar de acariciarla. Cuando quedé sin camisa, expuesta ante ella, la aferré a mi pecho sin dejarla de besar, mientras mis manos vagaban por sus piernas aun cubiertas por mezclilla.

Pero de repente, me vino a la mente de lo que estaba haciendo. Aun estaba a tiempo de parar esta locura. No era el momento y el lugar adecuado para poder hacer lo que ambos pedíamos a gritos.

            -¡Espera! – dijimos los dos al mismo tiempo.

(NARRADOR)

Ambos jóvenes frenaron a la locura que estaban haciendo. Agitados se miraron a los ojos. Kevin quería hacerla suya, Diana no pondría resistencia, pero ambos tuvieron un momento de conciencia.

            -¡Aquí no podemos hacerlo! Es la casa de mis padres y la respeto. – le dijo agitada.
            -Además, esta sería la primera vez. Debe de ser en un lugar especial – respondió Kev acariciándole el cabello. Se quitó de encima y ambos se sentaron en la cama.
Diana le pasó la camisa a Kev estaba en el suelo y este rápidamente se cubrió.

            -Si estuviéramos en otro lado, creo que no nos hubiéramos detenido – dijo Di acomodándose el cabello.
            -¡Créeme! Eso jamás hubiera pasado – sonrió Kev mirándola a los ojos.
            -Creo que esta reconciliación te agradó bastante Mr. Jonas.
            -¡No creo que te quedes atrás Miss Montgomery! – y la besó en los labios.

Poco a poco Kev se fue abrochando la camisa, mientas Diana se acomodó la blusa, ya que su novio la había descubrieron un poco del abdomen.

            -Espero que para la siguiente, te salgas con la tuya.
            -¿Eso quieres? – alzó la ceja comiendo pastel la chica de facciones latinas.
            -¡Creo que si me gustaría! – coqueteó. – ya que sería mágico para ambos.

Terminada la comida, ambos se acostaron en la cama abrazados mirando la TV, después los chicos conversaron un poco acerca de ellos y de las tonterías que jamás volverían a pelear.
Diana poco a poco se iba quedando dormida, pero alcanzó a escuchar la palabra que su novio le dijo.
            -¡Te amo Di! – ella abrió los ojos mirándolo
            -¿De verdad?
            -Si no lo hiciera, no estuviera dispuesto a estar el resto de mi vida contigo y entregarte el anillo de pureza. De tener una familia, de ser felices para toda la vida.

Ambos se besaron, y ella correspondió.
            -¡Yo también te amo! A pesar de que eres un celoso, así te amo. – sonrió tan feliz porque tenía miedo a que ella no lo amara, que simplemente lo quería, pero esto fue la clave de la noche.

Quedaron abrazados. Ella recostada en su pecho, abrazando su cintura, mientras el abrazaba la de ella con ambas manos hasta que quedaron vencidos por el sueño.
Estaban felices por ya no estar peleados, de haber experimentado algo nuevo, pero lo más importante era de que ambos sabían que el “Te amo” era reciproco.


Unos minutos después de que se habían quedado a dormidos, llegó Joe con el fin de tomar su toalla y darse una ducha antes de acostarse. Volteó hacia la cama de su hermano de reojo y lo vio dormido, pero se percató de que algo no estaba bien. ¡Había dos personas en la cama de Kevin! Miró con atención y finalmente vio el rostro de su mejor amiga, que estaba abrazada y siendo abrazada por su hermano mayor. En vez de alarmarse, despertarlos o algo así, el rostro de Joe se iluminó con una sonrisa de satisfacción.

Salió de la habitación de forma sigilosa, y llegó a la habitación de Alice y Di.

Tocó la puerta, y su novia abrió.
            -¿Qué pasa? – ya con pijama puesta.
            -¡No me vas a creer lo que hay en mi cuarto!

Los dos estaban en la puerta mirando este enternecedor momento entre Kev y Di.

            -¡Sabia que no tardarían en reconciliarse! – sonrió Alice muy satisfecha.
            -¡Están locos uno por el otro! No podría ser posible que estuvieran molestos todo el tiempo.
            -¿Crees que sea conveniente que tomes a Di y la lleves a la habitación?
            -No me gustaría despertarlos. ¡Se ven tan lindos!
            -¿Estas utilizando la palabra “lindos”? – se burló Alice.
            -Contradícelo. ¡Se ven lindos! ¡Creo que Di dormirá con nosotros el día de hoy, a menos de que quieras darme asilo en su habitación! – pasó la mano por la cintura de su novia, coqueteó de tal forma que a ella le temblaron las piernas.

            -¡Claro que no! Tú te quedas a dormir en tu habitación, yo en la mía. – pero se moría de ganas por decirle todo lo contrario.
Pero ambos sabían en casa ajena seria una desconsideración a la confianza que tenían los padres de todos que les tenían.

Al ver que aun era temprano para ir a dormir, y que no había atención paterna en ese momento, decidieron bajar a la sala para esperar a Nick y así, evitar que nuestros dos amigos despertaran de un sueño que a simple vista se podría notar que les gustaba compartir.

Hasta aquí mis lector@s. Como pueden notar, las cosas “están mejor” y lo pongo entre comillas porque aun las cosas están fuera de su sitio.

¿Qué pasará entre Nick y Jaz? ¿Oficialmente novios?
¿Qué plan es el que perjudicará a los Jonas?
¿John tendrá el valor para poner a su hijo en su lugar?
 
Todo esto y mucho más en la siguiente entrega…
No te pierdas el próximo capítulo de tu novela favorita “LOVE YOU OUT LOUD”


Pero antes que nada ¡TE INVITO A COMENTAR!

RECUERDEN QUE DE ESO VIVO.

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UN BESO A TOD@S.
GRACIAS TRIPULACIÓN. TOD@S SOMOS #ARENITACREW


4 comentarios:

  1. Mariam por Dios como lo dejas hasta aqui casi me da un infarto yo queria seguir leyendo :( GENIAL genial buenisimo el capitulo, cada vez se pone mejor... espero la proxima entrega... que sea pronto por favor #siparezcodesesperadalosiento hahahaha naahh tomate tu tiempo, pero no dejes de escribir :))
    xoxo

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  2. ow :3 re lindos
    haha "trasero colosal" okya xD
    me gusto mucho n.n muero de ganas por el siguente ;D

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  3. ME ENCANTAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA! SACA A BRAD DE LA NOVELA, ARRUINA TODO LO PERFECTO (?
    SIGUELA SISTER, EXCELENTE. xx

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  4. Perdón me ausente un poco :( Pero que capitulo en serio muerooo!! Woahh Para la otra no hay salida Kevin jaja. Que tiernos son Jazmin y Nick me encanto. Aagggg! estoy harta de Brad ya acéptalo no obtendrás lo que quieres. Exelente como siempre!! :D.
    Atte: Diana Laura :)

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