Love You Out Loud (Cap 30)

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El forzar las cosas puede tener dos resultados:

Win or Lose

Nota: En NYC hay una hora de diferencia de Dallas. Ejemplo: NYC 5:30 – Dallas 4:30.

Dallas Texas.

Departamento:

            -¿Has visto mi teléfono? – preguntó Di (que estaba envuelta en toalla porque se se acababa de salir de duchar después de un día agitado en el trabajo)

            -No, tal vez lo dejaste en la cocina cuando llegaste – le dijo Alice que se ponía los aretes y estaba a punto de salir a llevar unos papeles a la oficina postal.

            -Bueno, de todos modos no lo ocupo mucho. ¿Ya te vas verdad?

            -Si, tengo que enviar esto a Austin antes de que sean las 5. No sé como a mi padre se le ocurrió dejarme en el portafolio las escrituras de la casa siendo que los necesita.

            -Tal vez se le pasó. Anda llévaselos y para ir por algo para la cena. Mientas me daré una ducha. Y de paso, le mandas esto a mi madre – se agachó debajo de la cama para buscar su cajita de recuerdos donde tenía guardada una carta y el arma pequeña que su Billy le había echado a la maleta con el fin de protección (ya saben cómo es Billy de sobreprotector).

            -Me parece bien. En un momento regreso. Iré a al servicio postal e iremos en búsqueda de comida. – dejo la caja en el cajón de su mesa de noche.

            -Lo dices como si fuéramos a cazar – bromeó Di entrando al baño de nuevo.

Alice soltó la carcajada. Salió a la cocina y ahí vio el celular.

            -¡Aquí está el celular! Te lo dejo la barra – gritó para que Diana escuchara.

Seguido de esto, salió del departamento.

Pero lo que no imaginó es que mientras ellas habían estado en la habitación conversando, alguien con una táctica de ladrón había entrado a su hogar.

El celular recibió una llamada, pero como estaba en modo “silencio” solo vibró mostrando el número telefónico. Era Kevin que llamaba en ese instante.

Pero al sonar la segunda vez, el tipo tomó el celular y desvió la llamada, apagándolo por completo y poniéndolo en su bolsillo.

La secadora de cabello rugía haciendo que sus pasos en si fueran silenciosos. La puerta estaba medio abierta y se podía notar que Di estaba frente al espejo secándose su cabellera larga y castaña con la secadora (valga la reanudación).

Ya llevaba un cómodo short y una camisa de tirantes mostrando lo linda que podría llegar a ser con la ropa más sencilla del mundo.

Brad se sentía afortunada ver a la mujer que tanto lo volvía loco de esa manera. Lo que más adoraba de ella en su físico, era “el trasero atlético” que causaban sus ganas de palmearlo. Pero jamás había tenido la oportunidad, ni siquiera por accidente, ya que ella procuraba alejarse de él con tal de no tener interacción.

A pesar de que en aquel viaje de “shopping” que hicieron a Austin y este los llevó, Di pretendió llevar la fiesta en paz como el lector se dio cuenta… pero ella simplemente pretendía ser amable a pesar de la pelea que tuvo Kev por sus celos.

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            Alice iba caminando por la calle, de hecho iba llegando al servicio postal que estaba a 7 manzanas de su casa. En ese instante, su celular sonó, se detuvo haciéndose un lado para no estorbar y contesto, era su padre desde Austin.

            -¡Hola!

            -Hija, se me olvidó preguntarte ¿Ya me enviarás los documentos? 

            -Si, de hecho ya estoy aquí afuera del servicio postal para enviártelos.

            -¿Y te llevaste las patentes?

            -¿De qué hablas?

La llamada siguió con algunas maldiciones y regaños. Pero era obvio que Alice tenía que regresar al departamento.

            -¡Maldita sea!

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Finalmente su cabello quedó medio seco, pero lo suficiente para no esponjarse. Ahora sí, Diana decidía a ir por su celular, abrió la puerta sin encontrar nada o a alguien a su paso.

Caminó a la cocina directamente a la barra, en donde se supone que Alice le había dejado no había nada.

            -¡Esta perra tal vez lo escondió! Pero ya verá cuando regrese. – se volteó a la nevera para tomar un jugo de naranja. Pero en ese instante el rechinido de una silla, la hiso volverse a la barra, viendo a un hombre tomando una manzana del frutero sentado y observándola de pies a cabeza.

 

            -¡Tal como me gusta verte! Tan natural y sensual.

Ella de la sorpresa no podía articular bien las palabras.

            -¡Finalmente estamos solos! – agregó él sin dejarla de mirar de esa forma enferma que pretendía ser provocativa.

            -Que… que… ¿Qué demonios haces aquí? – finalmente Diana reaccionó pegándose al refrigerador con pánico.

            -¿Qué no es obvio? Vine por lo que es mío. ¡Tú mi vida!

(KEVIN)

Diana no contestaba y yo estaba que no sabía qué hacer. Elizabeth estaba que se moría de risa por mi expresión del rostro.

 

            -¿Creíste que era la chica perfecta? – Seguía burlándose - ¡Por favor! A leguas se le nota que es una zorra.

En ese momento, entro Joe.

            -¡Vaya! Otro que se une a la fiesta – se rió más alto.

            -¿Qué hace esta puta aquí?

            -¡Más respeto mocoso!

            -¿Respeto? Por los muertos. Para mí, siempre serás una puta.

Lo miré como si fuera mi esperanza.

            -Diana no contesta a su celular.

            -¿De verdad?

            -Es obvio que esta con otro – dijo ella.

            -¿QUIERES CERRAR LA BOCA? – grité enfurecido.

Joe comenzó a marcarle. Nada.

            -Espera… le marcaré a Alice.

            -¿Tu noviecita? ¿Para qué? ¿Qué podría hacer desde Austin?

            -Ella no está en Austin estúpida, está en Dallas con Diana – la cara de Elizabeth se volvió pálida. Como si algo hubiera salido mal, pero no dijo nada. solo comenzó a mover de forma nerviosa.

 

            -No contesta – dijo Joe apurado.

            -¡Otra puta! – agregó con suspiro de alivio.

            -Te voy a decir algo Russo – me puse frente a ella y la señalaba con el dedo furioso – Si le pasa algo a Diana, te juro que me haré cargo de que seas la única responsable de esto.

Entro Nick a la sala.

            -Jazmin me acaba de llamar – dijo muy angustiado – Encontraron la dirección del departamento de Diana en Dallas en la habitación de Brad. – Creen que irá a buscar a las chicas.

Todos nos quedamos helados.

Un pánico enorme se compenetró con todo mi cuerpo. Ahora más que nunca, temía por perderla.

(NARRADOR)

En Cameron, llamaron rápidamente a la policía, Emilia estaba desesperada mientras Billy hacia una llamada directamente con el Sheriff que se encargó de llamar a la policía en Dallas.

            -¡Tenemos que ir a Dallas! – decía Emilia con las lagrimas en los ojos.

            - Tenemos que esperar que la policía nos diga algo.

Pero ella no le importó, corrió hacia el garaje con las llaves en mano de la Jeep sin importante lo demás.

Su hijo mayor la siguió por que su madre no sabía conducir en carretera.

            -¡Por favor mamá! No sabes conducir. 

            -¡NO ME IMPORTA! QUIERO ESTAR CON MI HIJA. ¿SABES QUÉ PASARÍA SI LA PERDEMOS? TU PADRE JAMÁS PERMITIRIA QUE LE PASARA ALGO.

Estaba desesperada, así que Billy no lo dudó, tomó la Jeep. Pero comenzó a hacer llamadas.

-¿Qué haces? – preguntó Emilia.

-¿Qué no es obvio? En auto no podremos hacer mucho, pero en cambio con un jet si.

Con eso bastó para que Emilia respirada, mientras su hijo movía cielo, mar y tierra a través de su celular para poder conseguir un jet en el airpark.

Como si pudiera llegar a tiempo y evitar una desgracia. John no se quedó atrás, pues de inmediato tomó una de las camionetas y se fue detrás de ellos. No quería que nada malo le pasara a Diana, y tampoco que su hijo cometiera una locura.

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DALLAS

            -¿Qué no te diste por bien servido lo que me hiciste? – Preguntó ella tratando de sonar segura de sí misma aunque temblaba de miedo ante la mirada enferma de Brad – Por poco se matan Kevin y Oliver.

            -Pues le hubieran hecho un favor a la humanidad. ¿Crees que ese tal Jonas es un verdadero hombre? Es demasiado inocente e ingenuo. ¿Por qué crees que te digo que necesitas a alguien como yo? Alguien que ha visto la vida de mil formas… alguien que de verdad puede ofrecerte la experiencia que te encanta.

            -¿Cómo tú? – Ella se carcajeó – ¡Por favor! ¿Cómo querer a alguien que juega sucio para obtener lo que quiere? Te he sabido tantas cosas que me dan asco. Cuando fuimos a Austin ¡Creí que te juzgaba mal! Pero ahora me doy cuenta de la clase de mierda que eres.

            -¡Me encantas cada vez que maldices! Eres tan suculenta, que me dan ganas de destrozar esa camisa y hacerte mía.

            -¿Eso quieres de mi? Entiende que yo le pertenezco a otra persona, alguien que vale más la pena que tú. Yo no sé qué pretendes, por que hagas lo que hagas, jamás dejaría a de amar a Kev.

            -¿Eso crees? – se levantó de la silla, dejando la manzana en la barra, y pretendió acercarse a ella, pero Di se alejó quedando detrás de la barra. – lo que necesitas es un verdadero hombre. Alguien que te cuide y te haga sentir como nadie.

            -De verdad que has perdido la cabeza – caminaba tratando de alejarse de él, pretendiendo hacer un giro de 360° para poderse refugiar en su habitación y pedir ayuda. Pero en ese momento, tratando de pensar con cabeza fría, comenzó a idear como podria salir de esta, siguiendo el propio juego de Brad.

            -Diana… yo puedo darte lo que necesitas. Estoy enamorado de ti. ¿Qué no lo puedes entender?

Ella se quedó paralizada. Brad Stamper le estaba  diciendo que la quería.      

            -Solo estas obsesionado conmigo. ¡Tú no sabes que es querer!

            -¡CLARO QUE SI! – Chilló – YO TE AMO, Y ERES MIA Y DE NADIE MÁS – una vez más, se quiso acercar a ella, pero no se dejo.

Corrió hacia su habitación y de forma sorprendente, cerró la puerta antes de que Brad pudiera ponerle una mano encima.

            -¡ABRE LA MALDITA PUERTA! – gritaba como loco, así que comenzó a lanzarse contra de la misma, queriéndola tirar, mientras Diana pedía desesperadamente poder evitar una catástrofe con su persona.

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Alice iba maldiciendo por la calle, pensando en las groserías que en este momento podría decirle a su padre por hacerla regresar al departamento. La oficina postal cerraría en menos de una hora y todavía se daba el lujo de llamar pidiendo papeles.

Un alto detuvo su molesto caminar y sintió que dentro de la bolsa vibraba algo. Buscó y buscó, pero por la misma molestia no podía encontrar su celular. Hasta que finalmente lo encontró casi al fondo. Vio y encontró 30 llamadas perdidas…

            -¿Qué demonios?

Todas eran de Joe, Kevin, Nick, Billy… algo no estaba bien.

Iba a marcar a Joe, cuando de repente, este le marcó.

            -¿Qué pasa Joe? tengo un montón de…

            -¿Dónde está Diana? – preguntó con mucha desesperación.

            -En el departamento ¿Por qué?

            -¿En donde estas?

            -Salí para llevar unos papeles al servicio postal pero voy en camino al departamento de nuevo por qué papá… ¿Qué pasa Joe?

            -Llama a la policía. Creemos que Brad esta en Dallas… en el departamento de ustedes. Encontraron la dirección de donde están en el cuarto de Brad.

La piel se le puso de gallina de tan solo pensar que Diana se había quedado sola.

Colgó y se fue corriendo sin pensar al departamento. No le faltaban más de 3 manzanas, pero pedía a Dios que no pasara nada.

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Todo el mundo en NYC estaba vuelto loco. Kevin estaba desesperado llamando al departamento de policía de Dallas pidiendo que fueran al departamento de los Montgomery para asegurarse de que ella estaba bien.

            -Alice va en camino al departamento – dijo Joe después de haber colgado.

            -¿Qué puede hacer ella?

            -Lo que sea pero que no permita que le pase algo a Diana.

            -Billy ya sea en camino – dijo Nick.

            -¿De qué servirá? ¡Están a 4 horas de Dallas!

            -¡Van en jet! Llegaran en menos de media hora. – dijo Frankie tratando de servir de ayuda.

            -¡DE QUE MIERDA SIRVE! – gritó desesperado. Miró el rostro de su hermano menor con los ojos llorosos. Rápidamente se disculpó

            -Perdóname Frank. Pero me siento como si mi vida se acabara. – el pequeño lo comprendió y solo se limitó a darle una abrazo en señal de apoyo y comprensión.

Kevin volteó hacia donde estaba Elizabeth, pero notó que ya no estaba. Aprovechando la confusión, había escabullido del lugar sin dejar rastro con el miedo de ser involucrada.

            -¿Qué pasa? – preguntó Paul llegado - ¡Acabamos de ver a Elizabeth saliendo de la oficina muy apurada.

            -¡Esa maldita! ¡Tienen que buscarla! – explotó Kevin - ¡Esa maldita tiene la culpa de todo esto!

            -Pero ¿De que hablan? ¿Por qué están tan alterados?

            -¡Mamá, Papá! Necesitamos algo de tranquilidad, por que de verdad estamos alterados por esto. – Denise tomó la mano de su esposo, y cuando escuchó las palabras de:

-El imbécil de Brad esta en Dallas, en el departamento de Diana. - Denise por poco se desmaya en brazos de su marido.

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(DIANA)

Estaba recargada en la puerta, sintiendo la furia de Brad contra la puerta que no faltaba mucho para que la tumbara.

Estaba tan asustada que por la desesperación no sabía qué hacer.

            -¡NO PUEDES EVITAR LO QUE TE PASARÁ! – Gritaba como loco - ¡TÚ SERÁS MIA Y DE NADIE MÁS! NADIE TE MERECE MÁS QUE YO.

Había perdido por completo la cabeza, y lo decía con una seguridad enferma, haciéndome sentir un pánico que jamás había experimentado en mi vida.

En ese momento, rezaba porque no entrara y me hiciera daño. Pedía que mi padre estuviera ahí conmigo para defenderme.

Un relámpago pasó por mi mente, como si mi padre me lo hubiera hecho ver o dicho… recordé el arma… miré hacia miré hacia mi mesita de noche. Mi arma que tenía guardada en mi caja de recuerdos. Por un momento pensé que sería una locura tomarla, pero después de escuchar que la madera crujía de manera abrumadora, no lo pensé más corrí hasta la mesita y abrí el cajón buscando mi pistola y las balas.

Cuando pude colocar la 4 bala con mis manos sudorosas, finalmente la puerta fue bruscamente lanzara por los aires, haciéndome gritar.

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(ALICE)

Llegué corriendo de forma despavorida al edificio donde estaba el departamento, y ya había vecinos fuera de sus moradas. Las sirenas de las patrullas ya sonaban en la lejanía.

            -¿Qué pasa allá adentro? – se preguntaban entre sí.

            -¡Será mejor que entren a sus departamentos y llamen a la policía! – decía Otto, el portero que tenía una herida de bala en el hombro tendido en el suelo apoyando la cabeza sobre las piernas de su hija.

Me dirigí a él.

            -¿Qué pasa? – pregunté con lagrimas en los ojos. - ¿Estás bien Otto?

            -¡Alice! – Sonrió – ¡Qué bueno que estas bien! Se han escuchado gritos que provienen de tu departamento. ¿Diana está ahí?

            -Sí, pero ¿Quién demonios entró?

            -Era un tipo que al momento de que le negué la entrada, me apuntó con una pistola que tenia “!silenciador” y disparó – señaló su herida que realmente se veía horrible. – ¡Parece que el tipo esta fuera de sí! Se escuchan golpes como si quisiera tumbar una puerta.

De repente, los gritos y los golpes se escuchaban por todo el edificio. Eran gritos desesperados pidiendo auxilio.

            -¡Tengo que entrar! – dije decidida, pero los vecinos no querían que yo me arriesgara.

            -¡La policía viene en camino! – dijo un vecino.

            -Debemos esperar. – Agregó una mujer embarazada – o si no, este loco podría matarnos a todos.

Me importó muy poco lo que dijo, así que corrí por las escaleras, pero fui perseguida por varios vecinos… cuando estuvimos a un piso de llegar, me alcanzaron tomándome fuertemente, inmovilizándome por completo.

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(DIANA)

Brad estaba frente a mi cegado por la locura y la lujuria. Ese hombre estaba decidido en hacerme algo, lo podía sentir. Pero están de acuerdo que primero muerta antes de que me hiciera algo el tipo.

            -¡Por favor Brad! Sé razonable – traté de dialogar.

            -¿Razonable? ¿De qué hablas Diana? ¿Cómo quieres que razone si eres insoportablemente candente? – quiso  acercase, pero yo fui más rápida apuntándolo con mi arma.

            -¡Te lo advierto Brad! – tenía ya lagrimas en los ojos de la desesperación.

            -¿Ves? Es por eso que me encantas… Siempre haces cosas que jamás nadie puede imaginar. ¡Eres tan diferente! Tan impredecible… Eres tan diferente a Elizabeth…

            -¿De qué hablas? ¿De qué Elizabeth me estás hablando?

            -¿Qué no adivinas? La que Kevin dejó por ti. La que fue mi amante antes de que llegaras. – me quedé boquiabierta.

            -Ahora entiendo todo ¿Tú eras el tipo que entraba con ella al motel en aquella foto de los paparazzi?

            -Desgraciadamente así es… pero ella es totalmente una puta; pero tú – sonrió con malicia, desnudándome con la mirada - ¡Tu eres más sublime que ella! tan pura y llena de bondad… Todo lo contrario a ella… a mí, y tal vez has de decir que por esa razón no te merezco, pero tú mi amor ¡Eres mi complemento! ¡La mujer que me pertenece! Con la que me quiero acostar todos los días de mi vida.

Esas cosas me daban tanto asco…

            -¿Qué parte de “Amo a Kevin” no entiendes? – le dije arriesgándome.

Y en ese momento, sacó un arma de su cinturón, apuntándome. La pistola tenía silenciador.

            -¡No lo vuelvas a decir Diana Laura! Porque si no, tendré que ser malo contigo. – estaba acorralada. Tenía un arma con más calibre que el mío. Parecía que todo esto había llegado a su fin…

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(NARRADOR)

Y tenemos noticias de último minuto… ­- decía el presentador de noticias por televisión que interrumpió la programación normal. – Nos fue informado que policía de Texas esta en estos precisos momentos rodeando uno de los suburbios céntricos de Dallas ya que ha sido víctima de terror… Pues un hombre no identificado hasta el momento entro a un condominio de Alcalde Street con un arma de fuego. Se presume que el individuo ha entrado al que es propiedad de la veterinaria Diana Montgomery, hija de un fallecido e importante terrateniente de Cameron en este mismo estado. Cabe destacar que la joven es mejor conocida como la novia de Kevin Jonas, integrante mayor de la afamada  banda “Jonas Brothers” que actualmente se encuentra en New York.

Los nervios consumían a la familia Jonas que se negaban a quedarse con los brazos cruzados.

            -He llamado a casa – dijo Denise angustiada – Emilia, Billy y Tom buscaron la forma de irse en jet a Dallas.

            -¡Dios mío! Espero que no pase una desgracia y Diana se pueda defender – Paul estaba muy angustiado, pues no quería que le pasara nada tanto como a Alice como a Di. Canceló todos los compromisos que la banda tenía, pues los chicos se negaron rotundamente a asistir, sabiendo que las chicas estaban en peligro.

Sin perder tiempo, un jet fue rentado por Kevin que acompañado de Joe y Nick se fueron directamente a “LaGuardia Airport” que iría directamente a Dallas.

            -Tengo entendido de que Billy le puso un arma en su cajita de recuerdos – dijo Joe.

            -¡Pues espero que hoy utilice su puntería y mate a ese maldito! – dijo Kevin mirando por la ventanilla. Mientras Nick agregó.

            -Diana no es capaz de matar a nadie. Tal vez lo hiera, pero nada más. Solo espero que no pase una catástrofe.

A pesar de que sabía de que Diana era fuerte y buscaría la forma de librarse de esta, pero aun así, su chica estaba en peligro, algo que jamás podría soportar.

El jet no tardo en despegar, pues el mismo piloto sabía que esto era realmente urgente.

Por lo tanto, Elizabeth Russo había escapado y trataba de llamar a Brad para que saliera del departamento, pero cuando pasó por una tienda donde vendían televisores y vio las noticias, decidió dejar eso por la paz y huir. El plan que creyó que no fallaría, se les escapaba de las manos.

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            -¡Recuerda que tengo una gran puntería Stamper! – Le dijo Diana pretendiendo sonar segura de sí misma – no me tientes a hacerte daño.

            -¿Qué no lo puedes entender? – Este comenzó a llorar - ¿Por qué no puedes entender que te amo con locura? ¡Que eres mi todo!

>>Eres tan imponente que siempre haces lo que se da la gana. Mezclas la dulzura con el orgullo, siendo tu misma. Por eso te amo, porque no eres como las demás como con las que he estado.

-¡Estas acostumbrado a putas! Yo no tengo nada ver con ellas. No soy juguete de nadie, y mucho menos el tuyo. – repuso firmemente Diana sin dejar de apuntarlo.

-¿Ves? – Gritó – ¡Por eso me encantas! Porque a pesar de ser amenazada por una pistola, sigues siendo una arrogando defendiendo lo que eres y tus ideales. ¡Tú y yo somos iguales y por eso estamos destinados a estar juntos!

Diana bramó de forma molesta:

-¡En eso te equivocas! Yo jamás me metería con alguien que ya le pertenece a otra persona. Jamás seguiría a alguien por un capricho absurdo, sabiendo que no lo ama.

Brad al sentir esas palabras directas a su orgullo, le quitó el seguro a la pistola, haciendo que Diana lo imitara a la centésima de segundo.

-¡Tú me amas! Tú no amas a ese estúpido Jonas... ¡AL QUE AMAS, ES A MÍ! – se acercó un poco hasta a donde estaba ella. rápidamente se hiso hacia el balcón con toda la intención.

(DIANA)

Un mar de gente estaba fuera del edificio, que también estaba rodeado de policías. Esto hizo que suspirara de alivio.

Los gritos ahogados de incertidumbre se hicieron presentes cuando notaron que ambos teníamos arma de fuego en las manos.

 

Brad le importó muy poco seguirme, pero al percatarse de que estaba siendo observado…

            -¿QUÉ ES TODO ESO? – gritó furioso.

            -¡LO QUE TE MERECES INFELIZ! – sonreí burlándome de él – Ahora todo el mundo sabe que un loco quiere hacerme daño.

            -¡Yo no te quiero hacer daño! ¡YO SOLO VINE POR LO QUE ES MIO!

            -Pues que yo sepa, nada de aquí te pertenece.

            -¡BRAD STAMPER! – desde abajo, con un megáfono un policía hablaba - ¡Baja el arma y pon las manos en alto!

Ya todo el mundo sabia que era lo que pasaba. La escena era digna de película de acción, solo que aquí, “la dama en peligro” también tenia arma.

Los autos de varias televisoras también estaban ahí, transmitiendo lo que estaba pasando en este momento.

            -¿VES LO QUE CAUSAS? – bramó muy molesto - ¡MEDIO DALLAS ESTA AQUÍ POR TU FALTA DE COOPERACION!

            -¿Y QUÉ DEMONIOS QUIERES QUE COOPERE? ¿A TUS GANAS DE TIRAME EN LA CAMA? ¡ESTAS LOCO! ¡JAMÁS SERIA TUYA NI DE BROMA! – su arma se fue directamente a mi frente, y la mia a su corazón haciendo que desde abajo, los gritos no se hiceran esperar.

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(NARRADOR)

Toda la nación estaba al pendiente de esta noticia gracias a los medios de comunicación.

La historia es realmente “de película” – decía la corresponsal – Estoy aquí en el lugar de los hechos donde se presumía que la veterinaria Diana Montgomery había sido secuestrada en su propio apartamento por su trabajor Brad Stamper. – Los Jonas miraban las noticias por su TV sentados y con las manos juntas, sin hacer nada de ruido.

            -¡Espero que este bien! – dijo Nick.

            -¡Debe de estarlo! ¡Esta armada! – dijo Joe con una botella de cerveza vacia en la mano. Por el mismo nerviosismo, ya tenía 4 cervezas encima mientras  Kevin estaba como león enjaulado sin saber que hacer.

            -¡Ese malnacido me las va a pagar si lo veo!

            -¡Nos la va a pagar ese hijo de perra! – Complementó Joe - ¡No debió meterse con ella! pero debemos confiar de que Diana hará un milagro y saldrá libre de…

Los gritos de la TV interrumpieron su frase.

¡No lo podemos creer! Una figura femenina esta fuera del balcón con una pistola en la mano. Al parecer es Diana que apunta a... ¡Esperen! Hay un hombre ahí con ella. ¡También la esta apuntado! – El suspenso creció, y efectivamente… Diana era la del arma… la imagen decía más que mil palabras, haciendo que Kevin por poco sufriera un paro cardiaco, pero el colmo fue de que Brad con furia, apuntó la cabeza de su novia, mientras ella no se quedó atrás y lo apuntó al pecho.

Parece que Miss Montgomery le ha dicho algo a su agresor, ya que se están apuntado a diferentes partes de su cuerpo.

Hombres y mujeres estaban presenciando aquella escena.

Kevin sintió morir al ver a Diana de esa forma.

            -¡Dios mío! – gritó Nick al borde de las lagrimas. Joe simplemente lo abrazó, aun estando furioso.

            -¡ESE HIJO DE PERRA! ¡LO VOY A MATAR!

Todos creían que era una horrible pesadilla, que quisieran despertar con un solo pellizco. Pero no, esto realmente estaba pasando.

El mayor no podía articular palabras, pues sentía que la iba se le iba.

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Diana no estaba dispuesta a ceder. Y eso lo sabía Brad de antemano, pero se negaba. Habían un sin número de testigos, pero poco le importaba. Lo que más quería era meterla a como diera lugar a la habitación y tirarla a la cama para hacerle el amor como nadie, pero ¿Cómo? Si ella ni siquiera dejaba de apuntarlo, además ella seguía con su postura de no dejar a Kevin por nada del mundo.

            -¿Sabes qué? Esto se resume simple – dijo ella apuntándolo directamente al corazón – Nada ni nadie me hará cambiar mi opinión.

            -¡No sabes lo que dices! – lagrimeó.

            -¡Claro que sé lo que te estoy diciendo! ¡YO AMO A KEVIN! Y eso no va a cambiar por nada del mundo… ni siquiera matándome.

Un relámpago de furia atravesó por todo el cuerpo de Brad. La poca razón que le quedaba fue nubada por la ira y el desprecio. .

            -Si no quieres ser mía… – apuntó firmemente hacia ella – ¡No serás de nadie!

Diana se asustó aun más al escuchar esas palabras. Así que pretendiendo no cerrar los ojos antes su agresor, vio su vida entera pasar. Pero lo más vivo que le vino a la mente, fue a Kevin... El amor de su vida, el único que podría amar.

Disparos se escucharon… haciendo que todo el mundo allá abajo se agachara de forma instintiva.

Las televisoras estaban transmitiendo todo eso en vivo, así que también las detonaciones fueron captadas.

El tiempo curso en cámara lenta. La gente comenzó a gritar… Alice cuando escuchó los disparos se zafó de los que la apresaban para que no le pasara nada. Ahora era lo que menos le importaba.

Los Jonas (tanto los que se quedaron en New York como los que iban en el avión camino a Dallas) escucharon los disparos y sintiendo que el corazón se les salía del pecho.

En Tennessee, Sam estaba siendo abrazado por una de sus amigas que estaban ahí con él (Chicos y chicas) en su dormitorio en la universidad.

            -¡Mi hermana! ¡Mi hermana! – no dejaba de decir con lagrimas en los ojos mientras todos estaban en silencio esperando lo peor.

En el jet donde venia John, Billy y Emilia también estaban viendo la transmisión.

Abrazaba a su madre pretendiendo que no se desmayara de la impresión, pero también él se sentía de lo peor. ¡Su hermanita menor!

John estaba desesperado, pues no sabía si su hijo había cometido una locura, pero tenía claro que no saldría bien librado de esto.

Simplemente se limitó a llevarse las manos al rostro en señal de desesperación.

Un silencio sepulcral con caras de asombro y susto fue lo que envolvió todos los hogares, negocios y oficinas que estaban viendo los noticieros.

Parecía que la tragedia que tanto no quería que pasara… ¡Se había llevado a cabo!

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(NARRADOR)

Las victimas de de los disparos que se llevaron a cabo en el condominio de Alcalde Street, están aquí a 15 minutos del lugar de los hechos en el “Parkland Health & Hospital System” donde serán atendidos. Los familiares de la víctima: Emilia y William Montgomery y el padre del agresor, John Stamper;  han llegado a la par hace ya unos instantes. Es obvio que no quieren dar declaraciones, pues lo importante es saber el estado de salud de ambos.

Se dice que tanto que ambos implicados en este incidente, tienen heridas de gravedad y que fueron llevados a quirófano para tratar de salvar sus vidas.

Emilia estaba que no podía con los nervios, Billy trataba de enterarse de algo, pero le era imposible, ya que casi toda la sala de urgencias se había concentrado en esto. Además, dar informes en estos momentos era prematuro, pues no sabían la gravedad a la cual estaban afrontando.

Dentro del quirófano, sinnúmero de términos médicos se decían entre enfermeras y doctores, pasando instrumentos por todos lados para poder atender a ambas víctimas.

El sonido de un “electrocardiógrafo” comenzó a indicar que algo no estaba bien. Que alguien estaba a punto de tener un paro cardiaco. Las pulsaciones poco a poco descendían sin importar los químicos que se agregaran por medio de intravenosa.

Ni siquiera la desfibrilación (choques eléctricos en el pecho) servía para estabilizar el pulso.

Todo una odisea para mantenerle con vida, pero parecía que todo era inútil. El sonido agudo por 10 minutos era insoportable, hasta que un doctor decidió que pararan de intentar resucitar.

            -Hora de la muerte: 7:15 p.m.

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Hasta aquí mis lectores…

Les recuerdo que estamos a escasos capítulos para que esta historia llegue a su fin, así que les invito a comentar.

Un nuevo proyecto está a la vuelta de la esquina, así que no deben perdérselo.

No te pierdas el próximo capítulo de tu novela favorita “LOVE YOU OUT LOUD”

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UN BESO A TOD@S.

GRACIAS TRIPULACIÓN. TOD@S SOMOS #ARENITACREW