Check Yes Juliet (Cap 12)

Check Yes Juliet (Cap 12)

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Un gesto, una sonrisa… vale más que mil palabras.

Detalles

#Imagina

(JOE)

Caminando por las calles de Milán, sorprendidos del glamour que había por todos lados. Las boutiques más exclusivas ante nuestros ojos. Esto definitivamente era mucho mejor que New York, 5ºta Avenida… obvio que sí. Ok, ok, NY tiene lo suyo.

Era tan increíble el lugar que no me la podía creer, y mucho menos que Juliet estuviera conmigo ahí, comprando.

Siempre hemos sido de ir de compras juntos, ya que ella tiene un excelente gusto. La mayoría de ropa que he comprado durante estos 10 años de amistad, son sugerencias de ella. No es que yo diga que carezco de gusto por la moda, pero he de decir que desde que ella me ayuda a escoger, siempre me he llevado buenas críticas de todos mis conocidos y de la misma prensa en Chicago.

Estábamos en “Galleria Vittorio Emanuele II.[i]” Unos de los edificios tan más hermoso y pintoresco que hay en Milán, llena de historia y de tiendas exclusivas donde había la ropa más genial del mundo.

         -¿Me esperas un segundo? – escuché la voz de July a lado mío después de haberme embobado con la arquitectura de dicho lugar.

         -¿Qué pasa?

         -Necesito ir al baño. Dame un segundo.

Me dejo las bolsas de “Louis Vuitton”, “Channel”, “Dolce & Gabanna” y “Gucci”. ¡Comprábamos como desquiciados!

Que quede esperando precisamente frente a Prada. Sin querer, mientras esperaba, miré un lindo vestido que la verdad, me encantó para ella.

Era negro, muy sencillo, pero la verdad, me fascinó. Así que sin pensarlo 2 veces, entre a la tienda y lo adquirí lo más rápido posible para evitar que viera que había entrado a la tienda, quería darle una sorpresa.

         -¿Lista? – sonreí cuando llegó a los 3 minutos que había salido de la tienda con la bolsa. (Para evitar que la viera, la metí a una de mis bolsas de “Channel” ya que  se lo daría cuando llegáramos al hotel).

Sí, pasaríamos la noche aquí en Milán. Decidimos quedarnos otro día aquí para poder seguir explorando a profundidad, porque aun nos faltaban tiendas que serian nuestras victimas.

-¡Quiero ir a bailar! - me decía mientras metíamos las bolsas en la cajuela del Porsche.

-Supuse que duraríamos hasta mañana aquí. Pero ¿ir a bailar? Eso sí que es nuevo.

Además era sábado, y sabíamos que estar aquí implicaba salir por la noche. Y como que perdernos de la vida nocturna en Milán, sería un pecado.

-¿Tiene algo de malo que quiera divertirme? La noche es joven. - dijo con un tono rebelde que solo escuché en nuestra etapa universitaria.

-¿Acaso Juliet Luca quiere irse de fiesta esta noche?

-Y que mejor que irme con el "fiestero #1 de Chicago" ¿No crees?

        

Bueno, no sonaba nada mal que nos fuéramos esta noche a pasear a algún lugar. Tal vez un club o bar. El chiste era salir esta noche.

Nos dirigimos al “Pierre Milano Hotel” con el fin de hospedarnos, dejar la mercancía recién adquirida y darnos una ducha. Era obvio que iríamos "con todo" a nuestra salida nocturna.

         -Oye – le dije cuando iba a cerrar la puerta que conectaba nuestras habitaciones – ¡Quiero darte algo!

         -¿Qué Joe? – alzó la ceja.

Puse la bolsa de “Channel” encima de la cama, mientras ella se acercó de manera curiosa, como una niña pequeña esperando un regalo.

Saqué la bolsa de “Prada” y se la entregué.

         -¡Ábrela!

Ella alzó la ceja buscando explicaciones. La abrió y sacó el contenido.

         -¡JOE! ¡ESTA HERMOSO! – lo alzó en el aire.

         -¡Sabia que te gustaría! Es muy… muy de tu estilo.

Para cuando dije eso, sentí me rodeo la cintura con sus brazos, dándome un abrazo.

         -¡Eres genial Joe! ¡Muchas gracias! – y me expresó su agradecimiento con un beso en la mejilla. Un beso tan exquisito que daría lo que fuera que durara por siempre.

-Tú siempre sabes lo que quiero. – agregó.

Esas palabras las tomé como un halago. Y era cierto, yo sabía lo que ella quería, la mayoría del tiempo sabía lo que pensaba con solo mirarla. Sus gustos, lo que más le molestaba, su música, su flor, su estación de radio… todo lo sabía de ella.

-¡Creo que si te gustó! - respondí irónico.

-¿Bromeas? ¡Está hermoso! – se separó de mi.

- Bueno, será mejor que vaya a arreglarme, porque ¡Hoy hay fiesta! - me dio otro beso y se fue a su cuarto, dejándome a mí, impregnado de su fragancia y totalmente estúpido por aquel gesto de agradecimiento que había tenido hacia mí.

(ALEX)

Illinois.

Cuando salí huyendo, todo lo que resta del sábado me la pasé en mi escondite. La casa que está cerca de la costa, en Kenwood a pocos minutos al sur de Chicago. Las únicas que conocía la existencia de esa casa eran Mamá y Juliet. Nadie más, así que no había problema.

Lloraba desconsolada, estaba tan confundía. No sabía que pensar; Aquel beso con Nick había sido el momento más increíble que había soñando desde la escuela. Sus labios sabían mucho mejor en mis sueños, sus manos apoderándose de mi cintura, sus bellos ojos cerrados por que disfrutaban de aquel tierno beso que me proporcionaba de manera increíble. ¡NADA MEJOR QUE ESO! Y ahora que se cumplía de la manera más tierna y espontanea, salgo corriendo tal niña asustada por el monstruo del closet. 

¡ESTÚPIDA Y MIL VECES ESTÚPIDA!

Dormí lo suficiente para regresar a Chicago y termine en "Casa Luca". Eran las 3 de la mañana, pero tenía llave y podía entrar a la hora que yo quisiera.

Fui a la que había sido mi habitación, pretendiendo no hacer ruido. Pero al parecer no funcionó.

-¿Alex? - Nana Paz me descubrió.

-¡Nana! ¡Vete a descansar! – ordené.

-¿Qué pasa? ¿Por qué no estás en tu departamento?

-Es que no quiero estar sola, aunque suene irónico sabiendo que vivo sola.

-A mi no me engañas "mi niña". No estás bien, y lo sé porque te conozco desde niña. ¡No puedes engañar a esta pobre negra!

-¡No te digas así! ¡Sabes que odio que te menosprecies!

-Entonces tampoco tú no me menosprecies y dime que sucede. ¡Soy tu nana! Y sabes que siempre cuentas contigo.

Los ojos de Nana no dejaban de mirarme de manera tierna y llena de protección. Sin más que decir, gracias al nudo que se hiso en la garganta corrí y la abracé llorando de impotencia. Ella acariciaba mi cabello y no dejaba de decirme "Ya mi niña, todo saldrá bien".

Hasta que yo le dije la verdad.

-¡Nick me besó! Nana, ¡Nicholas me besó! - sus caricias se paralizaron por un momento.

-¿Hablas en serio?

-¡Si Nana! Nick me besó, y salí huyendo.

-¡Creí que eso era lo que querías mi pequeña! Siempre te ha gustado.

-Sí, pero ahora tengo a dos hombres en la cabeza y no sé qué hacer.

Así es lector@s. No lloraba por qué no me gustara, o porque me agarró de sorpresa. Lloraba de molestia, porque desgraciadamente, Edgar Ortiz se me había metido a la cabeza.

(JOE)

Despues de una buena ducha, me miraba al espejo tratando de buscar algún detalle en mi vestimenta.

Me habia puesto un pantalón de un traje que me había traído de Chicago color negro y una camisa en tinto recién comprada y para rematar, un saco. No me veía mal, al contrario, pensaba para mí mismo "¡Qué galán!".

Pero ese pensamiento desapareció cuando me volví hacia la puerta que conectaba mi habitación a la de ella. Porque sabía que cuando ella cruzara esta habitación, yo me vería horrible en comparación, porque ya sabía la manera que se vestiría. "Una chaparrita muy sexy" decía para mis adentros.

Caminé titubeando hasta la puerta y con ciertos temblores de nerviosismo, toqué la puerta.

-¡July! ¿Estás lista?

-Ammm, no Joe. Dame 10 minutos. ¡Es más! ¿Por qué no me esperas en el bar? Sirve que me pides un Martini.

-¿Ya quiere comenzar a beber? - bromeé.

-Se me antojo. Anda ¿Me esperas allá?

-De acuerdo, pero no tardes.

-Claro que no.

Así pasaron los 10 minutos que me había dicho, así que tomándome mi Chardonnay, le pedí al barman, sabiendo que pronto bajaría.

-Necesito un Martini. Pero ponle un cubo de hielo y 3 aceitunas.

-¡Enseguida señor! - se puso a prepararlo frente a mí. Comencé a jugar con la copa en tono despreocupado, pero la verdad, aun tenía en la mente que mi July se casaría. Pensaba y pensaba en ello...

-¿Le sucede algo señor? - me preguntó el joven frente a mí.

-No, nada. ¡Todo está bien!

-No lo sé señor. Tal vez no sea de mi incumbencia, pero he notado que esta triste.

-¿Acaso eres psicólogo? - pregunté dando un trago.

-Soy estudiante de último grado de psicología, así que si, puede decirse que soy psicólogo.

El muchacho me observaba. Y al parecer, podía confiar en este extraño.

-¿Te has enamorado de tu mejor amiga? - pregunté.

-Suele pasar señor. El ser humano se da cuenta de sus verdaderas emociones hacia alguien cuando pasa algo transcendental. Un viaje, una boda repentina, una muerte...

-¡Woah! Ya entendí. - lo limité a hablar.

-Lo que sí le puedo decir señor, es que no es bueno guardarse esos sentimientos. Se pueden juntar de manera impresionante y causar trastornos. - me dejó la copa de Martini ya preparada.

-Y para ser honestos - decía sin dejar de mirar hacia el frente (detrás de mi) dejaría lo que fuera por una chica así.

Me volví para ver que era a quién estaba mirando y me quedé estupefacto al ver el modelo de belleza que estaba ante nuestros ojos.

Maquillaje discreto, cabello planchado,  en un vestido negro y con un moño rojo en la cintura, mostrando absolutamente todos sus atributos. Y no era cualquier vestido. ¡Era el vestido que yo hoy le había comprado!

Traía en la mano un abrigo Channel que se había comprado el día de hoy en el brazo.

-¡Esa sí que es una mujer! - dijo para que solo yo lo escuchara.

-¿Puedes cerrar la boca? - reclamé entre dientes.

-¿Qué le puedo decir señor? Una chica así jamás pasa desapercibida. - y se alejó de mi, limpiando una copa, pero si, sin dejar de mirar a mi July.

Me levanté de mi asiento para poder recibirla.

-¿Qué tal me veo? ¿No se te hace muy formal? - me preguntó cuando estuvimos frente a frente. Juro que estuve a punto de decirle "¿Estás loca? Eres la mujer más hermosa del mundo. ¡Que no daría por ser tu hombre!". Tantas cosas rondaron por mi mente, hasta que le pude decir.

-¿Formal? Creo que te ves formalmente casual. ¡Me encanta tu vestido!

-¡Claro! Es el que tu me escogiste.

-¡Por eso te digo que me encanta! Es obvio que yo lo escogí.

Me dio un leve golpe en el hombro y sonrió.

Fuimos a la barra y ella tomó su Martini.

-¡Brindemos! - expresó.

-¡Brindemos! - alcé la copa - ¿Por qué brindamos?

-Por estos 10 años de amistad bobo.

-¡Claro! Unos 10 años increíbles. Soportándote...

-¿Tú soportandome? - alzó la ceja.

         -¡Esta bien! Soportándonos – ambos sonreímos y chocamos las copas. Y a pesar de eso, no la dejaba de mirar de arriba hacia abajo... ¡TODA UNA DIOSA!

Después, salimos de ahí en búsqueda de algún lugar para poder disfruta la “dolce vita” en algún sitio de Milán.

(JULIET)

El bailar con Joe siempre ha sido muy divertido. He de decir que nunca he visto a alguien que se mueva come él.

La música inunda el club, chicos de nuestra edad y menores que nosotros bailan con estilo por todo el lugar. El ritmo del DJ italiano te hace que pierdas la noción del tiempo al borde que mezcla sonidos en la torna - mesa y en su computadora.

Después de bailar como desquiciados, fuimos a la barra para que nos sirvieran algo de beber.

-¡Tenia tanto tiempo que no bailaba así! ¡Tú me pones el mal ejemplo! - le dije en voz alta para que me escuchara ya que la música seguía.

-¿Yo? ¡Solo sigo tu ritmo tontita!

El barman nos dio un par de margaritas e hicimos un brindis, para después recargarnos en la barra observando a la juventud bailar.

-¡Que no daría por regresar el tiempo! - dijo divertido.

-¿Acaso ya te sientes viejo?

-Creo que 32 años hablan por sí solos.

En ese momento, la música comenzó a cambiar, y el ritmo se hiso más lento, mientras nosotros no dejábamos de admirar a las jóvenes parejas que se hacían hasta el centro de la pista.

(JOE)

         -Ven ¡Vamos a bailar! – me dijo dejando su copa en la barra.

         -Pero ¡Odias este ritmo! – exclamé más que confundido, y era la verdad, a ella jamás le ha gustado melodías lentas.

         -¡Enséñame a bailar de estas! Además, tengo que ensayar para el “vals de bodas”.

Me había olvidado por completo ese detalle. Como odiaba que aun tenía esa idea en la mente. Así que con todo el dolor de mi corazón, la tomé de la mano, y nos fuimos hasta la pista.

A ritmo de “How I Do Live” (Trisha Yearwood) comenzamos a bailar; Me sentía extraño bailando esta canción con ella, precisamente cuando yo me moría de amor por ella, y sabía que la podía perder.

***MÚSICA DE FONDO***

Ella apoyó su cabeza en mi hombro, hasta que por fin hablé.

         -¿Qué pensaste el día que me conociste? - ¡vaya! Esa pregunta jamás se la había hecho. Jamás le había tomado importancia, pero hoy tenía que saberlo.

         -¿Por qué me preguntas eso? – me miró desconcertada.

         -Bueno, es que cuando nos vimos en la alberca, dijiste que “disfrazaba mi bajo autoestima” – traté de imitarla, haciendo que ella sonriera.

         -¡Te mentí! – dijo.

         -¿Qué? – la miré a los ojos.

         -Digamos que siempre me pareciste bastante “Hot”. – me dio risa que admitiera algo que jamás imaginé.

         -¿Qué querías que te dijera? Estabas de enfadoso y no me dejabas en paz.

         -Es que la verdad, pretendía acostarme contigo.

         -Y entonces ¿Por qué desististe?

Y sin despegarle la vista de sus bellos ojos, dije algo que jamás creí que le diría a alguien.

         -Bueno, ¡es que me gusta tenerte en mi vida! – y ella simplemente sonrió de manera satisfactoria.

(NARRADOR)

Joe estaba que se moría de ganas por decirle la verdad. Parecía que era el momento apropiado.

         -Espero que mañana este abierto en “Casa Della Sposa” tengo tantas ganas de ir a ver los diseños de los vestidos de novia.

El mundo de Joe se volvió a caer de manera impresionante. Y más por lo que le dijo a continuación.

         -Me encantaría que me ayudaras a escoger el vestido.

         -¿Ya lo vas a comprar? – le preguntó asustando.

         -¡Claro que no! Aun es muy pronto. Yo creo que la boda se llevaría a cabo dentro de un par de meses. Quiero planearlo bien, que no haya detalles sin ver. Ya sabes…

         -Ok, eso lo veremos mañana, pero ¡por favor! Hay que disfrutar esta noche de fiesta ¿sí? No hablemos de nada que no sea “diversión”.

Claro está que ella acepto la condición, así que siguieron bailando al ritmo que les pusieran. Pero el rostro de Joe se había descompuesto de tal manera que tenía que esconderlo de una u otra manera.

Mientras tanto:

Madrid, España

Iker caminaba de un lado a otro de su habitación de su piso (así se les conoce los departamentos en España)  en un exclusivo barrio de Alcalá (Media hora de Madrid).

No podía de dejar de pensar en los planes que tenía su padre en contra de la empresa y de la familia Luca.

         -Vas a hacer un hoyo en el suelo tío – exclamó Edgar desde la comodidad de su asiento, cenando algo de comida china.

         -¿Tienes idea de lo que pasará cuando ella sea mi esposa? Todo lo de ella, será mío, y por lo tanto, de papá.

         -¡Eso era lo que querías! ¿O me equivoco?

         -Si, pero era después de conocer bien a Juliet y a su padre. La verdad, no sé que le haya hecho los Luca a nuestro padre. Se me hace ilógico que personas como ellos hagan algo en contra de alguien. Don Robert es el ser más correcto que conozco, y Juliet… bueno…

         -¿No me salgas que ahora si de verdad estas enamorado de ella? – prácticamente aventó el tenedor por un lado.

Iker guardó silencio y se sentó en un sillón con las manos en la cabeza.

         -Edgar, ella es… ella jamás le haría daño a alguien. Es compresiva, sabe escuchar, tenemos tantas cosas en común. Te lo juro, es una mujer difícil de no llegar a amar.

         -Te estás saliendo de contexto. Papá quiere que te cases para que le quites la compañía a su padre. ¡Es todo!

         -¡No me digas que no sientes nada por Alex! He visto que le mandas mensajes por el correo electrónico a cada rato. Así que mejor no digas nada.

         -Esto es diferente. Ella es amiga de la familia…

         -¡Pero es como de la familia Edgar!

         -¡Tranquilo hermano! Tenemos que pensar con la cabeza fría. Tenemos que hacer lo que mi padre requiere. Además ¡por Dios! Tú eres el que siempre ha dicho que los sentimientos en los negocios SON MIERDA.

         -Lo sé, lo sé. Tienes razón. No te preocupes, esto es solo algo pasajero. Me haré esposa y “Luca & Cía.” será nuestra.

         -Así se habla. Y por favor, ¡no vuelvas a decir tonterías!

Ed se fue a dormir, pero Iker seguía en la sala con la botella de vodka en la mano.

Él siempre ha sido la mejor arma de Álvaro para poder conseguir lo que quiere. Fraudes millonarios perfectos, extorsiones colosales en el ámbito político, asesinatos sin resolver por la policía española…

El apellido Ortiz estaba tan manchado de sangre que era difícil que cosas así puedan ser perdonadas por Dios.

         -¿Qué es lo que tendrá mi padre en contra de ellos? – esta es la primera vez que cuestiona las decisiones de su padre.

(JOE)

Ya son las 3 de la mañana, y ¡WOW! Me la he pasado increíble con Juliet. Hemos ido de Pub en Pub a disfrutar de la fiesta. No terminamos ebrios claro está, estamos que conscientes de todo, pero lo que nos estaba matando, era el sueño.

Llegamos a nuestra habitación, y ella rápidamente cayó en el sillón a quitarse los tacones.

        

         -¡Vaya nochecita! – le dije quitándome el saco.

         -¡Sí! Teníamos tanto tiempo sin irnos de fiesta de esa manera. ¡Espera! Iré a quitarme el maquillaje y ponerme el pijama.

Yo también me quitaría la ropa y ponerme también mi pantalón y camisa para poder dormir.

Pasaron exactamente 45 minutos y no regresó. Eso se me hacia extraño, así que fui a ver si estaba bien. Su habitación parecía vacía, pero me percaté que no era así. Ahí estaba ella, tirada en un sillón sin maquillaje y con el pijama puesta. La había vencido el sueño.

Lentamente la levanté del sillón con mis brazos y la llevé hasta su cama. La arropé para evitar que tuviera frío.

Cuando estuve a punto de salir de su habitación.

         -¡Joe! ¡Joe! ¡No me dejes!

Me volví hacia ella corriendo, creyendo que algo malo le pasaba.

         -¿Qué pasa Juliet? – le dije en voz baja.

         -¡No me dejes Joe! ¡Tú me importas! – sudaba de desesperación.

Aun tenía los ojos cerrados, parecía que estaba soñando, y era conmigo.

         -¡Aquí estoy princesa! ¡Todo está bien!

         -¡Quédate conmigo! Por favor. ¡Abrázame! – y la obedecí. Me senté a su lado pasando mi brazo por su cabeza. Quedé recargado en la cabezera de la cama. Ella aun dormida, comenzó a poner su cabeza sobre mi vientre, hasta llegar a mi pecho. Se quedó muy quieta, hasta que dijo entre sueños.

         -Joe, no me dejes sola ¡jamás!

         -Jamás haría eso hermosa. – le besé el cabello, mientras se acurrucaba en mi.

Les juro que no sabía exactamente lo que pasaba, pero era lo que menos me importaba.

Mi July soñaba conmigo y no quería que la dejara.

Eso me bastaba para sobrevivir.

[1] http://es.wikipedia.org/wiki/Galer%C3%ADa_V%C3%ADctor_Manuel_II

Hasta aquí damas y caballeros.

Aun falta lo mejor, asi que no dejen de comentar.

Gracias tripulación… TODAS SOMOS #ArenitaCrew